Querida dietarista
La consolidaci¨®n del triunfo de ¡®Girls¡¯ y Lena Dunham coincide con un alud de escritoras de autoficci¨®n que consolidan nuevos roles
Dicen las malas lenguas, y muchos analistas pol¨ªticos, que del humo de los cascotes emergi¨® una de las arengas m¨¢s extra?as y desafortunadas de la historia. Horas despu¨¦s de los ataques del 11S, el alcalde neoyorquino Rudy Giuliani tom¨® aire, cobr¨® inspiraci¨®n y solt¨®, m¨¢s ancho que un ocho y m¨¢s cabez¨®n que un pelocho: ¡°Demostrad que no ten¨¦is miedo. Id a los restaurantes. Id de compras¡±.
Ese go shopping, como posicionamiento patri¨®tico, como rebeli¨®n ¨ªntima ante la injusticia infinita y como frase que pulsa el signo de los tiempos. Resulta que aquello sucedi¨® en el a?o 2001 y al timonel republicano s¨®lo le falt¨® emitir un bando por el que en absolutamente todos los comercios de la ciudad sonara, a volumen 11, la sinton¨ªa de Sexo en Nueva York en bucle, serie a la que en aquel momento a¨²n le restaban tres a?os de emisi¨®n y viv¨ªa su apogeo como forjadora de f¨¦minas que buscaban al pr¨ªncipe (de traje de raya diplom¨¢tica) azul pero que encontraban mayor consuelo en los zapatos que ¨¦stos les regalaban para compensar su zafia masculinidad.
Ha pasado m¨¢s de una d¨¦cada. Muchos tiburones se han desangrado en esa misma ciudad y muchas sensibilidades han cambiado. Dicho de otro modo, al menos en el ambiente no flota (me refiero al clima cultural, a lo que se premia en los Globos de Oro y esas cosas) aquello que cantara Beyonc¨¦ (contone¨¢ndose, s¨ª, pero me ahorro recrearme en la imagen): ¡°Don¡¯t be mad once you see that he want it / Cause if you like it, then you shoulda put a ring on it¡ Oh, oh, oh, oh¡±. Oh: si te gusta lo que ves, trae para ac¨¢ un pedrusco del tama?o de una pelota de tenis.
?Olvida el anillo, p¨¢same esa cerveza
¡°Ni la b¨²squeda de un marido ni preguntarme si tendr¨ªa una familia alg¨²n d¨ªa ni querer vivir en una casa enorme o pensar que ser¨ªa la bomba conseguir un gran diamante ha sido nunca el motor de mis acciones¡±, afirma Lena Dunham. Ella es quien gana ahora el Globo de Oro en su categor¨ªa (si de algo sirven estos premios es como bar¨®metro de su impacto social masivo) con la serie ultraconfesional Girls. Su modelo de chica, veintea?era y no treinta?era, quiz¨¢s algo hipster y muy solipsista pero no tan rematadamente pija hasta la parodia, ansiosa, quiz¨¢s, pero no hist¨¦rica, crea ahora m¨¢s empat¨ªa en much¨ªsimos c¨ªrculos. Van s¨®lo emitidos los primeros cap¨ªtulos de la segunda temporada y, aqu¨ª la segunda prueba de c¨®mo ha calado su estereotipo, firm¨® hace poco un contrato para su primer libro de memorias por 3,7 milones de d¨®lares. Una cifra cercana a la de los cinco millones que consigui¨® un personaje tan masivo como la c¨®mica Tina Fey, que a su manera ya redefini¨® el rol femenino en un p¨²blico menos exclusivo.
Espejito, espejito¡ qui¨¦n es la m¨¢s¡ Espera, espejito, dame un p*** respiro.
Evidentemente, uno se pone ya la venda antes de ver la herida, no todas las chicas de la poblaci¨®n mundial m¨¢s o menos acomodada responden a ese patr¨®n de comportamiento, pero s¨ª es cierto que el volumen de empat¨ªa que genera valida esa intuici¨®n. Acotar un tipo m¨¢s o menos nuevo en la sociedad, y m¨¢s acotarlo a un g¨¦nero, resulta torpe y arriesgado. Y definirlo con adjetivos (urbanita, culta, desacomplejada, confundida, sexual, imp¨²dica-en-el-buen-sentido, m¨¢s respetuosa con el ritmo que con la ortotipograf¨ªa en la escritura, con presencia en la red, autorreferencial) es caer muy pronto en una ret¨®rica absurda de v¨ªdeo presentaci¨®n de concursante de Gran Hermano que flaco favor le hace al arriba firmante.
