Huellas en la arena del tiempo
Goce Smilevski se ha convertido en un fen¨®meno en Europa gracias a su novela 'La hermana de Freud', un ¨¦xito internacional. El libro, que ahora aparece en espa?ol repasa la vida del pensador a trav¨¦s de la tragedia de Adolphine
Esta es una historia de perdedores. La de Adolphine Freud, cuarta de las cinco hermanas de Sigmund Freud, seis a?os menor que ¨¦l, crecida a la sombra del genio de Viena. Su vida, sin embargo, se desarroll¨® en la periferia de la fama, y tuvo un final terrible y an¨®nimo en los campos nazis de exterminio. Pero, cosas del destino, Adolphine ha entrado en el pabell¨®n de notables de la historia gracias a una novela bendecida por la cr¨ªtica y los lectores, La hermana de Freud, publicada en 2010, traducida a 30 idiomas y premiada por la Uni¨®n Europea, que ahora edita Alfaguara en espa?ol. Su autor, el macedonio Goce Smilevski (Skopje, 1975), se cri¨® en el orfanato donde trabajaba su madre, y convivi¨® desde la infancia con los relatos ¡ªhay que suponer no precisamente felices¡ª de los ni?os internos. Smilevski estudi¨® en Praga, Budapest y en la Universidad de los Santos Cirilo y Metodio de Skopje, en cuyo Instituto de Literatura trabaja actualmente, y desde donde ha hablado con EL PA?S a trav¨¦s de Internet.
PREGUNTA. Hay muchos libros sobre Sigmund Freud. Este es el primero sobre una de sus cinco hermanas, Adolphine, Dolfi. Usted lo escribi¨® porque quer¨ªa ¡°rescatar en la ficci¨®n una de las muchas vidas olvidadas por la historia¡±. ?Ha sido injusta la historia con ella?
RESPUESTA. Creo que la historiograf¨ªa es injusta por definici¨®n. Est¨¢ obsesionada con los que mandan, con la gente influyente y poderosa, mientras que el recuerdo de la gente corriente muere con quienes les conocieron. Adolphine Freud pas¨® toda su vida junto a su hermano, del que sabemos muchas cosas, tanto importantes como triviales (incluido el detalle de d¨®nde compraba sus puros y cu¨¢ntos se fumaba al d¨ªa), y en cambio no sabemos casi nada de lo que podr¨ªamos llamar la vida personal de ella, sus penas y sus alegr¨ªas. Visto desde esta perspectiva, Adolphine es una met¨¢fora de la gente olvidada, de aquellos cuyas vidas fueron ¡ªsi es que no hay nada m¨¢s que este mundo material¡ª menos que huellas en la arena del tiempo. Su voz narrando esta novela es un eco de las voces de la gente que tuvo una vida parecida a la suya, y que desapareci¨® de la Tierra sin dejar nada que recuerde su existencia.
La hermana de Freud se articula sobre un terrible dato: Sigmund Freud abandon¨® la Viena ocupada por los nazis en 1938, rumbo a Londres. Le acompa?aron en este viaje sin retorno, adem¨¢s de su perro, una lista de personas elegidas por ¨¦l, en la que no figuraban sus hermanas. Adolphine, Marie, Pauline y Rosa (Anna, la quinta, viv¨ªa en Estados Unidos) fueron deportadas en el oto?o de 1942, y fallecieron poco despu¨¦s en los campos de exterminio. Adolphine y Pauline, en Treblinka; Mar¨ªa, en Theresienstadt, y Rosa, en Auschwitz.
P. Aunque su novela es un trabajo de ficci¨®n, el lector tiene la sensaci¨®n al leerla de que Freud fue responsable de la tr¨¢gica muerte de sus hermanas. ?Hay datos suficientes como para concluir que pod¨ªa haber hecho algo m¨¢s para ayudarles a escapar de los nazis?
