Duelo de c¨¢maras

Una de las primeras im¨¢genes de Ai Weiwei: never sorry muestra una c¨¢mara de videovigilancia del Gobierno chino, apuntando a la residencia del artista que ha encontrado en la hipervisibilidad de la era digital la mejor arma para la disidencia. M¨¢s adelante, en el estudio del artista, el espectador descubrir¨¢ reproducciones en m¨¢rmol de dicha c¨¢mara: uno de los muchos detalles que colocan el pulso contra el poder, a trav¨¦s de la documentaci¨®n de sus t¨¢cticas de acoso, en el centro del discurso de Weiwei.

Tambi¨¦n ese es el motor narrativo de este documental que, en muchos momentos, encuentra sus picos dram¨¢ticos en aut¨¦nticos duelos de c¨¢maras, en los encontronazos de su protagonista con esos representantes de la ley y el orden que estrechan su cerco hasta la clim¨¢tica desaparici¨®n temporal del artista y su posterior comparecencia ante los medios con el discurso magullado. ¡°La polic¨ªa no conoce el poder de las im¨¢genes. Ellos tienen una c¨¢mara, nosotros tenemos la nuestra, pero el p¨²blico nunca ver¨¢ lo que graban ellos, lo nuestro s¨ª. No es un juego justo¡±, se?ala el artista en una secuencia, en la que cenar en una terraza al aire libre se convierte en un acto de pac¨ªfico desaf¨ªo activista.

La pel¨ªcula de Alison Klayman tiene el suficiente poder did¨¢ctico como para articular la coherencia que existe entre el elocuente discurso art¨ªstico de Ai Weiwei, su compromiso pol¨ªtico y un exhibicionismo utilizado como arma de denuncia y confrontaci¨®n. Weiwei esquiva mucho mejor que Marina Abramovic en el documental Marina Abramovic. The artist is present, de inminente estreno, el riesgo de elaborar una suerte de autorretrato eg¨®latra al modo de un Celebrities de Muchachada nui, pero los documentalistas delatan su puritanismo en la perplejidad con la que reciben la manera en que el artista gestiona su vida privada y su paternidad extramatrimonial.