?Tiene cara ¡®El origen del mundo¡¯?
El mayor experto en la obra de Courbet certifica que el retrato de una mujer hallado en Par¨ªs es la parte superior del cuadro que escandaliz¨® a la Francia del siglo XIX
El origen del mundo (L¡¯ origine du monde), el famoso cuadro pintado en 1866 por Gustave Courbet (1819-1877) en el que se ve en primer¨ªsimo plano el sexo velludo de una mujer, ?tiene tambi¨¦n cara? Seg¨²n afirma el semanario franc¨¦s Paris-Matchen su ¨²ltima edici¨®n, la respuesta es s¨ª. El rostro de la due?a de uno de los cuerpos desnudos m¨¢s audaces, expl¨ªcitos y perturbadores de la historia del arte, est¨¢ ¡ªestar¨ªa¡ª pintado en un peque?o ¨®leo de 33 x 41 cent¨ªmetros que ha sido objeto de una larga y rocambolesca investigaci¨®n. Pero algunos expertos manifiestan su radical escepticismo, y el Museo de Orsay, donde se expone la obra desde 1995, guarda un prudente silencio.
El relato comienza en 2010, cuando un aficionado al arte, que seg¨²n la revista prefiere no ser identificado de momento, compr¨® un peque?o retrato horizontal de la cara de una mujer en un anticuario de Par¨ªs por 1.400 euros. El ¨®leo no est¨¢ firmado y muestra un rostro ladeado hacia atr¨¢s, una boca entreabierta, un gesto de lascivia aparente. En 2012, el comprador pens¨® que se trataba de la obra de un maestro y decidi¨® lanzarse a la b¨²squeda del autor. Sac¨® la tela del marco; comprob¨® que la pintura hab¨ªa sido ¡°manifiestamente cortada¡± y que parec¨ªa proceder de una tela m¨¢s grande. Luego descubri¨®, por un sello medio borrado que se ve¨ªa en el reverso, el nombre de un marchante de colores del siglo XIX. Lo siguiente fue¡ meterse en Google para comprobar la identidad de la modelo.
¡°Una noche, febril, se topa con El origen en Internet¡±, escribe la revista francesa. ¡°La imprime en tama?o natural (46 x 55), la superpone a su cuadro con un peque?o decalage¡ Y ah¨ª est¨¢ la revelaci¨®n¡±. El examen parece indicar que la cara es la prolongaci¨®n y el espejo del cuerpo pintado pero no firmado por Gustave Courbet, que fue cedido al Estado franc¨¦s por la Fundaci¨®n Lacan cuando muri¨® su ¨²ltimo propietario, el psicoanalista Jacques Lacan.
En junio, el an¨®nimo propietario da con una reproducci¨®n de otra obra de Courbet, La femme au perroquet (Mujer con loro), que se expone en el Metropolitan de Nueva York. Es un retrato de la irlandesa Joanna Hiffernan, pareja del pintor James Whistler, que pos¨® varias veces para Courbet, de quien fue amante. Y se parece mucho a la suya.
Los historiadores consideran El origen del mundo una obra ic¨®nica, legendaria e incompleta. De su pasado se sabe que perteneci¨® a un diplom¨¢tico otomano, llamado Khalil-Bey, que al parecer lo mantuvo escondido tras una cortina verde durante 20 a?os y solo descorr¨ªa la cortina para ense?ar la joya a las visitas.
El incansable detective sigui¨® investigando, y ley¨® el relato de un amigo de Courbet, Jules Troubat, que tras una visita de Khalil-Bey al estudio del artista escribi¨® lo siguiente: ¡°Se trat¨® sobre una serie de cuadros y cuadritos que se esconden en algunos museos secretos de Europa o Am¨¦rica¡±. Esta menci¨®n hizo sospechar al h¨¦roe an¨®nimo que El origen del mundo formaba parte de un cuadro m¨¢s grande que habr¨ªa sido troceado.
Cada vez m¨¢s animado, el comprador consulta con Jean-Jacques Fernier, del Instituto Gustave-Courbet, autor del cat¨¢logo razonado de la obra del pintor. Este ordena hacer un an¨¢lisis del cuadro al Centro de An¨¢lisis e Investigaci¨®n en Arte y Arqueolog¨ªa de Par¨ªs: radiograf¨ªas, rayos X, espectrometr¨ªa de infrarrojos. Resultado: ¡°Los pigmentos, la capa marr¨®n de los contornos, la largura de las pinceladas, todo correspond¨ªa punto por punto a El origen del mundo¡±. El experto inscribe el retrato en su cat¨¢logo y confirma su teor¨ªa de que El origen del mundo es una obra incompleta.
?Se non ¨¨ vero ¨¨ ben trovato? En el Museo Courbet de Ornans tienen menos fe. La conservadora Fr¨¦d¨¦rique Thomas-Mauri, declaraba al diario Lib¨¦ration: ¡°No estoy convencida¡±. El Museo de Orsay se?alaba que sus expertos ¡°no se pronunciar¨¢n de momento sobre el caso¡±. El m¨¢s duro fue Hubert Duchemin, un marchante franc¨¦s con m¨¢s de 25 a?os de carrera: ¡°?Esta historia es una tonter¨ªa! Lo ve hasta un ni?o de dos a?os. No es un garabato, y muy probablemente se pint¨® en el XIX, pero en Courbet hay violencia, casi salvajismo, y aqu¨ª todo es control y dulzura".
Babelia
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