No hay nada m¨¢s literaturizable que el tremendo patetismo masculino o la trillada histeria femenina; son esos dos clich¨¦s atajos a la situaci¨®n m¨¢s o menos c¨®mica. Este modelo, sin embargo, intenta buscar otra v¨ªa. Una sensibilidad que se percibe, como veremos, en toda una explosi¨®n de autoficci¨®n, dietarismo y derivados de la literatura del yo escrita por chicas de su generaci¨®n o paisaje sentimental.
Dunham dice que s¨®lo aprecia la literatura femenina convencional y que lleva en el iPod, al lado de canciones de los Vaccines, Betty Davies, Best Coast y LCD Soundsystem aquel poema de Sylvia Plath (The Thin People: ¡°They are always with us, the thin people / Meager of dimensi¨®n as the gray people / On a movie-screen. They are unreal¡±). Al personaje de Dunham parece que siempre el cuello de la camisa se le haya quedado rebelde y mal puesto porque ha salido a la carrera de alg¨²n colch¨®n de muelles malintencionados, que el vestido siempre le caiga demasiado largo o demasiado corto. Pero es precisamente por cosas como ¨¦sa por las que ahora le dedican art¨ªculos a su desnudez de un cuerpo m¨¢s bien at¨ªpico o precisamente t¨ªpico (ver la escena ¨¦sa en la que juega al ping-pong en bragas).
La primera es la primera
En su nunca lo suficientemente citado Teenage: The creation of youth (por el alt¨ªsimo, que alguien tenga aqu¨ª de una vez las agallas para editar ese tomazo), el cr¨ªtico Jon Savage sit¨²a el inicio de la adolescencia en la publicaci¨®n del diario personal de la artista Maria Bashkisteff. Una chica decimon¨®nica algo m¨ªstica, pero en lucha contra la solemnidad papanatas y contra la frivolidad, que escribi¨®, precisamente sobre las p¨¢ginas de su diario a¨²n in¨¦dito antes de morir poco despu¨¦s aquejada de tuberculosis: ¡°Si no vivo lo suficiente para ser ilustre, este diario ser¨¢ interesante¡± y ¡°Yo estoy aqu¨ª demasiado desnuda para mostrarme en esta vida¡±. Bien, vivimos tiempos de streaming emocional, de contarlas tal como vienen, as¨ª que ese tipo de literatura abiertamente autobiogr¨¢fica y sin ropas ya no necesita tiempo de cuarentena ni embargo alguno. Est¨¢ en los fogonazos cotidianos de las tuiteras, algunas tan esnobs como? brillantes, otras en blogs y muchas en libros.
Evidentemente tambi¨¦n proliferan los dietarios masculinos (y tremendamente buenos, de Manuel Jabois a Federico Montalb¨¢n), pero uno se siente en la necesidad de exponer de entrada que no pretende presentar un art¨ªculo como s¨ªntesis de toda una ¨¦poca, sino para poner el foco sobre alg¨²n brote.
