Basta de utop¨ªa tecnol¨®gica
El documental 'Google and the world brain', que compite en Sundance, critica la fe ciega en Internet
El 22 de marzo de 2011 el libro derrot¨® a la pantalla. El juez Danny Chin desinfl¨® la ambici¨®n de Google de crear una biblioteca eterna a salvo de enemigos declarados como la naturaleza o la guerra que, adem¨¢s, ayudase a Sergey Brin y a Larry Page a cumplir la misi¨®n que hab¨ªan dispuesto para su compa?¨ªa: "Organizar la informaci¨®n del mundo y hacerla universalmente accesible y ¨²til".
En realidad, el juez Chin no la desmont¨® del todo, simplemente, les traslad¨® el siguiente mensaje: si quer¨ªan hacer realidad ese archivo universal ten¨ªan que atenerse a las reglas del juego, es decir, a la legislaci¨®n vigente.
Ben Lewis se enter¨® de la noticia en Londres. "Por entonces estaba buscando ideas para un documental. Quer¨ªa ser cr¨ªtico con Internet porque pensaba que hab¨ªa mucha fe ciega en la Red y en las gigantescas compa?¨ªas que controlan buena parte de ella. Adem¨¢s, me indignaba que la gente diese por sentado que en Internet todo ten¨ªa que ser gratis porque era lo que la tecnolog¨ªa demandaba, que no hab¨ªa alternativa posible", explica v¨ªa Skype horas antes de volar hacia Estados Unidos, donde hoy se estrena Google and the world brain, el documental que ha dirigido y coproducido junto a la empresa catalana Polar Star Films, y que compite en la secci¨®n oficial del Festival de Sundance.
El ambicioso proyecto de Google le brindaba a Lewis la trama perfecta. En 2002, la compa?¨ªa de Mountain View comenz¨® a digitalizar libros para crear una biblioteca global, ese "cerebro del mundo" con el que hab¨ªa so?ado el pionero de la ciencia-ficci¨®n H. G. Wells. Pero parte de los libros que escane¨® estaban protegidos por derechos de autor y Google no hab¨ªa pedido permiso a sus autores y editores, quienes, al enterarse, se aliaron para detener la digitalizaci¨®n. Ese argumento permit¨ªa a Lewis presentar las virtudes, los dilemas y los peligros de Internet apoy¨¢ndose en las opiniones de un magn¨ªfico plantel de expertos como Lawrence Lessig, impulsor de Creative Commons; Kevin Kelly, cofundador de la revista Wired; Jean Noel Jeanneney, historiador y antiguo presidente de la Biblioteca Nacional de Francia; Evgeny Morozov, autor de The net delusion: The dark side of Internet freedom, o Luis Collado, responsable de Google Books en Espa?a y Portugal.
Ni el juez Chin, ni Lewis, ni pr¨¢cticamente nadie cuestiona las ventajas de la creaci¨®n de una biblioteca universal. Es una mera cuesti¨®n de m¨¦todo. Google, como subrayan los cr¨ªticos, es una empresa, no una ONG. "No olvidemos que Google cambi¨® la naturaleza del proyecto. Al principio solo iba a ser un gran almac¨¦n de fragmentos de libros, pero a partir de 2008, cuando llega a un acuerdo con los autores y editores de la industria estadounidense [que posteriormente desbaratar¨ªa el juez Chin], se convierte tambi¨¦n una librer¨ªa con derechos exclusivos sobre un gran cantidad de los libros del mundo, los denominados hu¨¦rfanos, obras descatalogadas cuyos derechos de autor a¨²n est¨¢n vigentes", explica Lewis, quien ofrece otro dato para recordar: "A principios de los noventa nadie pensaba que un buscador pudiera ganar tanto dinero. Hoy las bibliotecas tampoco imaginan un mercado para los libros de dominio p¨²blico que permitieron que Google escanease porque ellas jam¨¢s se hubieran podido permitir hacerlo. Pero si esos libros estuvieran disponibles para todo el mundo en Internet quiz¨¢s, con el tiempo, podr¨ªan convertirse en una importante fuente de ingresos, y creo que tanto el monje de Montserrat como el bibliotecario de Oxford deben plantearse si est¨¢n regalando parte de nuestra riqueza colectiva".
Las entradas para los cinco pases de Google and the world brain en Sundance llevan d¨ªas agotadas y Lewis solo espera que, cuando los espectadores abandonen la sala de cine y salgan al rigor de los 13 grados bajo cero, se paren a pensar: "Solo aspiro a que adopten una actitud cr¨ªtica hacia la tecnolog¨ªa. A que se pregunten: ?Por qu¨¦ es todo gratis? ?Por qu¨¦ los creadores de contenido no son recompensados? ?Por qu¨¦ la econom¨ªa de Internet refleja las terribles desigualdades de la econom¨ªa del mundo real? No voy a convencer a nadie para que deje de descargarse libros o m¨²sica ilegalmente, pero quiz¨¢s s¨ª influenciar a los pol¨ªticos y a las compa?¨ªas para que cambien la forma de hacer negocios en la Red. Yo creo que, al final, tendremos que crear un sistema de micropagos".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.