R. Espero que los lectores no perciban la novela como un intento de culpar a Freud de lo ocurrido con sus hermanas. Desde luego podr¨ªa hab¨¦rselas llevado a Londres con ¨¦l, pero no pod¨ªa suponer en ning¨²n caso lo que iba a ocurrirles, no sab¨ªa que sus vidas terminar¨ªan en los campos de concentraci¨®n. Sab¨ªa, eso s¨ª, que iban a llevar una vida dif¨ªcil en la Viena ocupada por los nazis, pero no pod¨ªa imaginar que ser¨ªan enviadas a los campos de exterminio.
P. Freud escribi¨® m¨¢s de veinte libros y alrededor de 20.000 cartas, de las que se han conservado unas 10.000. Supongo que habr¨¢ sido un material ¨²til para construir su novela.
R. La mayor¨ªa de las cartas que se conservan no son a¨²n accesibles al p¨²blico. Las que ya se han publicado me resultaron muy ¨²tiles para mi libro, para entender la relaci¨®n de Freud con su familia y sus conocidos.
P. Su novela dedica un tributo a los enfermos mentales que han padecido incomprensi¨®n y exclusi¨®n a lo largo de la historia. Adolphine Freud pas¨® siete a?os en un psiqui¨¢trico de Viena, ?sufri¨® trastornos de este tipo?
R. Sigmund Freud la describe en sus cartas como una persona muy sensible, y su hijo Martin, que escribi¨® un libro sobre la vida de su padre, en el que intenta explicar c¨®mo eran las relaciones familiares, cuenta que, en la familia Freud, Adolphine estaba infravalorada, que todos la consideraban tonta y rid¨ªcula (?son las palabras que usa Martin Freud en sus memorias!) y podemos suponer que todas las tragedias interiores surgidas de esta hipersensibilidad fueron consideradas como algo tonto y rid¨ªculo por la familia, y que tuvo que hacer frente a su melancol¨ªa en soledad, sintiendo el vac¨ªo de los que eran, al menos por lazos de sangre, las personas m¨¢s pr¨®ximas a ella.
P. La frase con la que se inicia el cap¨ªtulo en el hospital mental El Nido de Viena: ¡°Todas las personas normales lo son de la misma manera, cada loco lo es a su manera¡±, es un homenaje a Anna Karenina. ?Es Tolst¨®i una de sus fuentes de inspiraci¨®n?
R. Lo es desde que era un ni?o y le¨ª su trilog¨ªa, Infancia, Adolescencia y Juventud. En esa ¨¦poca ten¨ªa una reproducci¨®n de su retrato en mi habitaci¨®n. Desde entonces he le¨ªdo todas sus novelas, pero mi preferida sigue siendo Padre Sergio.
P. En su novela, pinta un retrato terrible de Amalia Freud, la madre de Sigmund y Adolphine. ?Era realmente un ser tan tremendamente cruel con su hija?
R. Hay documentos escritos, como cartas, por ejemplo, que prueban lo cruel que Amalia era con Adolfine. Y de nuevo hay que recurrir a Martin Freud, que nos cuenta, y cito textualmente: ¡°Amalia suprimi¨® su personalidad manteni¨¦ndola en una situaci¨®n de dependencia de la que nunca pudo recuperarse¡±.
P. La hermana de Freud le vali¨® en 2010 el premio de Literatura de la Uni¨®n Europea y el Premio a la Cultura Mediterr¨¢nea, adem¨¢s de recibir el aplauso general de la cr¨ªtica. La escritora estadounidense Joyce Carol Oates considera que su libro es ¡°una especie de biograf¨ªa en la sombra de Sigmund Freud, altamente cr¨ªtica con el gran hombre¡±. ?Est¨¢ de acuerdo con esta apreciaci¨®n de Oates?
R. Los humanos, ya se sabe, tenemos tendencia a idealizar, especialmente a las figuras p¨²blicas, pero hay que entender que Freud era una persona normal, como todos los dem¨¢s nacidos en esta Tierra, y no deber¨ªamos olvidarlo, llevados por el hecho de que fuera uno de los m¨¢s grandes pensadores. Era un ser humano corriente, como lo fueron otros grandes pensadores como Plat¨®n o Maquiavelo, por ejemplo.