He aqu¨ª una peque?a lista de autoras actuales que se exponen y explotan la autoficci¨®n desde el yo femenino, de cl¨¢sicas insultantemente l¨²cidas como Joan Didion a nuevas m¨¢s macarras como Lesley Arfin (coguionista de Girls, por cierto, que edit¨® su Querido diario con Alpha Decay), pasando por la autoexploraci¨®n sobre el sexo y la maternidad de Gabriela Wiener o los proyectos en ciernes de Silvia Nanclares y los fanzines de Helena Exquis. Pero como esto no pretende ser un inventario de escritoras del yo, he aqu¨ª a algunas autoras con obra publicada recientemente que se colocan en el centro de su literatura. Si se rompe la barrera entre arte y vida, cae el tabique entre la ficci¨®n y la no-ficci¨®n. Del dietario de corte cl¨¢sico de Isabel Sucunza (1972), que le¨ªa y pensaba (es lo mismo) dormitando sobre el mostrador de un establecimiento de ropa en La tienda y la vida (Blackie Books), al manual de supervivencia y autonom¨ªa rural (entre el Vivir otra vez del ex publicista hippy de los seteenta Jacques Massacrier, el Steal this book urbano de Abbie Hoffman y la literatura del Fup, de Jim Dodge) que firmara Dolly Freed en 1978; de la memoria libre y la autobiograf¨ªa a los 25 a?os de la argentina In¨¦s Acevedo (1983) con Una idea genial (Alpha Decay) a las cuitas nocturnas y/o en bicicleta de estilo saltar¨ªn de Ainhoa Rebolledo (Mari Klinski, de Honolulu Books; Maldita sea, en Sigueleyendo; si dicen que todo es texto, Rebolledo (1987) escribe todo el rato y de forma compulsiva, como queriendo engullir un pack de seis minimangums de chocolate blanco mientras se baja una Xibeca de litro)o a la poes¨ªa de Luna Miguel (se rumorea que ya en la cuna le aburr¨ªa el m¨®vil de colores colgado del techo, ese de los dinosarios, y escond¨ªa debajo de la almohada Vive o muere de Anne Sexton; le ven¨ªa una t¨ªa abuela a hacer caranto?as y ella balbuceaba gu-gu con abandono mientras arrugaba la nariz, pasaba la p¨¢gina y segu¨ªa leyendo; ella, que tampoco olvida el humor y eso de sacarle hierro a las cosas, tambi¨¦n parece escribir sin descanso y sin anticl¨ªmax; Miguel (1990), de hecho, se escribe cada d¨ªa).
Ya sospechaban Shalom Auslander en Esperanza. Una tragedia y Philip Roth en La visita al maestro que Ana Frank podr¨ªa estar viva. Quiz¨¢s ella no, pero s¨ª su esp¨ªritu. O eso o una nueva sensibilidad que recorre la autoficci¨®n femenina. Aqu¨ª un micr¨®fono, aqu¨ª algunas de las autoras citadas. Veamos qu¨¦ opinan ellas.
Algunas protagonistas de sus historias, al habla
1.- Tus referentes o espejos (literarios).
Isabel Sucunza: ¡°Me veo muy tentada a responderte que el gran referente de literatura confesional femenina ser¨ªa para m¨ª el de Madame Bovary, que ni fue escrito por una se?ora ni es un dietario... Flaubert hace esto, en forma de novela; y, aunque tampoco fuera una se?ora, Josep Pla (que s¨ª que ser¨ªa el referente para m¨ª en cuanto a escritor de dietarios), tambi¨¦n consigue hacerlo en el Quadern gris.
Ainhoa Rebolledo: ¡°Sin duda, mi primer referente fueron las p¨¢ginas que dedicaban en la revista Nuevo Vale a testimonios er¨®tico-dram¨¢ticos narrados en primera persona, en teor¨ªa, por chicas adolescentes. Le¨ªa esos testimonios cuando ten¨ªa trece o catorce a?os, me encantaban. Contaban historias de primeros besos y p¨¦rdidas de virginidad, amores imposibles o prohibidos, peleas con amigas por culpa de novios, problemas con la novia de los padres (que siempre denominaban ¡°madrastra¡±), autoficci¨®n para adolescentes. Wiener y su Nueve lunas me gust¨® tanto que a veces pienso que s¨®lo me quedar¨ªa embarazada para escribir un libro como ese. Me gust¨® mucho, es muy intenso, por eso nunca me he atrevido a recomend¨¢rselo a una embarazada porque es una historia autobiogr¨¢fica demasiado dura sobre su embarazo. Sin embargo, los diarios que m¨¢s me han influido son los diarios visuales de dos chicas espa?olas (que, por cierto, ambas viven en el extranjero): Indiana Caba http://www.ohmagpie.com/thelongestday/ y Florencia Serrot, http://flofatale.blogspot.com.es/ Son diarios hechos a partir de fotos, con textos muy breves, que me parecen preciosos¡±.
