Trajes de luces... y sombras
La alfombra roja se mueve entre dos extremos: brillos y sobriedad
Al mal tiempo, raci¨®n doble de brillos. Esa parec¨ªa la secreta instrucci¨®n que algunas actrices espa?olas habr¨ªan recibido para vestirse anoche en la 27? gala de entrega de los Premios Goya. Las lentejuelas, cuentas y otros recursos para a?adir luz a los trajes proliferaron con la generosidad propia de un musical o un anuncio navide?o. Hubo, eso s¨ª, muy dispares caminos crom¨¢ticos para acercarse a la tendencia.
Goya Toledo fue fiel a su dise?ador de cabecera, Elie Saab, con un traje dorado y Paula Echevarr¨ªa la secund¨® en centelleos ¡ªaunque no en color¡ª con un vestido verde de Dolores Promesas. Plateado era el refulgente dise?o de Lorenzo Caprile para Inma Cuesta; naranja el de Blumarine para Irene Escolar; negro el de Zuhair Murad para Amaia Salamanca y nacarado el de Andrew GN para Michelle Jenner. ¡°Ha sido amor a primera vista. Este a?o me ha pasado lo mismo que el anterior y eso me lo pone mucho m¨¢s f¨¢cil¡±, explicaba Jenner sobre su tr¨¢nsito de las hechuras de princesa de la edici¨®n anterior a las de reina ¨Cacaso demasiado adulta¨C que exhibi¨® en esta.
Curiosamente, el exceso de chisporroteo terminaba por lograr el efecto inverso y era lo mate y lo sobrio lo que terminaba por brillar. ?ngela Molina y Aitana S¨¢nchez-Gij¨®n demostraron las refinadas posibilidades que ofrece la austeridad con sendos dise?os de Lorenzo Caprile. Como ellas, Blanca Su¨¢rez y Maribel Verd¨² se quedaron en la casilla del negro. El vestido de la primera, de Pucci, exhib¨ªa las bondades de los cortes sinuosos en l¨ªnea con la productiva aparici¨®n de Angelina Jolie en la gala de los ¨²ltimos Premios Oscar. El de Verd¨² era un conjunto para la historia: uno de los que cerr¨® el primer desfile de pr¨ºt-¨¤-porter del belga Raf Simons para Dior, formado por un ajustado jersey negro y una falda estampada en sat¨¦n y seda irisada. Los trajes de Su¨¢rez y Verd¨², por cierto, compart¨ªan cierto sentido escult¨®rico. Una caracter¨ªstica que desde luego llevaba al extremo el aparatoso modelo de alta costura del dise?ador franc¨¦s St¨¦phane Rolland para la modelo y presentadora Nieves ?lvarez, que acud¨ªa por primera vez a la gala.
Este repaso demuestra que si por algo brillaron anoche los nombres de dise?adores espa?oles fue por su ausencia. Atr¨¢s quedaron los pasados y efusivos abrazos entre la industria del cine y la de la moda. Aunque Eva Hache mantuvo su apuesta por el dise?o nacional para presentar la gala ¡ªopt¨® por Amaya Arzuaga, Duyos, Juanjo Oliva y Andr¨¦s Gallardo, entre otros¡ª, la iniciativa obtuvo esta vez poco eco entre las dem¨¢s invitadas. Mar¨ªa Ad¨¢nez, de Mois¨¦s Nieto, o Candela Pe?a, de Davidelfin, estuvieron entre las escasas excepciones. A Gucci se encomendaron Manuela Velasco y Mar¨ªa Le¨®n; a Dior, Macarena Garc¨ªa y Ana ?lvarez; y a Armani, Aida Folch y Juana Acosta. Sin duda, en el flanco espa?ol el gran ganador de la noche fue Lorenzo Caprile.
Los dise?adores espa?oles destacaron por su ausencia
La estilista Grace Coddington revela en sus memorias que todos y cada uno de los invitados a la gala del Costume Institute del Museo Metropolitan de Nueva York pasan por la redacci¨®n de la edici¨®n estadounidense de Vogue para ajustarse los trajes que llevar¨¢n en la fiesta. Los hombres, tambi¨¦n. A Anna Wintour no le gusta dejar nada al azar y no conf¨ªa en que los invitados tomen las adecuadas precauciones al vestirse. Esa es, qu¨¦ duda cabe, una asignatura pendiente para los actores espa?oles. ¡°A esta gala hay que venir a jugar, pas¨¢rtelo bien y vestir¡ lo mejor que se pueda¡±, aseguraba en un arranque de sinceridad Jos¨¦ Corbacho. Los m¨¢s j¨®venes parecen estar dispuestos a enmendar algunos errores del pasado ya que para esta gala acudieron en tromba a los brazos de Giorgio Armani. El dise?ador italiano visti¨® a un cuarteto dif¨ªcil de superar: Miguel ?ngel Silvestre, Mario Casas, ?lex Gonz¨¢lez y Hugo Silva. Eso s¨ª, el premio m¨¢s acertado se lo llev¨® Quim Guti¨¦rrez de Dolce&Gabbana.
Al final, fue una noche de extremos, que se movi¨® entre el exceso de lo brillante y la contenci¨®n de la oscuridad. Seguramente, no son estos los tiempos para sutiles t¨¦rminos medios.
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