Hagiograf¨ªa cat¨®lica
Es la versi¨®n para cines de una miniserie de la RAI de casi cuatro horas de duraci¨®n con a?ejo aspecto formal
En una secuencia de Moscati, biograf¨ªa cinematogr¨¢fica del santo italiano Giuseppe Moscati (1880-1927), llamado el m¨¦dico de los pobres, el protagonista y su mentor, un viejo doctor, charlan ante el microscopio tras la muerte de un ni?o a causa del t¨¦tanos. ¡°El t¨¦tanos no es ni dulce ni amargo, ni bueno ni malo. Solo es una bacteria, un ser vivo que tu Dios, si es que existe, ha creado, y que ha acabado matando a un ni?o¡±, espeta el anciano con evidente provocaci¨®n.
Y, sin embargo, ante el envite, la respuesta del protagonista no existe. Ni en esta secuencia ni en el resto de la pel¨ªcula, porque Giacomo Campiotti, su director, solo reabre el tema cuando, en los ¨²ltimos instantes de vida del ateo profesor, ¨¦ste le pide a su pupilo que rece por ¨¦l, en un momento de unamuniana religiosidad a la hora de la agon¨ªa.
MOSCATI
Direcci¨®n: Giacomo Campiotti.
Int¨¦rpretes: Beppe Fiorello, Kasia Smutniak, Ettore Basi, Paola Casella, Giorgio Colangelli.
G¨¦nero: drama. Italia, 2007.
Duraci¨®n: 127 minutos.
Y es una l¨¢stima porque, m¨¢s all¨¢ de la sobrecogedora labor social de Moscati, desplegada en el N¨¢poles de principios del siglo XX, quiz¨¢ uno de los temas m¨¢s interesantes a tratar en la pel¨ªcula era ese combate entre ciencia y religi¨®n, entre lo emp¨ªrico y lo espiritual.
Pionero en la bioqu¨ªmica fisiol¨®gica y, sobre todo, en el despliegue de la dulzura, la piedad y el cari?o como elementos a tener en cuenta por la medicina a la hora de los cuidados paliativos, Moscati, nombrado santo por Juan Pablo II, parece un personaje bastante m¨¢s interesante de lo que revela la pel¨ªcula, versi¨®n para cines de una miniserie de la RAI de casi cuatro horas de duraci¨®n con a?ejo aspecto formal: un sentido unidireccional hacia la hagiograf¨ªa cristiana.
Un objetivo que puede que le acerque a su p¨²blico natural, en versi¨®n convencer a los convencidos, pero que no contentar¨¢ a los mortales que busquen algo de complejidad en un hombre que, al menos en este relato, nunca duda de nada y que llega a mostrarse inmune incluso a los encantos de la pasi¨®n de dos mujeres tan descomunales como Kasia Smutniak y Paola Casella.
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