Una hora para cazar al asesino
El espect¨¢culo de terror 'El psic¨®pata' convierte al espectador en protagonista de la obra Se representa en Madrid de jueves a domingo
Cada semana en un barrio del centro de Madrid vuelve a producirse el mismo delito. Cientos de personas lo saben, ya que han sido testigos de ello. En el fondo, hasta hay p¨¢ginas web que lo avisan. Y, sin embargo, nadie mueve un dedo para detener al asesino. Ni polic¨ªa, ni ej¨¦rcito, ni Guardia Civil. Es m¨¢s, cada semana hay decenas de ciudadanos dispuestos a pagar por un cara a cara con el homicida. Unos 15 por encuentro, en concreto. Porque en la sala donde se representa el espect¨¢culo El psic¨®pata tampoco caben muchos m¨¢s.
¡°Es una nueva forma de ocio, el siguiente paso en el teatro interactivo de terror¡±, cuenta Ra¨²l de Tom¨¢s, creador, director y actor del espect¨¢culo que representa. En El psic¨®pata, De Tom¨¢s es el doctor Luna, un profesor en neurocirug¨ªa que mantiene encerrado al peligroso asesino Draco. Y es, tambi¨¦n, el firmante del misterioso correo electr¨®nico que recibe el espectador el d¨ªa antes del que tenga reservado para el show. El mail incluye hora y lugar de la convocatoria -en el barrio madrile?o de La Latina-, adem¨¢s de tres indicios para adivinar la palabra clave que habr¨¢ que pronunciar para poder entrar.
Una vez que la portezuela negra se cierra detr¨¢s de ¨¦l, el espectador se convierte en protagonista durante una hora de la truculenta misi¨®n: hay que matar a Draco. O, al menos, esa es la idea inicial. Porque entre pasillos oscuros, ruidos extra?os y alarmas, el plan puede sufrir imprevistos y causar alg¨²n que otro grito, adem¨¢s de problemas ¨¦ticos. ¡°Me supon¨ªa un dilema moral. No sab¨ªa c¨®mo decir que no y pensaba: ¡®Soy un asesino¡±, explica Enrique Alpa?¨¦s, un joven asistente, tras haber tenido que decidir si encender una m¨¢quina que electrocutar¨ªa a Draco.
Finalmente, escogi¨® encenderla. Aunque hay decenas de otras opciones posibles. ¡°Hay grupos que debaten qu¨¦ hacer. Algunos se vuelven agresivos por el miedo. Una chica sufri¨® un ataque de p¨¢nico, empez¨® a llorar y se quiso ir. Y otro se puso a pegarme patadas para que me despertara y nos escap¨¢ramos¡±, relata Rafael Navarro Gal¨¢n, el actor que interpreta a Draco. Es lo que tiene la interactividad. Por ejemplo, toca al espectador decidir las armas para enfrentarse al asesino. ?Tortura? ?Agon¨ªa? ?O una muerte m¨¢s violenta e inmediata?
¡°Est¨¢ bien que dependa del p¨²blico y que se interact¨²e. Pero conlleva un riesgo¡±, asegura Alpan¨¦s, tras el espect¨¢culo. Se refiere, en concreto, a dos asistentes que se han dedicado a hablar y soltar chistes durante gran parte de la aventura. Lo que tampoco le ha hecho especial ilusi¨®n a Raquel Munilla, en el mismo grupo de espectadores de El psic¨®pata. ¡°Es entretenido y diferente. Pero va bajando el ritmo y la segunda parte es m¨¢s flojilla¡±, valora el espect¨¢culo la joven, de 30 a?os, a la vez que sus dos amigas se muestran de acuerdo. El miedo tampoco es exagerado, seg¨²n la chica. Aunque as¨ª lo quiso su autor: ¡°No es un pasaje del terror. No es susto, tras susto, tras susto. Es una obra teatral¡±.
Sea como fuere, la f¨®rmula parece funcionar. Y, tras llenar en enero y febrero, El psic¨®pata ya tiene vendidas casi todas las entradas ¨Cpor cierto, 18 euros, de jueves a domingo- para las pr¨®ximas dos semanas. Pr¨¢cticamente, el mismo resultado que cosech¨® su antecesor, La pensi¨®n maldita, que De Tom¨¢s y Navarro representaron hace meses en el barrio de Chueca. ¡°No existe un producto que te permita vivir una pel¨ªcula de terror de forma activa¡±, lo explica De Tom¨¢s.
De hecho, el dramaturgo ya est¨¢ trabajando en la siguiente idea: ¡°Estoy pensando en una obra de terror y magia, ambientada en una tienda victoriana donde resida el mal, con objetos que cobran vida¡±. Entre tanto, seguir¨¢n con El psic¨®pata por lo menos hasta junio. Y, en un futuro, quieren convertir la sala madrile?a en una ¡°sede¡±, donde ir rotando distintos espect¨¢culos.
Un proyecto optimista, pese a los tiempos de crisis. O, tal vez, justo por ellos. ¡°Te obliga a buscarte la vida. Tengo una ni?a peque?a y hay que darle de comer¡±, relata De Tom¨¢s. ¡°La crisis te pilla entrenado. Hace tiempo que es as¨ª¡±, a?ade Navarro. Aunque ahora lo es m¨¢s a¨²n. Entre recortes, cierres de salas y subidas del IVA cultural hasta el 21%. Terror¨ªfico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.