De la cola del paro al escenario
El director del Ballet Nacional de Grecia crea un exitoso proyecto con j¨®venes bailarines sin empleo
Las manos se alzan al un¨ªsono, el dedo ¨ªndice levantado como cuando se quiere hacer una pregunta. ¡°?Podemos?¡±, parecen decir. El gesto no recibe respuesta. Solo queda reflejado en un enorme espejo en la pared. En el fondo se oye la obertura de la Gazza Ladra de Gioacchino Rossini. ¡°Hay demasiadas preguntas de los j¨®venes que se quedan sin respuesta. El espect¨¢culo lo ver¨¢n tambi¨¦n las autoridades del pa¨ªs, por eso he decidido poner esta escena¡±, dice el core¨®grafo Renato Zanella.
Es el director del Ballet Nacional de Grecia y las que se levantan son las manos de once bailarines que ensayan la coreograf¨ªa preparada especialmente para ellos. Especialmente porque son un grupo diferente. Son exestudiantes de la Academia nacional a quienes, en medio de falta de empleo y de las dificultades de la gran recesi¨®n griega, la escuela ha reabierto sus puertas. ¡°No hay producciones y hay quien no puede pagarse ni el viaje para ir a las audiciones. Les quer¨ªa dar una casa. Quer¨ªa que pudieran entrar aqu¨ª. Y no ilegalmente sino con un seguro, sin tener que pagar 20 euros para ir a las clases fuera¡±, cuenta Zanella para explicar qu¨¦ es Dancebox, el proyecto que lanz¨® a finales de 2012 para dar una oportunidad a estos j¨®venes bailarines. ¡°Mi sue?o es que al final del a?o, o incluso de dos a?os, todos tengan un contrato. Mientras tanto tienen clases aqu¨ª todos los d¨ªas¡±, explica el core¨®grafo italiano que, tras diez como director art¨ªstico del ballet de la ?pera de Viena y cinco como free lance, en septiembre de 2011 desembarc¨® en Atenas en plena tormenta econ¨®mica.
?Qu¨¦ le decidi¨® a embarcarse en una aventura que se ve¨ªa dif¨ªcil, si no imposible, en un teatro cuyos presupuestos han sido reducidos a la mitad? Para Zanella, que desde 2009 ven¨ªa ensayando la experiencia griega como director art¨ªstico del Festival Internacional del Egeo, Grecia era un desaf¨ªo profesional, un sitio donde forjar proyectos ¡°con las propias manos¡± a pesar de los presupuestos no competitivos con otras grandes producciones mundiales. Los resultados le est¨¢n dando la raz¨®n.
¡°La respuesta es que los teatros est¨¢n llenos. Hemos hecho 11 espect¨¢culos de los Vespri Siciliani, ocho r¨¦plicas de Tosca y ahora cuatro del Cascanueces. Todos con aforo completo¡±, relata. No son solo los n¨²meros del ¨¦xito sino de la supervivencia. Porque con la subvenci¨®n del Estado que ahora solo cubre los salarios de la plantilla, todo lo dem¨¢s viene de las entradas. ¡°La ?pera Nacional est¨¢ luchando para mantener a la plantilla. En el ballet, tenemos a 58 personas con contrato indefinido. El coro tiene 60 elementos y la orquesta un centenar¡±, dice Zanella.
¡°La primera cosa que nos dijo cuando lleg¨® fue: ¡®Sois el Ballet Nacional de Grecia y nadie os conoce. Por favor, yo quiero que todo el mundo os conozca¡¯. Y cuando ves a alguien trabajar con tanto entusiasmo en este periodo de crisis no puedes parar¡±, cuenta ?o, que fue bailarina durante 22 a?os y ahora es la asistenta del director. A ella, como a los dem¨¢s, la crisis le ha reducido el sueldo en un 30%. Y no son salarios con cifras astron¨®micas: ¡°Tenemos cuatro niveles, desde el inicial, con unos 900 euros, subiendo 200 o 300 euros por cada escal¨®n¡±.
Los teatro est¨¢n llenos cada vez que se ha representado una de las obras
Zanella usa a menudo la palabra esperanza. Es lo que quer¨ªa para estos once bailarines del proyecto Dancebox, seleccionados en noviembre en unas concurridas audiciones. ¡°Para nosotros es una oportunidad, porque por lo dem¨¢s no las hay¡±, afirma Dimitris, 23 a?os. Fuera de aqu¨ª todos se buscan la vida ganando 200 o 300 euros al mes como profesores en escuelas privadas. O camareros en un alg¨²n local. Como Stratoulia, 25 a?os, que pide el permiso para cambiarse un d¨ªa al turno de clases de la ma?ana porque por la tarde tiene que trabajar en un bar. ¡°Me dan 25 euros por 12 horas. Pero ?qu¨¦ hago?¡±, le dice a Zanella que escucha sorprendido. ¡°Es un trabajo y es lo que hay¡±, a?ade la bailarina.
El director dice que siente el deber de ayudarles, porque en su momento ¨¦l tambi¨¦n encontr¨® a gente que apost¨® por su talento. Hijo de una familia de industriales, no quiso seguir en la empresa de la saga y a los 19 a?os se fue de casa para ir a estudiar baile a Cannes, con una beca que consist¨ªa en hacerle trabajar seis horas al d¨ªa y siete d¨ªas por semana en la cocina para poder ir a las clases sin pagar.
¡°S¨¦ lo duro que es. He creado lo que tengo de la nada, con gente que crey¨® en m¨ª. Ahora solo trato de pasar el testigo¡±, afirma el core¨®grafo. Por eso no para de dar vueltas para encontrar nuevas v¨ªas de financiaci¨®n. Pero a los bailarines que ensayan en la sala, solo les repite: ¡°En nuestra profesi¨®n solamente competimos con la m¨²sica. Sobre esto os ten¨¦is que focalizar¡±.
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