Bruselas castiga a Luxemburgo y Francia por el IVA del libro digital
La Comisi¨®n les lleva al Tribunal de Justicia de la UE por aplicar tipos reducidos
El precio de los libros electr¨®nicos se ha convertido en la pen¨²ltima batalla que incendia los pasillos de las instituciones europeas. Las autoridades comunitarias denunciaron ayer a Francia y Luxemburgo por permitir que sus ciudadanos paguen por estos productos un IVA reducido, el mismo que se aplica a sus hermanos mayores de papel y tinta. Presionados por los editores y los Gobiernos del resto de la UE, Bruselas exige a Par¨ªs y Luxemburgo que acaben con unas pr¨¢cticas que consideran desleales.
Lo parad¨®jico de la guerra del ebook es que la propia Comisi¨®n prev¨¦ presentar este a?o una propuesta para convertir en norma lo que ahora denuncia: igualar los impuestos que conlleva la compra de un libro tradicional con los de uno digital. Pero Bruselas quiere que ese cambio lo den todos los pa¨ªses a la vez, sin atajos. ¡°Mientras se aclara el marco legal, los Estados miembros tienen que jugar limpio¡±, lanz¨® ayer el comisario europeo de Fiscalidad, Algirdas Semetas.
El conflicto viene de 2012, cuando Francia decidi¨® gravar los libros electr¨®nicos con un IVA del 7% en lugar del tipo general que le corresponde, el 19,6%. Luxemburgo hizo lo mismo, pero con porcentajes a¨²n menores: un 3% en vez del 15%. La Comisi¨®n atiende ahora las quejas del sector, que protesta porque algunos grandes de la industria han reorganizado sus canales de distribuci¨®n para beneficiarse de la menor presi¨®n fiscal. La legislaci¨®n europea enumera los productos que se pueden beneficiar de una fiscalidad m¨¢s reducida; y los servicios digitales no est¨¢n en este listado.
¡°Los dos pa¨ªses denunciados han tenido la oportunidad de exponer sus argumentos, y se han negado a rectificar¡±, aseguran fuentes comunitarias. Si el Tribunal de Justicia de la UE dictamina que Francia y Luxemburgo han violado la ley y ambos insisten en su actitud se enfrentan a la amenaza de una sanci¨®n econ¨®mica. Con la normativa europea en la mano, un consumidor franc¨¦s que hoy paga 15 euros por un libro electr¨®nico tendr¨ªa que desembolsar casi 17.
La propuesta sobre el IVA que la Comisi¨®n presentar¨¢ este a?o no es el ¨²nico cambio que afectar¨¢ pr¨®ximamente a los libros electr¨®nicos. Cuando un europeo adquiere un producto digital, el impuesto sobre el consumo lo recauda el pa¨ªs del vendedor. As¨ª se explica, por ejemplo, que Amazon eligiera como sede Luxemburgo, un oasis de fiscalidad amable en medio de la UE. Pero a partir de 2015 dar¨¢ igual d¨®nde se compre Libertad en formato digital. Porque si un espa?ol compra la ¨²ltima obra de Jonathan Franzen, el gravamen ir¨¢ a las arcas espa?olas y con el tipo que establecen las normas espa?olas.
Par¨ªs recibi¨® con calma la esperada decisi¨®n de Bruselas. Desde hace meses, sus expertos en econom¨ªa digital han explicado a la Comisi¨®n Europea que el libro electr¨®nico es un bien cultural como otro cualquiera y que debe ser protegido fiscalmente en nombre de ¡°la neutralidad del soporte tecnol¨®gico¡±. Para el pa¨ªs de Voltaire y Hugo, resulta absurdo que el libro digital no se beneficie del mismo IVA reducido que se aplica al libro tradicional desde hace a?os, y por eso decidi¨® el 1 de enero de 2012 imponer una tasa del 7% a los libros digitales; con la llegada al poder del socialista Fran?ois Hollande, el impuesto se redujo hasta el 5,5% que grava a todos los bienes culturales.
Si Londres se queja de que Amazon aprovecha el para¨ªso fiscal de Luxemburgo para facturar all¨ª sus beneficios, Par¨ªs tambi¨¦n se queja de que Google y otras multinacionales facturan sus beneficios en para¨ªsos fiscales. Pero en Francia, el libro es el libro. La cultura del IVA reducido es una vieja tradici¨®n de los editores franceses, pero ayer fue la ministra de Cultura luxemburguesa, Octavie Modert, la que defendi¨® la postura com¨²n. ¡°El libro es un bien educativo y juega un gran papel en la formaci¨®n de la gente. Un libro es un libro sea electr¨®nico o no, y de ah¨ª la importancia de aplicar una supertasa reducida a las dos versiones¡±. Modert matiz¨® que el problema no consiste en aumentar el IVA sino en aplicar una tasa especial a los libros electr¨®nicos para equipararlos a los otros servicios digitales.
Babelia
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