La pesadilla francesa de Delpy
La directora y actriz parece tan influida por sus modelos que se ha convertido en un suced¨¢neo. En un mal suced¨¢neo sin estilo propio
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Julie Delpy parece tan influida por sus modelos que se ha convertido en un suced¨¢neo. En un mal suced¨¢neo sin estilo propio. Cinco a?os despu¨¦s de hacerse notar en medio mundo con la resultona, aunque sobrevalorada y demasiado impostada Dos d¨ªas en Par¨ªs, a la actriz francesa se le ha ocurrido otra pel¨ªcula que no es sino la misma, pero ambientada en Nueva York, y peor: Dos d¨ªas en Nueva York. A la manera del experimento cinematogr¨¢fico de su modelo Linklater con su serie Antes de amanecer, atardecer y anochecer, Delpy repite personajes, esquema argumental, estructura y hasta subtexto: las dificultades amorosas provocadas por el choque entre familias pertenecientes a culturas distantes, siempre con el salchich¨®n como elemento desestabilizador y aspirante a arquetipo c¨®mico. Ahora su personaje tiene otro novio, pero en realidad es el mismo, porque lo coloca ante la misma encrucijada.
DOS D?AS EN NUEVA YORK
Direcci¨®n: Julie Delpy.
Int¨¦rpretes: Julie Delpy, Chris Rock, Albert Delpy, Alexia Landeau, Alexandre Nahon.
G¨¦nero: comedia. Francia, 2012.
Duraci¨®n: 96 minutos.
De modo que, a caballo entre la realidad y la ficci¨®n (de nuevo utiliza a su padre en la vida real para interpretar al de la ficci¨®n), la guionista y directora repite el molde; un molde tan influido por el universo dicharachero, neur¨®tico y sentimental de Woody Allen que casi parece la obra de un negro de Woody que no alcanza sus estallidos de genialidad, y a¨²n menos su empat¨ªa. Y he ah¨ª lo que m¨¢s choca de la pel¨ªcula de Delpy: la incapacidad de todos sus personajes, incluso dentro de su engranaje estramb¨®tico, para hacerse querer; ni siquiera por una ins¨®lita antipat¨ªa que acabe resultando simp¨¢tica. Y eso en una comedia rom¨¢ntica siempre provoca la ruina afectiva entre el autor y su p¨²blico.
Woody Allen, Richard Linklater. Palabras mayores. Julie Delpy, de momento, y a pesar de que El Skylab, su trabajo bisagra entre ambos Dos d¨ªas¡, conten¨ªa mayores logros, solo camina por la senda de las palabras menores.
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