Reparto de orejas y de toros dulces
Castella, Manzanares y Talavante colgaron el no hay billetes
La corrida titular la dividieron en dos partes, en la primera dieron salida a los toros con el hierro de Domingo Hern¨¢ndez y de segundos lotes saltaron los de la marca Garcigrande. El sexto, derrengado de cuartos traseros, dur¨® cinco minutos en el ruedo y fue devuelto. Salt¨® un sobrero de N¨²?ez del Cuvillo que a la postre fue el garbanzo negro de una corrida noble y con mucho recorrido.
De los cinco titulares, tres, tercero, cuarto y quinto, se los llevaron al desolladero con una oreja menos. Pero tambi¨¦n con una de m¨¢s. Muy justos de fuerzas los de los primeros lotes de Castella y Manzanares, pero dulces y de bondad infinita. El segundo, adem¨¢s, pec¨® de cierta soser¨ªa. El tercero, excelente para la muleta, se traicion¨® a s¨ª mismo y con la faena ya vencida se raj¨® y busc¨® las tablas. De id¨¦ntico comportamiento el cuarto, aunque este lo hizo ya muy pasado de faena. El quinto, distraido en los primeros tercios acab¨® por comerse la muleta, pero a besos.
El sobrero, que puso la nota discordante, fue en conjunto el que m¨¢s y mejor meti¨® los ri?ones en varas. Pero ah¨ª acab¨® con la p¨®lvora. A la muleta fue con la cabeza alta y atornillando al final de cada pase. Muy receloso el toro. Contestatario.
El primer tercio fue un suma y sigue de la l¨ªnea que sigue la Feria: puyazos traseros, algunos incluso en un costado, como en el tercero, o en un brazuelo, como en el quinto. Y otros, como segundo y cuarto, en pleno espinazo. Una barbaridad, en fin.
De las tres faenas premiadas, la de Talavante al tercero de la tarde fue la que m¨¢s clamor levant¨®. Fue el toro de menos presencia, anovillado, pero tuvo mecha hasta para que Castella se luciera en un quite por espaldinas. En las manos de Talavante no fue un juguete, pero casi. Abri¨® a lo cl¨¢sico: estatuarios en el platillo y el remate de un cambiado por la espalda con la mano izquierda. Fue muy ligada la faena, la mejor virtud, adornada con variedad y chispazos de imaginaci¨®n. Le funcion¨® la chistera a Talavante y sac¨® arabescos que, en todo caso, siempre est¨¢n en el gui¨®n de este torero. No solo por la derecha lig¨® Talavante, la primera serie por la zurda tambi¨¦n fue muy lograda. Con el excelente toro ya exprimido y tras darle pausa, quiso ligar otra al natural y el toro descubri¨® su cara oscura y filtre¨® con irse a los tableros. Pero ya era tarde para frustrar tan variado trabajo.
La segunda oreja de la tarde la cort¨® Castella del cuarto. Un doble pase cambiado, combinado con banderazos, fue el saludo de Castella con la muleta. Otro buen toro. La primera serie en redondo sali¨® ligada y templada, pero en la segunda afe¨® la escena al perder pasos por costumbre. Por el pit¨®n izquierdo surgi¨® alg¨²n enganch¨®n y de nuevo por la diestra, defecto de despedir al toro hacia fuera. El toro aguant¨® un caudal de pases, incluidos los de cercan¨ªas que el torero le dio al final. Pasada de la raya la faena, el toro sac¨® billete sin retorno hacia los adentros y all¨ª se pos¨®. Le cost¨® a Castella un mundo cuadrar a ese toro. A golpes de muletazos se lo llev¨® al centro, pero antes de entar a matar son¨® un aviso.
Manzanares le cort¨® otra oreja al quinto. Faena de buen principio y gran final, pero por medio hubo dientes de sierra. Siempre entre las rayas, una serie con la derecha fue profunda. Por ese mismo lado, Manzanares cuaj¨® los mejores muletazos cuando la faena tocaba a su fin. Muy buen final. Empe?ado en matar a recibir, dej¨® un bajonazo que le dio una muerte no muy digna al buen toro.
Sebasti¨¢n Castella no acab¨® de estar a la altura de su buen primero, que con las fuerzas justas, dur¨® m¨¢s de lo que parec¨ªa. A Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares le falt¨® toro en el segundo turno, al que mat¨® muy mal. Y Talavante no apost¨® con el sobrero. Y tras un tanteo no muy convencido, tom¨® precauciones y se ech¨® a matar.
Babelia
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