P. La hermana de Freud introduce al lector en una ¨¦poca crucial como es el cambio de siglo entre el XIX y el XX, cuando comienza la revoluci¨®n sexual, el feminismo, y la psicolog¨ªa inicia su andadura hacia los tiempos modernos. Una ¨¦poca nada f¨¢cil para las mujeres, como vemos por las vidas de la propia Adolphine o de la hermana de Gustav Klimt, Klara. ?Es consciente de haber escrito una novela sumamente feminista?
R. No s¨¦ si mi novela es feminista, lo que s¨¦ es que es una obra sobre personajes que se enfrentan a muchas dificultades para intentar que se les escuche en una sociedad sumamente opresiva. Una sociedad patriarcal, supresora de la personalidad femenina. Esa es la raz¨®n, supongo, por la que mi novela tiene ese punto feminista.
P. La hermana de Freud es su tercer libro. El anterior, Conversaci¨®n con Spinoza, se basaba tambi¨¦n en una figura hist¨®rica. ?Le interesan especialmente las recreaciones de personajes hist¨®ricos?
R. Mi primera novela se desarrollaba en la actualidad. Pero es cierto que la segunda y la tercera lo hac¨ªan en el pasado. La verdad es que veo el tiempo con una perspectiva hologr¨¢fica, en la que pasado y presente se reflejan entre s¨ª.
P. Con 37 a?os, se ha convertido en un autor revelaci¨®n, aunque en Espa?a a¨²n no es muy conocido. ?C¨®mo naci¨® su vocaci¨®n? ?Qu¨¦ autores prefiere?
R. Mi vocaci¨®n surgi¨® antes de aprender a leer. Crec¨ª en un orfanato. Un edificio en el que viv¨ªa con otros doscientos ni?os. Mi madre trabajaba all¨ª y cuidaba a unos 20 ni?os, casi como si fuera su madre, y cuando llegaba un ni?o nuevo, ella anotaba los acontecimientos m¨¢s importantes de la vida del reci¨¦n llegado. Se pasaban horas hablando, mientras mi madre anotaba en un gran cuaderno negro lo que le contaban los ni?os sobre los momentos de felicidad pasada y sobre los recuerdos tr¨¢gicos. Yo les escuchaba, y aunque no entend¨ªa la mayor parte de lo que se dec¨ªa, fui haciendo mis asociaciones infantiles y, recurriendo a la imaginaci¨®n, los transformaba. Lo poco que entend¨ª de aquellas conversaciones todav¨ªa lo recuerdo. A partir de entonces comprend¨ª que mi historia no era la ¨²nica y que ten¨ªa que intentar entender las historias de los dem¨¢s, aun siendo consciente de que no podr¨¦ entender ni siquiera mi propia vida, pero eso no me desmotiva, porque la necesidad de entender la propia vida y la de los dem¨¢s bien merece dedicarles la existencia. Adem¨¢s de ser la fuente de la creaci¨®n literaria.
Respecto a los autores que admiro, ser¨ªa dif¨ªcil nombrarles, porque son muchos. Pero si tengo que elegir, digamos tres autores, que son del mismo continente, de Sudam¨¦rica, elegir¨ªa a Ernesto S¨¢bato, Julio Cort¨¢zar y Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez. Les leo y les releo continuamente.
P. Naci¨® en Macedonia, parte de la antigua Yugoslavia. ?C¨®mo est¨¢n las cosas despu¨¦s de las guerras de los noventa?
R. Despu¨¦s de las guerras de los Balcanes todos los pa¨ªses de la regi¨®n alternan estados de ¨¢nimo de apat¨ªa y de agon¨ªa.
P. ?Y c¨®mo se ve la actual crisis de la Uni¨®n Europea desde Skopje?
R. La Uni¨®n Europea reacciona a veces como si Macedonia estuviera en otro continente, y no en Europa. Y a veces, nosotros percibimos a Europa como si estuviera en otro planeta.
Babelia
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