Del sexo a la documentaci¨®n
Cuadrito en la reserva por su tema, posible motivo de esc¨¢ndalo para unos o para otros, nunca habr¨ªamos podido imaginar que su tortuosa historia secreta podr¨ªa dar m¨¢s de lo mucho que ya hab¨ªa dado. Aunque se ten¨ªa noticia del cuadro e incluso de su ubicaci¨®n y propietario finales, todav¨ªa en la gran retrospectiva dedicada a Courbet (1819-1877), celebrada con motivo del primer centenario de su muerte en el Grand Palais de Par¨ªs en 1977, El origen del mundo no fue exhibido. Una pudibundez trasnochada para aquella fecha, luego compensada, 30 a?os mediante, cuando, esta vez con motivo de la siguiente retrospectiva del pintor en 2008 dicho cuadro mereci¨® una exhibici¨®n especial. En aquella ocasi¨®n fue expuesto acompa?ado por todo un montaje de fotograf¨ªas y r¨¦plicas pict¨®ricas del sexo femenino, con lo que la c¨¢mara secreta se transform¨® en ardiente. No solo se desvel¨® que su propietario ¨²ltimo era Lacan, sino que se hizo tambi¨¦n p¨²blico su ingreso en las colecciones del Estado franc¨¦s al ser ofrecido como pago en daci¨®n.
M¨¢s: se fueron publicando estudios sobre qui¨¦n lo encarg¨®, el diplom¨¢tico y coleccionista turco Khalil Bey en 1866, sobre los sucesivos propietarios del cuadro, sobre lo que opinaron en voz baja los que lo vieron, algunos de ellos muy ilustres hombres de letras, y, en fin, hasta mereci¨® una amplia monograf¨ªa escrita por Thierry Savatier con el t¨ªtulo El origen del mundo. Historia de un cuadro de Gustave Courbet, traducido al castellano y donde se desglosan todos los pormenores.
Sin por eso validar, as¨ª, sin m¨¢s, lo que ahora ha saltado al primer plano sobre el posible troceamiento del cuadro y su hipot¨¦tico estado original, tampoco cabe rechazarlo de plano. No habr¨ªa sido, en todo caso, la primera vez que un cuadro ha sido recortado por alg¨²n tipo de censura o simplemente porque no se ajustaba a las medidas disponibles del eventual propietario. De todas formas, de ser cierto que fue recortado el cuadro perder¨ªa parte de un encanto er¨®tico que enlaza con La venus del espejo de Vel¨¢zquez o La maja desnuda de Goya, rostros velados sobre sexos palpitantes. Porque la fragmentaci¨®n del desnudo no se justifica solo para proteger la identidad del modelo, sino para resaltar la excitante marca an¨®nima que tiene la sexualidad. Los desnudos femeninos de Courbet son magn¨ªficas piezas de erotoman¨ªa, con lo que tambi¨¦n lo son sus partes, sexuales o no. No s¨¦ lo que puede aportar ahora de sustancial esta nueva hip¨®tesis pero no se puede negar que a?ade picante: hemos pasado de fijarnos en El origen del mundo a prestar atenci¨®n al origen del cuadro. O sea: del sexo a la documentaci¨®n.
Babelia
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