In¨¦s Acevedo: ¡°En Argentina tenemos dos grandes escritoras de estilo confesional, Silvina y Victoria Ocampo. Silvina Ocampo ha escrito gran cantidad de relatos y novelas que si bien no son netamente autobiogr¨¢ficos siempre est¨¢n en el borde. En tanto su hermana, Victoria, no como escritora sino como directora de la revista Sur, tambi¨¦n public¨® sus diarios ¨ªntimos, memorias, etc. Tambi¨¦n un texto favorito para m¨ª es uno de Salvadora Onrubia, tambi¨¦n argentina, titulado Gaby y el amo. Tambi¨¦n hace poco le¨ªKitchen, de Banana Yoshimoto, que si bien no es un diario ¨ªntimo, tiene el talento de hacernos pensar que esa historia le ocurri¨® a la autora¡±.
Dolly Freed: ¡°Podr¨ªa responder Little me, de Belle Poitrine, pero eso no habr¨ªa estado bien, aunque el libro es hilarante. Cualquier cosa de Germaine Greer es iluminadora, incendiaria y normalmente correcta. La brillante pero socialmente constre?ida Sylvia Plath me ayud¨® a mantener mis elecciones abiertas en mi vida. Lo major de este tipo de libros es que puedes vivir otra vida, absorver experiencias y aprender en d¨ªas lo que te llevar¨ªa a?os aprender. Hablando abierta y sinceramente de sus experiencias, este tipo de mujeres no solo nos entretiene unas horas, sino que nos ayuda a definirnos. Fueron important¨ªsimas en mi adolescencia. A¨²n lo son¡±.
?2.- ¡®Girls¡¯, ?un modelo alternativo?
?Isabel Sucunza: ¡°Tanto con Sexo en Nueva York como en Girls (que me encanta, por cierto), creo que se da el fen¨®meno contrario: es el p¨²blico el que se expone, se retrata, al verlas. Los creadores tanto de una como de otra, presentan unos momentos concretos en la vida de unos personajes concretos en unos ambientes concretos; lo que hace que el p¨²blico se enganche, es verse retratado en ellos: ver retratado lo que son o lo que les gustar¨ªa ser. Ya buscan los guionistas la manera de que sea as¨ª: entre las cuatro protagonistas de ambas series cubren los estereotipos femeninos b¨¢sicos. Sexo en Nueva York jugaba adem¨¢s la carta del "lujo". Respondiendo a la pregunta: s¨ª, creo que Girls retrata mejor la cosa actual, m¨¢s realista y con cierta ambici¨®n cultural¡±.
Luna Miguel: ¡°Si te soy sincera... odio Girls¡±.
In¨¦s Acevedo: ¡°Lamentablemente no he visto Girls, dicen que es buena. Pero s¨ª he visto y me gustaba mucho Sexo en Nueva York¡±.
3. Escribir para publicar, hablarle al lector
?Isabel Sucunza: ¡°Yo, en principio, no pienso en un lector. De hecho, en el momento en el que me puse a pensar en un lector (que fue cuando surgi¨® la posibilidad del libro), escribir se me empez¨® a hacer muy cuesta arriba y tuve que hacer el ejercicio -terrible- de quit¨¢rmelo de la cabeza de nuevo. Creo que fue lo que m¨¢s me cost¨® del proceso de escritura del libro. Y no porque contara cosas ¨ªntimas que, al final, lo ¨²nico que estoy explicando aqu¨ª no son ni secretos ni an¨¦cdotas privadas, sino reflexiones propias; sino porque uno, al final, se expone al escribir; tiene que exponerse, si no, acaba haciendo otra novela hist¨®rica, ambientada en una ¨¦poca que ni le va ni le viene, sobre hechos encontrados en peri¨®dicos que ni siquiera tiene en casa, por ejemplo¡±.
Luna Miguel: ¡°Supongo que aqu¨ª har¨¦ la distinci¨®n entre mi poes¨ªa y mi blog, que aunque son distintos est¨¢n fuertemente relacionados, y a veces la separaci¨®n es muy difusa. Mi poes¨ªa la escribo en solitario, se toma mucho m¨¢s tiempo, la corrijo m¨¢s, la leo y releo, borro y cambio... siempre mucho m¨¢s ¨ªntima que mis textos del blog que son m¨¢s directos, m¨¢s hacia ese p¨²blico que me lee d¨ªa a d¨ªa y que ya espera ciertas cosas de m¨ª¡±.
