Lara Almarcegui y la ambigua magia de los descampados
La artista, que representar¨¢ a Espa?a en la Bienal de Venecia, inaugura una exposici¨®n sobre un descampado en Le¨®n
Lara Almarcegui (Zaragoza, 1972), una de las artistas espa?olas con mayor proyecci¨®n internacional, ha concentrado su carrera en se?alar e investigar ese tipo de lugares abandonados que encontramos en las ciudades y sus alrededores. Descampados, tierras bald¨ªas, ruinas pobladas de hierbajos. Mientras los ciudadanos y las administraciones miran hacia otro lado, ella los encuentra m¨¢gicos y acogedores. Aun as¨ª, su obra, en apariencia fr¨ªa y minimalista, tiene una fuerte carga de denuncia contra los desmanes del urbanismo. Ella inaugura en unos d¨ªas una exposici¨®n en el Musac, de Le¨®n, y desde el 1 de junio ser¨¢ la representante espa?ola en la 55? Bienal de Venecia.
Pregunta. ?Cu¨¢ndo descubre estos ¡°espacios invisibles¡± como terreno para su trabajo?
Respuesta. Creo que empec¨¦ a tomar consciencia de ese tipo de lugares cuando viv¨ªa en ?msterdam (ahora vive en R¨®terdam). Una ciudad peque?a, en la que falta espacio y en la que se han llevado a la pr¨¢ctica muchos modelos de urbanismo ideales, incluso algunos que en otras ciudades no est¨¢n permitidos. Pero, al mismo tiempo, es muy claustrof¨®bica. Est¨¦s donde est¨¦s en ?msterdam, siempre pareces formar parte del dise?o. Viviendo all¨ª, la necesidad de espacios como los descampados se fue volviendo cada vez m¨¢s fuerte. Sitios que no encajaran en ning¨²n dise?o urban¨ªstico. Al mismo tiempo, como entonces yo era estudiante de arte, empec¨¦ a reflexionar m¨¢s en serio sobre estos asuntos y empieza a tomar forma la cr¨ªtica a la ciudad racional y a la ciudad funcional. Y empec¨¦ a pensar que los descampados eran una opci¨®n.
P. ?Tuvo alguna influencia el trabajo de artistas como Bernd y Hilla Becher y sus registros de arquitectura industrial abandonada u obsoleta?
R. Antes incluso de ir a ?msterdam ya me sent¨ªa fascinada por los edificios industriales abandonados, aunque sin saber definir bien por qu¨¦. Quiz¨¢ por la idea de un sitio disponible y porque cuando eres estudiante siempre quieres tener m¨¢s espacio sin saber para qu¨¦. Tard¨¦ un tiempo en darme cuenta de que estos espacios eran importantes por s¨ª mismos. No solo porque podr¨ªan servir como taller de arte o montar exposiciones, sino como punto para reflexionar sobre el resto de la ciudad. En realidad, la b¨²squeda de lugares abandonados ha estado desde siempre en mi vida.
P. ?Y c¨®mo empez¨® el ¡°rescate¡± organizado que es su obra?
R. Mi primer trabajo fue en el mercado de Gros, en San Sebasti¨¢n. Lo iban a demoler y el proyecto consisti¨® en restaurarlo. Una acci¨®n art¨ªstica, porque en ese momento no hab¨ªa forma de parar la demolici¨®n.
P. Supongo que tiene que ver con el atractivo de la ruina. Su historia. ?Es importante la recuperaci¨®n mental de estos espacios? ?Qu¨¦ funci¨®n cumplen?
R. El arquitecto Manuel de Sol¨¤-Morales sol¨ªa hablar de estos ¡°lugares de posibilidad¡±. Me parece una definici¨®n muy bonita, ya que yo critico la funcionalidad en las ciudades y a la arquitectura, porque siempre dise?a y cierra. Yo propongo estos espacios, pero dej¨¢ndolos abiertos. Entregarlos al p¨²blico diciendo: estos lugares son importantes porque son una alternativa. Pero yo nunca dir¨ªa qu¨¦ es lo que hay que hacer con ellos.
P. ?Qu¨¦ se plantea como artista ente estos espacios?
R. El tipo de acciones que he realizado para evitar cerrar y definir esos espacios va desde hacer gu¨ªas de descampados de varias ciudades hasta alg¨²n tipo de instalaci¨®n. Cuento la historia de esos lugares, y a veces me limito a uno solo. Otra de las acciones que he hecho es abrirlos, pidiendo permisos para abrir la puerta o la valla. Y lo m¨¢s lejos que he llegado es conseguir preservar alguno. Mis intervenciones siempre procuran realizar los m¨ªnimos gestos posibles para hacer ver que esto est¨¢ ah¨ª.
P. No suele decir lo que habr¨ªa que hacer, pero s¨ª ha manifestado muchas veces lo que no deber¨ªa hacerse. Por ejemplo, en el Londres preol¨ªmpico se?al¨® lo que, en su opini¨®n, ser¨ªan algunas barbaridades urban¨ªsticas para un evento tan grandioso como ef¨ªmero.
R. En ese tipo de proyectos critico la destrucci¨®n y construcci¨®n en determinados lugares utilizados para acontecimientos de solo un par de meses de duraci¨®n. Es una barbaridad. Se supone que en Londres se pens¨® mucho en la utilidad posterior, pero igualmente se ech¨® a mucha gente de su barrio de toda la vida para hacer una villa ol¨ªmpica de dos meses de utilidad.
