Excentricidad controlada, zumbados de dise?o
Hay referencias en alg¨²n momento de esta extra?a pel¨ªcula a Alguien vol¨® sobre el nido del cuco y el primer escenario que nos presenta es un siqui¨¢trico, esos lugares en los que pretenden controlar, aliviar o sanar los temibles trastornos del cerebro, el sistema nervioso o el coraz¨®n, su desencuentro con la realidad, la desgarradora convivencia o batalla mental con monstruos que son invisibles para los dem¨¢s. El protagonista es un bipolar con el coraz¨®n roto y dial¨¦ctica anfetam¨ªnica. Sus padres han decidido que pueden cuidarle en casa, que la terapia ser¨¢ m¨¢s efectiva, r¨¢pida, comprensiva y c¨¢lida en medio de los que le aman que entre enfermos y m¨¦dicos.
EL LADO BUENO DE LAS COSAS
Direcci¨®n: David O. Russell.
Int¨¦rpretes: Bradley Cooper, Jennifer Lawrence, Robert De Niro, Jacki Weaver, Chris Tucker.
G¨¦nero: tragicomedia. EE UU, 2012.
Duraci¨®n: 122 minutos.
Pero la disparatada vehemencia, la hiperactividad, las obsesiones con causa o sin ella, los volc¨¢nicos estados de ¨¢nimo y el discurso febril de este hombre sufriente e insomne no solo poseen capacidad para atacar los nervios de los familiares y amigos sino que tambi¨¦n pueden resultar agotadores para el espectador. Yo, al menos, me repito que le comprendo y le compadezco, pero, por favor, que se calle un rato, que deje de moverse, que no grite, que se tome la medicaci¨®n, que no me asfixie. No hay manera. Y cuando el zumbado hipersensible conoce a una mujer problem¨¢tica y sexy con pasado tr¨¢gico, tendencia al desvar¨ªo y verborrea fiera, mi temblor es doble. Me atrae lo que veo y escucho pero tambi¨¦n me crispa.
El tono no es l¨ªrico y triste como el que utilizaba James Gray al retratar al frustrado suicida y conmovedor esquizofr¨¦nico con hambre de amor que protagonizaba la admirable Two lovers. Aqu¨ª todo oscila entre la tragedia y la comedia costumbrista y exc¨¦ntrica. Y sientes curiosidad ante c¨®mo se va a desarrollar esta historia de gente que sobrevive en el l¨ªmite.
Y, c¨®mo no, deduces que aunque pretenda ser exc¨¦ntrico cine de autor las leyes del mercado aconsejaron que el v¨¦rtigo se tornara rom¨¢ntico, que la locura activa dejara paso a la historia de amor. Huyendo de las convenciones f¨¢ciles, por supuesto. Por ejemplo, vamos a imaginar que los dos n¨¢ufragos mentales pactan sobre sus divergencias y opuestos anhelos para aprender a bailar ¡ªesa cosa tan liberadora y que espanta los demonios del alma¡ª y presentarse a un concurso. O sea, como Dirty dancing pero en plan artista y culto. Dylan y Johnny Cash se acuerdan en impagable d¨²o de aquella chica del pa¨ªs del norte que alguna vez fue su verdadero amor. Nada de horteradas al gusto masivo. Que se note que David O. Russell es un aut¨¦ntico creador y que los selectivos hermanos Weinstein solo se implican en el cine inquietante y de autor.
Si el arranque es compulsivo y danzar¨ªn el desarrollo, el final es edulcorado, verbenero y previsible. El f¨²tbol americano puede hermanar al enfermo con su siquiatra, el amor devolver¨¢ la cordura a los locos y no s¨¦ cu¨¢ntas tonter¨ªas m¨¢s. Es una pel¨ªcula que contemplo durante gran parte de su metraje con expectativas, sin tener claro si me gusta o no me gusta lo que me est¨¢n contando. Tambi¨¦n se me derrumba al recordarla. No me la creo. Posee alg¨²n momento brillante, interpretaciones notables y ocho candidaturas a los Oscar. Excesivas a mi juicio. Alguien ha sabido vender inmejorablemente esta florida nader¨ªa, esta excentricidad tan controlada.
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