Ainhoa Rebolledo: ¡°Existen blogueras y blogueros que publican posts s¨®lo y para que sean le¨ªdos, es m¨¢s, para que les paguen por los contenidos. Ese tipo de blogs no me interesan demasiado. Tambi¨¦n existen blogueras que publican lo que realmente les interesa: describen lo que les hace feliz, publican una fotograf¨ªa de su novio desnudo en la cama¡ esos son los que me gustan. Cuando era peque?a (12-16 a?os) escrib¨ªa un diario que est¨¢ escondido en un caj¨®n en casa de mis padres, en Santiago de Compostela. Cuando tuve internet, tuve varios fotologs (porque estaban de moda) y all¨ª escrib¨ªa mucho. Tuve varios porque cuando empezaban a tener seguidores, los cerraba por verg¨¹enza. En 2009 empec¨¦ un blog llamado Let¡¯s Pretend We Were Drunk que se convirti¨® en mi diario personal (lo llamaba diario post-adolescente). All¨ª contaba las cosas que me pasaban y lo que pensaban y la verdad es que mucha gente lo le¨ªa. Sin embargo, poco a poco, mis conocidos fueron descubriendo el blog y desde hace unos meses, si pones mi nombre en google, lo primero que sale de m¨ª en internet es mi blog. Ahora, en vez de contar las cosas que me pasan realmente, subo fotos que ¨Cen teor¨ªa- cuentan lo que me est¨¢ pasando.
In¨¦s Acevedo: ¡°Tengo variados diarios ¨ªntimos que he ido escribiendo y escribo, y no tienen el objeto de ser publicados ni le¨ªdos por nadie. Adem¨¢s, tengo un blog, que lo lee mucha gente. Lo interesante es que no creo que uno escriba sin pensar en un lector. Aun cuando mis diarios ¨ªntimos son ¡°secretos¡± uno puede imaginarse que va a morir y alguien los va a encontrar. Es interesante porque la manera en que los escribo es completamente diferente: el blog es descontracturado y lleno de errores de tipeo. Los diarios est¨¢n escritos sin ning¨²n error y en una sintaxis cl¨¢sica¡±.
4.- La exposici¨®n del supery¨® en redes.
?Isabel Sucunza: ¡°De la misma manera que tener m¨®viles con c¨¢maras ha influido en la fotograf¨ªa y en el cine: ha convertido a todo el mundo en posible creador, lo cual hace que, en un primer momento, haya un volumen de informaci¨®n brutal circulando por ah¨ª, sin filtros y, por tanto, de la calidad m¨¢s variable¡±.
Ainhoa Rebolledo: ¡°Creo que esto ha influido en el sentido de que la exposici¨®n constante del hace que las mujeres publiquen cosas muy grandes sobre s¨ª mismas para evitar revelar los detalles, sus verdaderas intimidades (lo que, por otro lado, creo que es lo que realmente le interesa al lector). Considero que la rapidez de las redes sociales ha hecho que la narrativa autobiogr¨¢fica femenina se limite cada vez m¨¢s a fotos (qui¨¦n no tiene una c¨¢mara en el m¨®vil hoy en d¨ªa, bueno, yo no la tengo) y menos a textos narrativos. Hoy en d¨ªa todo va tan r¨¢pido que me da la sensaci¨®n de que nadie tiene tiempo ni ganas para sentarse a escribir largo y tendido sobre sus sentimientos. Pero conf¨ªo en la existencia de miles de libretas escondidas debajo de las camas de estas blogueras de instagram. No, la verdad es que no creo que existan¡±.
In¨¦s Acevedo: ¡°Sin duda esta nueva cultura de ¡°mostrar nuestra vida¡± es lo que permite que las autobiograf¨ªas puedan existir sin que nadie sienta verg¨¹enza de ellas, ni los autores ni los que la leen. Hay una conexi¨®n grande entre la literatura femenina y las redes sociales junto a otros formatos no tradicionales como el blog. Durante el siglo XX, la literatura ven¨ªa en forma de libro y el hombre ten¨ªa prevalencia. Poco a poco cambi¨®, y ahora los formatos no tradicionales como el blog, abrieron a¨²n m¨¢s las posibilidades para las mujeres. La capacidad de mutar, la rapidez y el gusto por hablar de nuestras cosas son propios de la mujer y no tanto del hombre, a mi entender. Como el chisme. Adem¨¢s, seg¨²n una respetada cr¨ªtica de la cultura, Josefina Ludmer en su ensayo, Aqu¨ª Am¨¦rica latina, la literatura y la vida se han aproximado tanto que ya la literatura pierde autonom¨ªa. Creo que esa cercan¨ªa entre literatura y vida es lo que da pie a que la literatura autobiogr¨¢fica tenga el lugar que hoy tiene. Pero ?qu¨¦ vida? Hoy las cosas importantes de la vida son las cosas cotidianas que nos rodean, ya no ¡°los grandes temas¡± como ¡°la guerra y la paz¡±, ni las grandes novelas, y ese tipo de cosas son las que nos importan a las mujeres: los hijos, las amigas, la ropa, la comida, las mascotas, los novios y los maridos.
