El ¨²ltimo viaje
La acusada voluntad de diferencia de esta pel¨ªcula no tiene nada que ver con gestos de arrogancia
Los miembros del Oulipo, ese Taller de Literatura Potencial que fue mucho m¨¢s que un grupo o movimiento literario ¡ªfue una sensibilidad polimorfa, una estrategia mutante¡ª, se impon¨ªan rigurosos cors¨¦s formales desafiando a la emoci¨®n a poder sobrevivir al artificio. Algo parecido a lo que hizo m¨¢s tarde el posmodernismo literario estadounidense. Algo cercano a lo que, en nuestro pa¨ªs, ejercitan cineastas tan distintos como Jaime Rosales, Isaki Lacuesta, el colectivo Los Hijos, El¨ªas Le¨®n Siminiani o Javier Rebollo. En El muerto y ser feliz, tercer largometraje de Rebollo, el v¨ªnculo con los juegos oulipianos quiz¨¢ resulta m¨¢s claro que nunca, pero, al mismo tiempo, el radical cambio de piel pone de manifiesto la secreta coherencia de la filmograf¨ªa del autor: un discurso hecho de viajes al final de la noche que, hasta el momento, hab¨ªan adoptado una formulaci¨®n dom¨¦stica y port¨¢til en las extraordinarias y gratamente an¨®malas Lo que s¨¦ de Lola (2006) y La mujer sin piano (2009), pero que aqu¨ª se atreve a lanzar sus lazos a las tradiciones del western crepuscular y la road movie.
El muerto y ser feliz
Direcci¨®n: Javier Rebollo.
Int¨¦rpretes: Jos¨¦ Sacrist¨¢n, Roxana Blanco, Valeria Alonso, Jorge Jellinek, Vicky Pe?a, Carlos Lecuona.
G¨¦nero: comedia. Espa?a, 2012.
Duraci¨®n: 92 minutos.
La acusada voluntad de diferencia de El muerto y ser feliz ¡ªexc¨¦ntrica desde su mismo t¨ªtulo¡ª no tiene nada que ver con gestos de arrogancia, ni con ning¨²n reflejo de provocar al espectador, sino con la voluntad de compartir un juego. Rebollo invita al p¨²blico a participar en ¨¦l: entrar en una pel¨ªcula presidida por un uso distanciador de la voz en off ¡ªen buena parte del metraje, las voces del propio director y la coguionista Lola Mayo¡ª, que redunda sobre, matiza o, directamente, contradice lo que vemos en las im¨¢genes. Todo sirve a la ambig¨¹edad del conjunto, que bien podr¨ªa estar cont¨¢ndonos la historia de la auto-mitificaci¨®n (como asesino a sueldo en direcci¨®n a su propio ocaso) de un pobre diablo ¡ªgrandioso Jos¨¦ Sacrist¨¢n¡ª, que emprende su ¨²ltimo viaje con avituallamiento opi¨¢ceo¡ o no.
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