Al infierno
Cuentan que antes de mangarle las mellizas a la mujer que acababa de parirlas, la difunta y escandalizada sor Mar¨ªa se neg¨® a que la madre les pusiera los tan ex¨®ticos como leg¨ªtimos nombres de Scherezade y Desir¨¦ por considerar que estos no eran nombres cristianos. Tal vez fuera la piadosa raz¨®n para robarlas y entreg¨¢rselas a una familia de orden despu¨¦s de asegurarle a la parturienta que sus criaturas hab¨ªan muerto en la incubadora. No est¨¢ claro si la conducta de la sor obedec¨ªa al fanatismo o a la codicia. A lo peor, compaginaba armoniosamente su fervor espiritual con los beneficios terrenales que otorga el vil metal. Resulta que esos beb¨¦s robados eran fruto del pecado, ya que las madres eran solteras o ad¨²lteras. Si segu¨ªan el maligno ejemplo de estas, los ni?os podr¨ªan ir al infierno. O sea, que arrancarlos de la tutela materna con la m¨¢s vil de las mentiras ser¨ªa un acto de fe y de caridad. Y si ca¨ªa una pasta, pues que esta sirviera para evangelizar a los negritos de ?frica.
Incluso los m¨¢s indocumentados intuyen que es una falacia eso de que la justicia humana castiga a los malvados. Existen fiables datos de que cuando la voracidad sexual de tantos curas hacia los ni?os amenazaba con el inconveniente escandalo, la jefatura eclesi¨¢stica se limit¨® a cambiarles de di¨®cesis, aunque sospecho que la enfermiza afici¨®n a abusar de los desamparados no se aten¨²a por el cambio de aires. Solo nos queda el consuelo de que exista la justicia divina para los que creen ciegamente en ella. O sea, que los religiosos follani?os y la difunta sor Mar¨ªa pasen la eternidad con Pedro Botero, chamuscados sin prisas y sin pausas por las llamas del infierno. Por atentar continuamente contra los mandamientos, por robar, por mentir, por cometer actos impuros, por cebarse con los gl¨²teos de los inocentes.
Tampoco hay noticias de que la justicia terrenal ajustara sanguinarias cuentas con los verdugos argentinos que decidieron convertirse en los pap¨¢s y en las mam¨¢s de los descendientes de sus v¨ªctimas, de la gente que hab¨ªan torturado y asesinado, o recurriendo al eufemismo m¨¢s siniestro, que los hab¨ªan hecho desaparecer por arte de magia. Aunque no profesaran votos religiosos, sospecho que tambi¨¦n eran muy p¨ªos. A joderse en las calderas del infierno.
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