Existe otra Elizabeth Taylor
Aparece en castellano la novela ¡°La se?orita Dashwood¡± de la novelista brit¨¢nica tocaya de la estrella cinematogr¨¢fica
Nada de ojos violeta, nada de corpi?os ce?idos ni diamantes de esc¨¢ndalo, nada de Cleopatras¡ la otra Elizabeth Taylor tambi¨¦n existe, muy discreta desde el arco de sus cejas a su inveterado collar de perlas, pero s¨ª con mucho talento literario, con una obra tan s¨®lida como olvidada. Delicada, aguda, incisiva en la descripci¨®n de los caracteres, con una capacidad de observaci¨®n del entorno cotidiano digno de un cirujano, en 2012 se conmemor¨® el centenario del nacimiento de esta escritora brit¨¢nica nacida el 3 de junio de 1912 y muerta los 63 a?os, abatida por el c¨¢ncer y bastante sola. En mayo del a?o pasado el diario The Guardian hablada de ¡°redescubrimiento¡±, y la inteligencia intelectual est¨¢ de acuerdo en que es una de las mejores y m¨¢s refinadas novelistas inglesas del siglo XX, pero pruebe usted a preguntar a alguien menor de 30 a?os, a¨²n dentro del Reino Unido, ¡°?qui¨¦n es Elizabeth Taylor?¡± y veremos qu¨¦ pasa. O probemos a teclearlo en Google. Si no agregamos la palabra ¡°writer¡±, jam¨¢s llegaremos a este talento si bien reconocido en su tiempo, infravalorado, arrastrada por la marea de una cierta modernidad tan mal entendida como euf¨®rica de las m¨¢s bien pasajeras novedades formales.
A los lectores en castellano, ?tico de los Libros pone en circulaci¨®n primero La se?orita Dashwood (1946), y a la que seguir¨¢n a lo largo de 2013 otros como At Mrs. Lippincote's (1945), Blaming (1976, su obra p¨®stuma), A game of Hide and Seek (1951) y Mrs. Palfrey at the Claremont (1971), en sus t¨ªtulos originales en ingl¨¦s; este ambicioso proyecto editorial, con traducciones expresamente encargadas, a¨²n no ha definido los nombres con que aparecer¨¢n. Tambi¨¦n en el siglo XXI llega el cine a redimir, si es que hay algo que reponer. Primero fue Dan Ireland en 2005 con su adaptaci¨®n a la pantalla de Mrs. Palfrey at the Claremont, y despu¨¦s en 2007 Fran?ois Ozon hizo Angel basada en The Real Life of Angel Deverell, una hilarante comedia de 1957 que apareci¨® tambi¨¦n como Angel a secas. Una vez que se la descubre, no se la abandona. Su prol¨ªfica obra de cuentista se reuni¨® en cuatro gruesos tomos y prob¨® suerte tambi¨¦n con un libro de literatura infantil.
Un primer p¨¢rrafo ejemplar
Cassandra, gracias a las novelas que hab¨ªa le¨ªdo, estaba segura de experimentar las emociones adecuadas mientras estaba de pie en su dormitorio, contemplando por ¨²ltima vez desde las ventanas desnudas el espacio oblongo de papel de pared intacto, justo encima de la repisa de la chimenea, que durante trece a?os hab¨ªa ocupado el retablo en sepia de ¡°El encuentro de Dante y Beatriz¡±.
Elizabeth Taylor, a ojos de la cr¨ªtica actual, es una novelista de corte m¨¢s cl¨¢sico que convencional, afianzada por su portentoso lenguaje descriptivo. Dar el nombre de Cassandra a la protagonista de La se?orita Dashwood es ya un aviso, una premisa argumental, y ese personaje ha sido institutriz, como lo fue tambi¨¦n la novelista en su juventud. Esa ¡°Casandra¡± moderna ha sido valorada como ¡°una Jane Eyre de la posguerra¡±. No hay coincidencias: se apellida como las hero¨ªnas de Jane Austen en Sentido y sensibilidad, pero su nombre evoca concretamente a la lectura tr¨¢gica y cl¨¢sica de la visionaria, esa especie de profeta de las desgracias tanto ajenas como propias. Philip Hensher la ha descrito como ¡°uno de los tesoros escondidos de la novel¨ªstica inglesa¡±.
No han faltado tampoco los art¨ªculos que resalten esa especie de ¡°crueldad del destino¡±, pues el mismo a?o en que la novelista luchaba por establecer su nombre en el panorama literario con su primera novela, la actriz hom¨®nima estaba empezando a brillar. No hab¨ªa competencia medi¨¢tica posible entre las obras ¡°aparentemente anticuadas de siervos y se?ores, amas de casa y sus complicaciones matrimoniales¡± con la fulgurante presencia de la de los ojos violeta. Desde que la escritora se cas¨® con un tal John Taylor, pastelero y due?o de una confiter¨ªa, y cambi¨® su apellido (hab¨ªa nacido Coles) la suerte estaba echada: era, para la eternidad, ¡°la otra¡±.
Si Kingsley Amis insisti¨® en aquello de que era una de las mejores escritoras del siglo XX en lengua inglesa, Antonia Fraser no dud¨® en se?alar que Elizabeth Taylor es ¡°uno de los escritores m¨¢s subestimados¡± de ese mismo siglo. Y no nos llamemos a enga?o por sus reposados retratos de estudio en blanco y negro. Su vida fue intensa y llena de acci¨®n entre t¨¦ y t¨¦. Elizabeth Jane Howard, a la que la uni¨® una larga amistad ¨ªntima y que se neg¨® a escribir una biograf¨ªa de la Taylor tras su muerte, declar¨® una vez que envidiaba ¡°a cualquier lector que se encuentra con su lectura por primera vez¡±. Cuesta pensar que en su momento super¨® editorialmente a Rudyard Kipling y que Ivy Compton-Burnett le escribi¨® una encendida carta despu¨¦s de leer sus novelas donde pon¨ªa que hab¨ªa llegado el momento de encontrar obras herederas de Persuasi¨®n y de Cumbres borrascosas, y que estas novelas eran ¡°dignas sucesoras¡± de las primeras.
Elizabeth Taylor tuvo veleidades de roja en su juventud, perteneci¨® brevemente al Partido Comunista, aunque luego se decant¨® de por vida con los laboristas. Era p¨²blico que mantuvo una relaci¨®n extramatrimonial fija durante 12 a?os ¡°de la que se sab¨ªa todo lo que hay que saber¡±. Era t¨ªmida y reservada, sol¨ªa evitar el mundillo literario londinense y aborrec¨ªa la publicidad, lo que trajo de cabeza a sus editores m¨¢s de una vez. Es legendario que en una ocasi¨®n, entrevistada en la televisi¨®n, contest¨® a una treintena de preguntas en el tiempo r¨¦cord de minuto y medio con los monos¨ªlabos ¡°s¨ª¡± y ¡°no¡±. La elocuencia la reservaba a la escritura.
* La se?orita Dashwood de Elizabeth Taylor. Traducci¨®n de Claudia Casanova. ?tico de los Libros, Barcelona. 18.50 euros.
Babelia
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