El Greco, instrucciones de uso
El pintor Secundino Hern¨¢ndez y la experta Carmen Garrido, conversan sobre ¡®El Apostolado¡¯ a partir de la versi¨®n que el madrile?o expone en Heinrich Ehrhardt
Lo que une El Greco, que no lo separe el hombre. Domenikos Theotocopoulos es una pasi¨®n capaz de acercar personalidades tan dispares como la del joven-pintor-de-moda-que-todo-lo-vende (Secundino Hern¨¢ndez) y la de la venerable-conservadora-de-arte-antiguo (Carmen Garrido). Ella est¨¢ punto de rematar El Greco pintor, estudio definitivo editado por el Museo del Prado para fijar las circunstancias de las 140 obras (no m¨¢s) salidas directamente del pincel del autor de El entierro del Conde de Orgaz. Y Hern¨¢ndez expone, tras un exitoso paso por Arco (adonde acudi¨® representado por seis galer¨ªas), su personal¨ªsima versi¨®n de El Apostolado, obra cumbre de aquel genio griego que fue espa?ol hasta el tu¨¦tano. La revisi¨®n revolucionaria del tema religioso ya hab¨ªa sido adquirida por un coleccionista finland¨¦s antes de su apertura al p¨²blico el s¨¢bado en la galer¨ªa Heinrich Erhardt.
Sobre El Greco y sus misterios hablaron el pintor y la estudiosa durante dos tardes, repartidas entre el taller de Hern¨¢ndez en Coslada, y la galer¨ªa madrile?a, mientras los cuadros se iban colgando.
?El flechazo. ?Cu¨¢ndo se enganch¨® Garrido (Madrid, 1947) al Greco? , pregunta ¨¦l. ¡°Desde siempre. Antes incluso de trabajar en el Prado. Cuando hac¨ªa mis primeras investigaciones con Pita Andrade. Tener una tela del Greco ante tus ojos es algo apasionante. El misterio de su vida est¨¢ en su pintura. Sus obras tienen como un im¨¢n del que no te puedes desprender¡±.
La memoria de Hern¨¢ndez (Madrid, 1975) se remonta hasta la infancia. ¡°En casa nos compraban unos sobres de cromos en los que pod¨ªan venir futbolistas, artistas de cine o cuadros famosos. Yo tengo en mi cabeza algunas caras de El Greco de aquellas p¨¦simas reproducciones. Por alguna raz¨®n, me inquietaban. Cuando le¨ª en EL PA?S que se reabr¨ªa la Casa Museo de Toledo, con El Apostolado restaurado, cog¨ª el coche y me plant¨¦ all¨ª. El impacto fue total. Siempre me ha interesado conocer c¨®mo se han pintado algunas obras de arte. Ten¨ªa ante m¨ª un desaf¨ªo y no lo pens¨¦¡±.
?El misterio. ?Por qu¨¦ la serie de El Apostolado y no otras obras, seguramente m¨¢s conocidas, de El Greco? Hern¨¢ndez recurre en su respuesta a los inagotables enigmas del artista, de cuyo nacimiento se conmemora en 2014 el cuarto centenario. ¡°Es un reto adentrarse en un cuadro suyo buscando al artista, al hombre. Su biograf¨ªa sigue pendiente de investigaci¨®n. Yo he le¨ªdo a fondo varios libros sobre ¨¦l, no todos, ni mucho menos, pero nunca me queda claro como era, qu¨¦ pensaba o por qu¨¦ pintaba de esta manera...¡±. Garrido a?ade que ha habido mucha confusi¨®n en el an¨¢lisis de su pintura. Como ejemplo habla de sus supuestos cuadros inacabados, esos en los que conviven partes con detalles mimados hasta extremos inimaginables y otras resueltas con un borr¨®n m¨¢s propio del impresionismo. ¡°Son trabajos perfectamente acabados. Los daba por finalizados cuando le ven¨ªa en gana. Si observamos detenidamente las manos de los ap¨®stoles, hay algunos con manos perfectas y otros en los que solo est¨¢ la mancha. Con las telas ocurre igual. Hay partes en las que se esmera de una manera incre¨ªble y otras las remata con un brochazo en negro¡±.
?Los colores. Las telas de Hern¨¢ndez y su despliegue de naranjas, ocres, verdes o azules, dan pie para que Garrido explique c¨®mo consegu¨ªa El Greco sus famosas tonalidades. ?l mismo fabricaba sus pinturas. A los colores b¨¢sicos les a?ad¨ªa el tinte que solo brindan las plantas, el polvo de oro o las piedras preciosas y semipreciosas. Las consegu¨ªa en las tiendas de la juder¨ªa. Sus mezclas eran un secreto codiciado por la competencia. Los tenderos lo suministraban bajo juramento de no abrir la boca. Hern¨¢ndez tambi¨¦n trabaja sus propios colores aunque sin tanto hermetismo. Como muchos artistas, es cliente habitual de la mercer¨ªa Manuel Riesgo, uno de los poqu¨ªsimos negocios que sobreviven en Madrid dedicados a la venta de ung¨¹entos para pintores.
Aproximaciones. Que nadie busque en El Apostolado de Secundino Hern¨¢ndez una versi¨®n fidedigna del Greco. Tampoco un ejercicio ¡°a la manera de¡±. ¡°Es f¨¢cil copiar lo externo, no las profundidades del cuadro¡±, comenta Garrido, mientras su mano recorre las texturas de la obra del joven pintor. La historiadora ha ca¨ªdo en que los lienzos son unos cent¨ªmetros m¨¢s peque?os que los originales. ¡°Parece que hubiera querido seguir las normas impuestas a los copistas seg¨²n las cuales, la copia ten¨ªa que ser siempre varios cent¨ªmetros menos que el original. Sea como sea, es una recreaci¨®n fascinante. Veo hasta maneras semejantes en la forma de enfrentarse al cuadro¡±
Babelia
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