Dolly Freed: ¡°Mantener una p¨¢gina de Facebook es algo parecido a llevar un diario. La gente publica eventos, pensamientos y sentimientos para que los vea un public. Puedes, de hecho, accede mucho a la intimidad de esa persona abriendo su Fracebook. Es m¨¢s, si tienes tiempo para revisar sus gustos, los eventos que ha publicado o los lugares que el mapa muestra que ha visitado, y leer lo que ha escrito durante a?os en su timeline, tienes una idea de muchas partes de su existencia. S¨ª, lo veo como una forma de mantener un diario. Si esa instrospecci¨®n es honesta, depende de la persona. Creo que nos sentimos intocables tecleando cosas en nuestro comod¨ªsimo laptop y tel¨¦fono para ser descubiertas en otro. Cuando yo era joven, pocas chicas hablaban de sus pulsiones m¨¢s profundas, sino de temas superficiales. Yo lo hice, de alg¨²n modo. Ahora mi hija conoce a varias chicas cuyas situaciones son dif¨ªciles, pero con internet pueden recibir apoyo. Los social media permiten a esas chicas tener una voz y eso es algo bueno en sus vidas. Antes, solo las m¨¢s seguras de ellas mismas, las m¨¢s brillantes o las m¨¢s suertudas pod¨ªan publicar sus historias. Ahora, puede todo el mundo¡±.
?5.- Entonces, ?un nuevo modelo o no?
?Isabel Sucunza: ¡°Existe, pero creo que es una de las cosas que no perdurar¨¢, quiero decir, seguir¨¢ existiendo, pero unos libros 'femeninos' ir¨¢n sucediendo a otros. La mirada extremadamente femenina -o reducida a lo femenino- no es una mirada universal, que es lo que perdura normalmente, igual que no lo es una mirada extremadamente masculina. Ahora estoy pensando en Edith Wharton: escrib¨ªa a principios del siglo XX y su mirada, hasta sus protagonistas (que eran se?oras), no se correspond¨ªan con el clich¨¦ femenino de la ¨¦poca¡±.
?Ainhoa Rebolledo: ¡°No conozco muchos blogs de escritoras confesionales. Quiz¨¢s michochosinti o yofollecontigo, (que me parecen horribles, por cierto) sean confesionales pero considero que son confesionales de mentira, no tienen la inocencia que ten¨ªa la secci¨®n de testimonios del Nuevo Vale. Parece ser que en el siglo XXI s¨®lo se pueden confesar cosas en materia de sexo¡±.
?In¨¦s Acevedo: ¡°S¨ª, hay un estereotipo y es muy simple. Se trata de una mujer que est¨¢ muy ocupada, puede ser por su profesi¨®n o por su rol de ama de casa y cuidar a los ni?os. Como su vida es complicada, encuentra en la escritura un escape. La vida, aquello que no le da tiempo a ¡°dedicarse a escribir una novela¡± es lo que la empuja a escribir aquellos textos cortos e instant¨¢neos sobre ¡°la vida que no le da tiempo a escribir otra cosa que sobre su vida¡±.
?Dolly Freed: ¡°S¨ª, como te dec¨ªa, los hombres ya no son los que controlan la informaci¨®n p¨²blica. Todo es ahora m¨¢s emocionante para las escritoras¡±.
6.- ?Superado, al fin, el lector potencial por g¨¦nero?
?Isabel Sucunza: ¡°S¨ª: esa es la clave. Si la obra tiene valor literario, da lo mismo que la haya escrito un se?or, una se?ora, que hable de la maternidad o que hable de un se?or perdido en la selva¡±.