P. El trabajo que presenta ahora en el Musac, titulado Parque fluvial abandonado, est¨¢ basado en su investigaci¨®n de un descampado en Le¨®n llamado La Lastra. ?Es una forma de pronunciarse otra vez sobre el desastre inmobiliario en Espa?a?
R. Se construy¨® un barrio enorme con capacidad para unos nueve mil habitantes y al final viven ah¨ª solo dos mil. Lo peor es que se planific¨® una amplia zona verde para un parque, algo clave en el conjunto del proyecto, que jam¨¢s se llev¨® a cabo. Hay all¨ª un enorme descampado sobre el que hago este trabajo. Es un lugar muy atractivo porque est¨¢ en la desembocadura de los r¨ªos que dan formato a la ciudad. Y una desembocadura de r¨ªo al lado de una ciudad siempre es un lugar m¨¢gico.
P. ?Estos descampados le despiertan sensaciones oscuras, fantasmales, amenazantes?
R. Yo, en realidad, me siento muy a gusto en ellos. Me dan una sensaci¨®n de libertad muy agradable. Pero s¨¦ que hay gente a la que le produce una sensaci¨®n de miedo. A m¨ª no me parecen peligrosos en absoluto. M¨¢s peligros tiene la vida dom¨¦stica. Es una naturaleza salvaje, desbocada, estupenda. Y los descampados en los que trabajo son lugares muy interesantes. Si propongo al p¨²blico visitar determinado descampado, es porque es un buen descampado.
P. ?Qu¨¦ va a hacer en la Bienal de Venecia?
R. Me gustar¨ªa trabajar con la construcci¨®n del pabell¨®n y hacer un trabajo con fuerza, pero todav¨ªa estoy trabajando en la idea y no puedo contar mucho. Estuve en Venecia hace poco recorriendo los descampados y hablando con arquitectos. Lo que hay sobre todo en la zona industrial del puerto tiene todo lo que no es Venecia de sucio y contaminado. Luego hay islas muy extra?as. Por ejemplo, hay una llena de restos de cristal de Murano, de las f¨¢bricas. M¨¢s que descampados, en Venecia hay que pensar en islas. Est¨¢ la isla de cristal, la isla de basura, la de fangos, donde echan los residuos de los barcos y el puerto. Me gustar¨ªa trabajar con el pabell¨®n y con algo de la ciudad, pero todav¨ªa estoy en ello.
P. ?Hasta qu¨¦ punto, dentro de un proceso de creaci¨®n conceptual, la parte menos pl¨¢stica del trabajo tiene m¨¢s de activismo que producci¨®n de objetos art¨ªsticos?
R. S¨ª que tiene que ver con el activismo, pero tiene una parte no funcional en mi trabajo. Algo que toca con la tradici¨®n del arte, en realidad. Restaurar un mercado que sabes que van a demoler es un gesto no funcional, pero al mismo tiempo muy cargado de contenido. Parece que no es activismo porque es in¨²til y, sin embargo, produce muchas conversaciones. Si me preguntan qu¨¦ sucede con mi trabajo, dir¨ªa que da que hablar. Del terreno, qu¨¦ se ha hecho en ¨¦l, critica al propietario, al Ayuntamiento, sugiere qu¨¦ se podr¨ªa hacer mejor. Y la gente habla. Eso sucede en todos mis proyectos.
P. En todo caso, la presentaci¨®n de estos trabajos en museos y centros de arte no es el cometido ¨²ltimo de ellos.
R. Para m¨ª, la obra no es algo que yo produzco en mi estudio y que de ah¨ª viaja al centro de arte. Yo siempre produzco en el sitio con la gente del lugar. No tengo un equipo fijo. La investigaci¨®n fundamental la hago con gente de cada ciudad. Hay que conseguir los datos como sea, por la v¨ªa oficial o la menos oficial. Mi t¨¦cnica principal es insistir e insistir.
P. ?Le gusta pasear por las ciudades y sus alrededores?
R. S¨ª, me muevo mucho andando o en bicicleta. Pero no lo hago como una deriva en plan surrealista o incluso situacionista, de perderme por la ciudad. Se trata de recorrer una serie de lugares determinados. S¨¦ que cerca de las estaciones de tren, en los puertos y lugares similares, suele haber cosas interesantes. Mi t¨¦cnica de trabajo es muy calculadora, me paso casi todo el tiempo consiguiendo permisos. Pero, por otra parte, todo esto lo hago para conservar espacios, y eso es algo pasional. Me han llegado a acusar de romanticismo total. De una defensa de la inutilidad. Hay una especie de negativa radical, no s¨¦ si llamarlo nihilismo. A la vez, algo emotivo en la selecci¨®n de mis lugares. Siempre busco zonas que, en realidad, me gustan much¨ªsimo. ?Se puede usar la palabra gustar? Para m¨ª es una maravilla natural. Mi punto de vista no es la cr¨ªtica pura y dura, es casi lo contrario.
Parque fluvial abandonado. Lara Almarcegui. Musac. Avenida de los Reyes Leoneses, 24 . Le¨®n. Del 19 de enero al 13 octubre.
Babelia
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