Los ¨¢rboles y el bosque de India
Patrick French retrata con brillantez una potencia pol¨¦drica en 'India'
Cuando India consigui¨® la independencia en 1947 se inici¨® un proceso de reinterpretaci¨®n nacional que todav¨ªa no ha terminado. Aunque los padres de esa independencia y de la constituci¨®n que la enmarca, la m¨¢s larga del mundo, ten¨ªan claros buena parte de los objetivos por los que luchar, con el transcurso de las d¨¦cadas estos han ido variando para adaptarse a la realidad compleja y fluyente de India, un pa¨ªs que a lo largo de los siglos ha demostrado que asume los principios for¨¢neos, la democracia en este caso, con la condici¨®n de que estos negocien a la baja sus pretensiones pol¨ªticas o sociales. India, en efecto, le hace sitio a todo (religiones, filosof¨ªas, costumbres) a condici¨®n de seguir siendo, como cultura y modelo de civilizaci¨®n, quien tenga la ¨²ltima palabra dentro de sus coordenadas geogr¨¢ficas y mentales. Esto es dif¨ªcil de entender desde fuera, sin el conocimiento y el amor que dan el trato frecuente con sus personas y tradiciones.
Patrick French (Inglaterra, 1966) demuestra, a lo largo de las p¨¢ginas de este libro, que posee ambas cosas: conocimiento exhaustivo y bien seleccionado de la mayor¨ªa de los aspectos relevantes que definen India, y amor, fruto de su curiosidad sin l¨ªmites, por su idiosincrasia y sus habitantes. Ambos elementos intervienen en la construcci¨®n de un texto que recuerda otros dos anteriores: India (Debate, 1998), del premio Nobel V. S. Naipaul, autor sobre el que French public¨® una atrevida y honrada ¡°biograf¨ªa autorizada¡± (El mundo es as¨ª, Duomo, 2009), y El genio de la India (Kair¨®s, 2001), de Guy Sorman. Del primero French aprende los aspectos m¨¢s period¨ªsticos de su tarea (a entrevistar desenmara?ando las l¨ªneas de fuerza diacr¨®nicas y sincr¨®nicas que atraviesan a los seres humanos y los atan a unas circunstancias determinadas), as¨ª como a creer en el estilo literario como valioso instrumento para alcanzar la verdad, mientras que el segundo le ense?a a ser riguroso a la hora de recabar datos y de interpretarlos a la luz de ciencias como la sociolog¨ªa o la historia.
India se lee conteniendo la respiraci¨®n porque parece una novela, pero acaba siendo un cuadro, ese retrato del t¨ªtulo que lo reproduce con nitidez y arte de la mejor calidad
India analiza la formaci¨®n de la naci¨®n, la trayectoria de sus l¨ªderes y las estructuras econ¨®micas y sociales de manera ¨¢gil, amena y comprensible. A French le interesa desvelar, por ejemplo, c¨®mo se crea un Estado secular en un pa¨ªs hondamente religioso, o hasta qu¨¦ punto ser¨ªa conveniente una especie de desideologizaci¨®n paulatina de la pol¨ªtica india para mantener la fr¨¢gil paz entre comunidades (hind¨²es, musulmanes, sijs, cat¨®licos, budistas, parsis) y entre castas, o el efecto centr¨ªfugo de distribuci¨®n de cuotas significativas de poder entre minor¨ªas propio de una democracia que abarca grupos tan heterog¨¦neos. ?rboles todos estos que no le impiden ver el bosque, lo que India es, porque tampoco le permite al bosque dejar de fijarse en los ¨¢rboles, a los que pone nombre y apellidos y a los que visita en c¨¢rceles, selvas, despachos de ejecutivos, aldeas remotas, templos, grandes ciudades, parlamentos o juzgados.
French, en efecto, despu¨¦s de leer los libros y los peri¨®dicos, de escuchar las canciones, ver las pel¨ªculas o estudiar los p¨®steres de la calle, o de pararse a conversar con cientos de personas, tiene la habilidad de confrontar la vida y los hechos de los nombres en may¨²scula de India (Nehru, su hija Indira Gandhi, su nieto Rajiv Gandhi, la mujer italiana de este, Sonia Gandhi, todos ellos primeros ministros; Menon, el fogonero funcionario que logr¨® integrar los 554 reinos principescos en la nueva India; Ambedkar, el abogado intocable al que se debe la Constituci¨®n; Mayawati, la dalit que gobern¨® con mano de hierro uno de los Estados m¨¢s importantes, Uttar Pradesh, o much¨ªsimos m¨¢s) con otras an¨®nimas (presentadoras de televisi¨®n, comerciantes, empresarios, proxenetas¡) en un fascinante juego de espejos en el cual los de arriba y los de abajo se confunden y se explican mutuamente. Entre tanto le sigue la trayectoria a uno que se hizo millonario fabricando sobres individuales de champ¨², a otro que trabaj¨® durante a?os en una cantera literalmente encadenado, a un mao¨ªsta revolucionario, a un taxista que solo conduce marcha atr¨¢s, a la viuda del asesino de Indira Gandhi, hero¨ªna y diputada por el Punjab. O contrata a un estad¨ªstico para que le ayude a entender la procedencia de los pol¨ªticos, llegando a la asombrosa conclusi¨®n de que todos los diputados menores de treinta a?os y dos tercios de los que tienen entre treinta y cuarenta, en una especie de reproducci¨®n por otros medios de las dinast¨ªas de maraj¨¢s ya periclitadas, han heredado el cargo de un familiar. India se lee conteniendo la respiraci¨®n porque parece una novela, la novela de un pa¨ªs poli¨¦drico y apasionante como pocos, pero acaba siendo un cuadro, ese retrato del t¨ªtulo que lo reproduce con nitidez y arte de la mejor calidad.
India de Patrick French. Traducci¨®n de Josep Escarr¨¦. Duomo, 2013. Barcelona. 565 p¨¢ginas. 24 euros.
Babelia
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