Ainhoa Rebolledo: ¡°Normalmente se asociaba un lector enfocado al p¨²blico femenino, que, por otro lado, es el mayoritario. Pero no creo que sea as¨ª. Por un lado, porque quiz¨¢s los temas y enfoques son cada vez m¨¢s parecidos, pero por otro por el lector voyeur y por el valor literario de las obras que no requieren ning¨²n tipo de discriminaci¨®n positiva o etiquetado¡±.
?In¨¦s Acevedo: ¡°Creo que es una vieja diferencia y contin¨²a igual. No creo que se haya actualizado en las mujeres, s¨ª m¨¢s bien en los hombres, que se han sensibilizado much¨ªsimo si comparamos a nuestros padres y abuelos con personas de 20 o 30. Sin embargo hay una sensibilidad diferente de las mujeres que es estar atentas a todo y a todos y querer analizar las conductas de la gente. A las mujeres nos gusta rumiar, o sea masticar una idea, y frecuentemente nos imaginamos que estamos hablando con alguien y qu¨¦ le vamos a decir o qu¨¦ le hubi¨¦ramos dicho¡ tenemos m¨¢s fantas¨ªas. Las mujeres pensamos m¨¢s en el futuro y queremos saber qu¨¦ va a pasar y c¨®mo ocurrir¨¢. Estamos pendientes del tiempo, nos importan las fechas, los aniversarios. Nos gusta conectar todo y hacer historias con eso. Si ves pasar un hombre y una mujer por la calle y mir¨¢s su cara, pod¨¦s ver que el hombre camina tranquilo, sin embargo la mujer tiene la cara cruzada por variados pensamientos, muchas preocupaciones est¨¢n pasando por su cabeza¡±.
7.- Por qu¨¦ escribes es una pregunta que da pereza¡ Otra: ?por qu¨¦ escribes sobre ti?
?Isabel Sucunza: ¡°El hecho de trabajar en una tienda de ropa me estaba provocando ser una yo tan diferente a la que era que tuve que empezar a escribir cada noche, cuando llegaba a casa reventada despu¨¦s de 10 horas de trabajo, para no perderme de vista del todo, creo¡±.
?Ainhoa Rebolledo: ¡°Escribo sobre m¨ª misma (recuerdos reales o inventados) desde que asum¨ª lo dif¨ªcil que es crear ficci¨®n, con sus di¨¢logos, sus personajes, sus tramas¡ Los dos libros que he escrito han sido autoficciones medio inventadas: Mari Klinski: la historia de mi vida a partir de mis bicicletas y la Antropolog¨ªa de la noche madrile?a: mis recuerdos y amores de los bares de Madrid¡±.
In¨¦s Acevedo: ¡°En el caso de la autobiograf¨ªa no me anim¨¦, me animaron dos amigos a escribirla para presentarla a un concurso. Cuando tuve que decidir publicarla dud¨¦ bastante. El hecho de ser hu¨¦rfana, que mis padres jam¨¢s la leer¨ªan me ayud¨® mucho. Si ellos estuvieran vivos, qui¨¦n sabe, me habr¨ªa dado verg¨¹enza. En cuanto a mi blog, si bien lo firmo con mi nombre, no conozco a mis lectores. Resuelvo la verg¨¹enza escribiendo mucho, todos los d¨ªas.Si hoy me da verg¨¹enza algo que escrib¨ª, pronto nadie lo leer¨¢, porque las cosas nuevas har¨¢n que ese post vaya quedando cada vez m¨¢s abajo hasta desaparecer. La verg¨¹enza es m¨¢s bien el motor de la escritura¡±.
?Dolly Freed: ¡°Soy profesora. La escritura es parte de lo que ense?o. Toda mi vida he odiado la gente que no comparte su entusiasmo. Tan pronto como aprend¨ª las letras y los colores, se los ense?¨¦ a mi hermano. Tan pronto como viv¨ª, escrib¨ª un libro sobre ello. Ve¨ªa que mi padre y yo est¨¢bamos haciendo algo especial, y pens¨¦ que la raz¨®n por la que mucha gente es as¨ª de miserable es porque no sabe que podr¨ªa vivir una vida feliz sin dinero. Quer¨ªa compartir eso. Por ejemplo, ahora estoy empezando un libro de cocina porque me encanta cocinar y soy buena en ello. Quiero compartir siempre mis experiencias¡±.
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