La oportunidad desaprovechada
Hemos desaprovechado la oportunidad, en m¨¢s de tres d¨¦cadas de democracia, de crear un archivo de la historia y de la memoria de la guerra civil y de la dictadura
Es verdad que el Archivo de la Guerra Civil de Salamanca tuvo un origen muy peculiar y extraordinario. Se cre¨®, en 1937, con la clara finalidad de proporcionar pruebas documentales a las autoridades militares rebeldes para perseguir y castigar a los republicanos. Comisiones de recuperaci¨®n de documentos actuaban en las zonas conquistadas por el ej¨¦rcito franquista y trasladaron a Salamanca miles de documentos, carteles, revistas, peri¨®dicos, folletos y libros.
El archivo fue dividido en dos grandes secciones: la Especial o Masoner¨ªa y la Pol¨ªtico-Social. Desde que se abri¨® a los investigadores, a finales de los a?os setenta, porque durante la Dictadura el acceso estuvo restringido, ha sido un lugar de paso obligado para los investigadores de la Guerra Civil y, en general, para todos los interesados en la historia social de las primeras d¨¦cadas del siglo XX.
Con esos antecedentes, un archivo creado para la represi¨®n y por medio de la violencia armada y del expolio, no es extra?o que, con la democracia ya consolidada, se generara un litigio sobre la propiedad de algunos de sus documentos. Como el Tribunal Constitucional avala ahora la restituci¨®n a la Generalitat de Catalu?a de los documentos incautados, se cerrar¨¢ probablemente una parte de ese litigio, pero se abrir¨¢n otros frentes, con propietarios, ayuntamientos y otras comunidades aut¨®nomas reclamando lo mismo.
Aunque los historiadores sabemos lo importante que es recopilar y preservar los documentos y testimonios del pasado, los archivos no han formado parte del debate sobre la bien o mal llamada memoria hist¨®rica. Y persisten algunos vicios en la gesti¨®n p¨²blica de los documentos. Todav¨ªa se le da m¨¢s importancia a la propiedad que al valor de uso, de forma que algunas instituciones y personas consideran los documentos suyos, y bastantes archivos y hemerotecas, como bien saben y denuncian los profesionales que trabajan en ellos, poseen recursos y medios muy insuficientes.
Hemos desaprovechado la oportunidad, en m¨¢s de tres d¨¦cadas de democracia, de crear un archivo de la historia y de la memoria de la guerra civil y de la dictadura, como existen en otros pa¨ªses con pasados recientes de violencia pol¨ªtica. Un archivo que pudiera reunir los documentos dispersos por todo el mundo, desde Standford, en California, a Mosc¨², pasando por Roma o ?msterdam, y que incorporara como propiedad p¨²blica los fondos originales de la Fundaci¨®n Nacional Francisco Franco, gestionados por la ultraderecha y la familia del dictador. Esa importante labor, con un buen equipo de investigadores y archiveros, ser¨ªa relativamente f¨¢cil en la actual era digital. Las generaciones futuras conocer¨¢n la historia por el material documental que seamos capaces de preservar y legarles. Las disputas pol¨ªticas son otra cosa.
Juli¨¢n Casanova es catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea en la Universidad de Zaragoza.
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