Iron¨ªas del arte contempor¨¢neo
Will Gompertz traza 150 a?os en la historia de la disciplina en un ameno manual El divulgador brit¨¢nico de la BBC asegura que "nadie ha superado a Picasso¡±
Situar¨ªa a Pablo Picasso como el artista moderno m¨¢s importante y revolucionario, aunque su favorito es C¨¦zanne. El m¨¢s influyente... Marcel Duchamp ?Los cinco creadores vivos m¨¢s importantes? Gerhard Richter, Jasper Johns, Marina Abramovich, Peter Doig y Cildo Mireilles. ?Y algo sin el m¨¢s m¨ªnimo inter¨¦s? Las vacas en formol de Damien Hirst o los racimos de globos de Jeff Koons, productos con fecha de caducidad destinados al consumo de megamillonarios. Tanta contundencia en las opiniones proviene de Will Gompertz (Kent, Inglaterra, 1965), director de arte de la BBC y considerado una autoridad mundial en arte moderno y contempor¨¢neo. Desde la iron¨ªa que solo confiere esa autoridad publica en Espa?a Qu¨¦ est¨¢s mirando. 150 a?os de arte moderno en un abrir y cerrar de ojos (Taurus).
En realidad, el libro requiere algo m¨¢s que un simple un pesta?eo. Se lee m¨¢s bien como un completo y ameno manual de 472 p¨¢ginas. El resumen de la historia de la disciplina desde los preimpresionistas hasta las ¡°anodinas¡± ¨²ltimas tendencias en las que el autor espera la aparici¨®n de alguien con la fuerza de Warhol, Pollock o de su amado C¨¦zanne. Alguien que siga haciendo posible que la contemplaci¨®n del arte sea lo que siempre fue: uno de los mayores placeres de la vida. Quiz¨¢ no sea tanto pedir.
Periodista y divulgador de arte al que le han servido (y mucho) los siete a?os en que fue director de comunicaci¨®n de la Tate explica que su objetivo primero era hacer un libro al alcance de todos. Despojando de toda espesura el discurso art¨ªstico. ¡°He buscado un lenguaje fluido, elegante y directo. Es muy f¨¢cil enmara?arse y caer en lo pomposo. No quer¨ªa perderme en la artificialidad del lenguaje, algo muy peligroso porque expulsas al lector¡±.
En esa b¨²squeda de la amenidad, Will Gompertz recrea (y en muchos casos inventa) conversaciones y situaciones cotidianas entre los artistas, sobre todo entre los impresionistas. Pero no teme que esta licencia deval¨²e el inter¨¦s de su manual. ¡°Mi intenci¨®n ha sido llevar al lector al lugar en el que se produce la obra de arte, que con los ojos del siglo XXI, se pueda asistir desde primera fila en la representaci¨®n de lo que ocurri¨®. Me fascina la gente. No hay nadie en el mundo que no me interese. Si yo me adentro en la vida de los artistas, creo que puedo contagiar ese mismo entusiasmo a los amantes del arte¡± .
En esa investigaci¨®n personal de los creadores hay algunos que salen realmente mal parados. Gauguin, por ejemplo, del que dice que en los mares del Sur era un turista, un exbanquero de Par¨ªs que produc¨ªa pinturas lascivas para el mercado europeo y ten¨ªa un gusto irrefrenable por los voluptuosos cuerpos de las j¨®venes tahitianas, a las que contagi¨® de s¨ªfilis. ¡°No me gusta como persona, es cierto. Fue un gran artista. En el arte, como en todo en la vida, se puede ser un gran creador y una p¨¦sima persona. Gauguin no estar¨ªa entre mis amigos¡±.
Un recurso al mapa del metro de Londres en forma de desplegable le sirve al principio del libro para situar los nombres de los grandes artistas de los ¨²ltimos 150 a?os y sus paradas obligadas. ¡°No es por barrer para casa¡±, aclara ri¨¦ndose. ¡°Reconozca que el dise?o del mapa de Londres es bell¨ªsimo. Lo mismo que las ilustraciones del artista mexicano Pablo Helguera, habitual de The New Yorker, cuyo sentido del humor me sirve de p¨ªldoras relajantes entre un cap¨ªtulo y otro¡±.
Esa parte gr¨¢fica es una de los grandes hallazgos del libro. En uno de los dibujos se ve a un arque¨®logo ante un papiro, y dice: ¡°El texto es incomprensible: debe tratarse del cat¨¢logo de una exposici¨®n¡±. En otra, un tipo, a la cabeza de un pelot¨®n de fusilamiento, se excusa: ¡°Nos cuesta menos trabajar con artistas muertos¡±.
En efecto, el mercado es uno de los blancos favoritos de la iron¨ªa y los an¨¢lisis de Gompertz. ¡°El negocio ha seguido creciendo de una manera enloquecida. Antes, el escenario se reduc¨ªa a Estados Unidos y a Europa. Pero ahora est¨¢ China, India, Sudam¨¦rica y en el horizonte avanzan Rusia y ?frica. Ya no hay clase media en este negocio. Quedan las enormes superficies y los peque?os artesanos. Nada en medio. Esta situaci¨®n no es buena para el arte. No puedo decir como acabar¨¢. Lo que s¨ª s¨¦ es que nadie ha superado a Picasso¡±.
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