¡°En tiempos dif¨ªciles como los actuales confieso que me da cierta verg¨¹enza reivindicar la importancia de la cultura¡±

Premio nacional de las letras, 2012: Francisco Rodr¨ªguez Adrados; 2011: Jos¨¦ Luis Sampedro

Narrativa 2012: Javier Mar¨ªas (no lo acept¨®); 2011: Marcos Giralt Torrente.

Ensayo 2012: Victoria Camps; 2011: Joan Fontcuberta.

Literatura dram¨¢tica 2012: Ang¨¦lica Lidell; 2011: Jos¨¦ Ram¨®n Fern¨¢ndez.

Literatura infantil y juvenil 2012: Laura Gallego; 2011: Maite Carranza.

Poes¨ªa 2012: Antonio Carvajal; 2011: Francisca Aguirre.

Historia 2012: Ricardo Garc¨ªa C¨¢rcel; 2011: Isabel Burdiel.

Traducci¨®n 2012: Luz G¨®mez Garc¨ªa; 2011: Santiago Valenzuela.

Ilustraci¨®n 2012: Andr¨¦s R¨¢bago, 'El Roto'; 201: Emilio Urberuaga.

Periodismo cultural 2012: Juan Cruz; 2011: Ana Borderas.

Artes pl¨¢sticas 2012: Jaime Plensa; 2011: Elena Asins.

Fotograf¨ªa 2012: Eugeni Torcano i Andreu; 2011: Rafael Sanz Lobato.

Cinematograf¨ªa 2012: Yvonne Blake; 2011: Agust¨ª Vilallonga.

Dise?o de moda 2012: Manolo Blahnik; 2011: Elio Bernhayer.

Teatro 2012: Blanca Portillo; 2011: Juan G¨®mez-Cornejo.

Altezas

Execelent¨ªsimo Se?or Ministro

Excelet¨ªsimo Se?or Secretario de Estado

Autoridades

Se?oras y Se?ores

Compa?eros Premiados

Es un honor pronunciar estas palabras de agradecimiento en nombre de todos los que hemos sido distinguidos con los Premios Nacionales 2011.

Entre nosotros hay profesionales de muy diferentes ¨¢mbitos de la cultura:

de la literatura, de las artes pl¨¢sticas, de la moda, del teatro, del periodismo, de la edici¨®n, del c¨®mic, del circo, de la academia, de la m¨²sica, de la fotograf¨ªa, de la ilustraci¨®n, de la danza¡­

Somos creadores, investigadores, divulgadores, int¨¦rpretes, traductores, t¨¦cnicos, profesores, restauradores¡­

Y somos afortunados.

Nos unen muchas cosas. Una de ellas, naturalmente, la de estar aqu¨ª reunidos una ma?ana de febrero para recibir este reconocimiento. Creo hablar en nombre de todos, tambi¨¦n de los ausentes, si digo que ninguno lo desde?amos. Sin embargo, no es esto lo principal que nos une.

Hemos tenido la suerte de tener una vocaci¨®n y de haber podido desarrollarla. Esa es nuestra verdadera riqueza.

Nuestro ¨¦xito.

Para muchos no ha sido f¨¢cil. Algunos se vieron obligados en sus inicios a imponerse sobre los prejuicios de su familia, otros necesitaron compatibilizar su formaci¨®n con trabajos de todo tipo. A lo mejor hay quien todav¨ªa hoy necesita seguir haci¨¦ndolo. Nuestros oficios no son, en su mayor¨ªa, de los que permiten ganarse holgadamente la vida. No nos distingue el amor al dinero, ni a la seguridad, ni tan siquiera al confort. Nos imponemos la obligaci¨®n de no conformarnos, de exigirnos siempre m¨¢s, y por eso, si algo nos caracteriza, es la duda. Quienes lo hayan sentido, saben que no es balad¨ª no saber si lograremos sobrevivir haciendo lo que nos gusta. Algunos se despiertan con ello todas las ma?anas. No obstante, la batalla que libramos es en primer lugar con nosotros mismos y nuestra victoria o derrota la que resulta de alcanzar metas que nosotros nos trazamos.

Por eso tambi¨¦n somos privilegiados. Porque cuando empezamos a so?ar con convertirnos en lo que hoy somos no era nuestro objetivo estar en un lugar como este, recibiendo honores. Nuestro objetivo era bailar, escribir libros o editarlos, entretener, dibujar, pintar, hacer m¨²sica o informar conforme a nuestra idea del rigor y la independencia.

Y hemos podido hacerlo. Quiero creer que es ese compromiso lo que se ha premiado. Tambi¨¦n, que el objetivo no ha sido tanto reconocernos individualmente, como recordar que las disciplinas que representamos merecen atenci¨®n.

En tiempos como los que vivimos, en los que, por la codicia de unos y la complicidad de otros, derechos b¨¢sicos recogidos en la constituci¨®n son a diario puestos dram¨¢ticamente en cuesti¨®n, confieso que reivindicar la importancia de la cultura me da cierta verg¨¹enza. Nuestro trabajo es suficiente aval de esa convicci¨®n, y redundar no me resultar¨ªa f¨¢cil sabiendo, por ejemplo, que, si hacemos caso de la estad¨ªstica, a esta hora cientos de familias est¨¢n siendo arrojadas con sus enseres a la marginalidad.

Deber de todas las instituciones del Estado es velar por ellos.

El m¨ªo de esta ma?ana es dar las gracias.

En nombre de Elena Asins, de Rafael Sanz Lobato, de Elio Berhanyer, de Jos¨¦ Luis Sampedro, de Joan Foncuberta, de Jos¨¦ Ram¨®n Fern¨¢ndez, de Maite Carranza, de Francisca Aguirre, de Laura Casielles, de Isabel Burdiel, de Olivia de Miguel, de Selma Ancira, de Santiago Valenzuela, de Emilio Urberoaga, de Ana Borderas, del programa de radio La Estaci¨®n Azul, de la Fundaci¨®n CNSE para la supresi¨®n de barreras de comunicaci¨®n, de las editoriales Salamandra y Libros del Zorro Rojo, de la Escuela Carampa de Circo, de Javier Latorre, de Goyo Montero, de Juan Alberto Posadas Gago, de la Orquesta Barroca de Sevilla, de los profesionales que han estado y siguen en los servicios informativos de televisi¨®n espa?ola, de Santiago Auser¨®n, de Juan G¨®mez-Cornejo, de La Rous Teatro, del Grupo Espa?ol del Instituto Internacional de Conservaci¨®n y en el m¨ªo propio, gracias. Gracias por dejarnos pensar que lo que hacemos tiene valor. Pero, sobre todo, gracias por fomentar que otros lo piensen. Entre ellos, a lo mejor est¨¢n quienes nos sucedan en el futuro.