El intelecto insatisfecho

Aunque los conocimientos suelen acarrear buenas dosis de soberbia y egolatr¨ªa, muchas veces la sabidur¨ªa lo que conlleva es contrariedad continua: cuanto m¨¢s se sabe, m¨¢s se da uno cuenta de lo que en realidad le queda por conocer, y m¨¢s insatisfecho se est¨¢. Un sentimiento que pulula alrededor de la notable Amor y letras, nueva pel¨ªcula como director del tambi¨¦n int¨¦rprete Josh Radnor, tras la adultescente Happythankyoumoreplease (ya saben, adultos a los que les cuesta dejar atr¨¢s el peterpanismo),con la que reincide en sus exquisitos gustos literarios, su personaje con cierta alergia al compromiso y un tono cada vez m¨¢s rom¨¢ntico.

Radnor aglutina en su relato a tres generaciones unidas por la insatisfacci¨®n; eso s¨ª, cada una con una lacra: los de cincuenta y muchos (Richard Jenkins, Allison Janney), por la insatisfacci¨®n del coraz¨®n; los de treintaytantos (Radnor), por la del intelecto; y los j¨®venes (Elizabeth Olsen, una vez m¨¢s encantadora), por el sexo. El director y guionista distingue bien entre leer a los rom¨¢nticos, entender realmente el movimiento del romanticismo y ser realmente rom¨¢ntico, es decir, llevarlo a la pr¨¢ctica en el aqu¨ª y el ahora; desmitifica a los grandes literatos como personas, al tiempo que no deja de ensalzarse su obra, y acaba escupiendo con soberana gracia sobre Stephenie Meyer para poder reivindicar a Bram Stoker. Con di¨¢logos de una calidad por encima de la media (¡°?Qu¨¦ estudiaste t¨²?¡±; ¡°Filolog¨ªa e Historia. Quer¨ªa asegurarme de encontrar trabajo¡±), Amor y letras puede chocar en alg¨²n momento por el extra?o tratamiento del sexo, pero su historia resulta fascinante en todo momento gracias a su agradecida ambig¨¹edad: la del profesor casi cuarent¨®n extasiado por la dulce universitaria, pero que en realidad duda entre ser su hermano mayor, su mentor, su marido o su dios.