Adicciones
Cuentan en los informativos como si fuera una noticia excepcional que ha surgido la alarma en Corea del Sur porque una desmesurada cantidad de adolescentes padece adicci¨®n a los tel¨¦fonos m¨®viles y a esa cosa en la que al parecer est¨¢ contenido el universo y el remedio para todas las necesidades humanas llamada smartphone.Aseguran que va a haber trabajo masivo para psic¨®logos y profesores, aunque imagino que puede establecerse entre enfermos y terapeutas no ya empat¨ªa sino solidaridad absoluta al compartir el mismo problema. Dicen las enganchadas criaturas que el tel¨¦fono les acompa?a siempre, que es lo primero que miran al despertarse y lo ¨²ltimo al dormirse y, por supuesto, que tambi¨¦n va con ellos en las funciones ¨ªntimas que se desarrollan en el ba?o. Cuando alguno medianamente l¨²cido ha intentado prescindir de ese aparato durante unas horas el s¨ªndrome de abstinencia ha sido insoportable.
?Y no comprendo que otorguen tratamiento de noticia al cuelgue de los coreanitos con los tel¨¦fonos ?inteligentes? No necesitan desplazarse a geograf¨ªas tan lejanas para constatar un fen¨®meno universal. Tengo amigos muy bien educados con los que comparto algo tan presuntamente relajante y comunicativo como juntarse para cenar en un restaurante y que est¨¢n todo el rato pendientes de lo que aparece en la pantalla del puto tel¨¦fono, env¨ªan y reciben mensajes, en fin. Ante mi mosqueo me cuentan que esa extenuante actividad est¨¢ relacionada con el trabajo. De acuerdo: son periodistas. Pero si desv¨ªo mi estupefacta mirada hacia las mesas de al lado descubro que hay cantidad de personal haciendo lo mismo, e imagino que pertenecen a todo tipo de profesiones. O a lo peor, alguno est¨¢ en el paro. Se supone que esos aparatos les proporcionan placer, alivio, conocimiento o alimento espiritual. ?Qui¨¦n soy yo, exadicto a tantas cosas, con tendencias politoxic¨®manas, para criticar a los que viven pendientes de esos artilugios? Que cada uno se divierta como quiera, o como pueda.
Mi maravilloso ahijado me pidi¨® un iPhone como el de su pap¨¢ en su cuarto cumplea?os. Le regal¨¦ una tableta Paquito. Me tranquilizo cuando le encarga a los Reyes Magos un traje de torero. Me hubiera dado un ataque de nervios si les pide un smartphone.
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