El Museo del Prado propone un mapa del dibujo espa?ol
La colecci¨®n del British Museum desvela los tesoros que apuntalan la versi¨®n m¨¢s pura del arte
Durante mucho tiempo ha sobrevivido la tesis de que los artistas espa?oles del Renacimiento y comienzos de la Edad Moderna no dibujaban. Se cre¨ªa que la costumbre general consist¨ªa en ejecutar directamente sus pinturas y que el car¨¢cter emocional hac¨ªa que primara la inmediatez sobre el detalle. Lo cierto es que, a diferencia de las escuelas alemanas e italianas, en Espa?a se han conservado pocos dibujos; pero no porque los espa?oles no fueran amantes del detalle y de esa exquisitez art¨ªstica que es el dibujo, para muchos la esencia del Arte. El problema era, ya entonces, que el g¨¦nero no interesaba a los coleccionistas espa?oles y que los propios autores no lo valoraran m¨¢s que como meros recuerdos.
Lo cierto es que aunque se conserven pocas pruebas, los artistas s¨ª dibujaban. Lo hac¨ªan a modo de apunte, como trabajo preparatorio o como estudio de detalle. Lo mismo que sus colegas europeos. As¨ª se demuestra en la exposici¨®n que hoy se ha presentado en el Museo del Prado bajo el t¨ªtulo El trazo espa?ol en el British Museum, una relevante selecci¨®n de 71 obras que por primera vez se pueden ver en Espa?a y que viene a completar el conocimiento que se tiene de artistas como Goya, Murillo, Vel¨¢zquez (una atribuci¨®n), Vicente Carducho, Francisco Rizi, Alfonso Berruguete o Francisco Pacheco. Comisariada por Mark McDonald, conservador del Gabinete de Dibujos del British y coordinada por Jos¨¦ Manuel Matilla, responsable del departamento de Dibujos y Estampas del Prado. La exposici¨®n, patrocinada por la Asociaci¨®n de Amigos del Museo, ofrece una compleja cartograf¨ªa de la historia del dibujo espa?ol.
Miguel Zugaza, director del Prado, considera que por vez primera nos podemos aproximar a la definici¨®n de lo que ha sido el trazo en el dibujo espa?ol. ¡°Esta exposici¨®n desmiente la tendencia generalizada al naturalismo sin el paso previo por el dise?o. El cat¨¢logo es un trabajo de investigaci¨®n definitivo y un homenaje al coleccionismo ingl¨¦s, gracias al cual podemos ver ahora todas estas obras¡±.
La m¨¢s que notable colecci¨®n de dibujos del British cuenta con m¨¢s de 250 obras de artistas espa?oles. Ya en 1846, el Brit¨¢nico se hace con una importante tanda de piezas en la subasta del vizconde de Castel Ruiz. Por otro lado, el coleccionista John Charles Robinson acumul¨® una importante colecci¨®n durante sus numerosos viajes por Espa?a. El diplom¨¢tico y coleccionista los vendi¨® despu¨¦s a un millonario escoc¨¦s y finalmente fueron adquiridos por el Museo Brit¨¢nico.
De los tesoros y lecciones incluidos en la colecci¨®n habla Matilla. Cuenta que los artistas italianos que vinieron al Escorial para decorar los frescos y las casullas difundieron una forma de trabajar que fue asimilada por los artistas nacionales. Felipe II era siempre partidario de que todos los artistas le presentan el dise?o del proyecto para tener controlado el resultado final y para evitar lo que ahora llamar¨ªamos derramas presupuestarias. De manera que italianos, flamencos y espa?oles realizaron dibujos previos de sus posteriores obras.
Pero no hubo una manera ¨²nica de ejecutar el trazo. El mapa de esta peculiar historia del dibujo as¨ª lo demuestra y el montaje divide la exposici¨®n en seis ¨¢reas bien definidas: Castilla (1550-1600), Madrid (1600-1700), Andaluc¨ªa (1550-1700), Valencia (1500-1700), Siglo XVIII y Goya (1746-1828).
El recorrido empieza con trabajos de algunos de los artistas extranjeros que trabajaron para la decoraci¨®n de El Escorial, como Pellegrino Tibaldi del que se expone el estudio para la decoraci¨®n de la Biblioteca del monasterio, una de las obras cumbre del siglo XVI. Las telas del manto de una virgen dibujada por Alonso Berruguete dan idea de la huella que los extranjeros estaban dejando en los espa?oles.
La ciudad de Madrid, espejo del arte cortesano, cuenta con maestros que viven de muy ni?os las aportaciones de los italianos. Juan Carre?o de Miranda, Francisco Camilo o Francisco de Herrera son algunos de los que se adelantan en la combinaci¨®n de t¨¦cnicas dibuj¨ªsticas y papeles de gran tama?o que luego dar¨¢n paso a proyectos de escenarios teatrales o proyectos arquitect¨®nicos.
Uno de los dibujos m¨¢s sorprendentes de la zona es El enano Miguelito, realizado por Francisco Rizi. Se trata de una de las decenas de figuras que forman parte del cuadro titulado Auto de f¨¦ en la plaza Mayor el 30 de junio de 1680, en el que se da cuenta de los cinco d¨ªas durante los que el Tribunal de la Inquisici¨®n juzg¨® y conden¨® a decenas de personas.
El dibujo, como algunos otros, va acompa?ado de una cartela en la que se hace referencia a la pintura y a su ubicaci¨®n dentro del museo, de manera que la exposici¨®n puede tener una continuidad por las diferentes salas del edificio.
Andaluc¨ªa, principal centro comercial del imperio desde comienzos del XVI, tuvo tres sedes art¨ªsticas: Sevilla, Granada y C¨®rdoba, tres sedes donde los encargos que recib¨ªan los artistas proced¨ªan de la Iglesia y de particulares. La cabeza de monje, atribuida a Francisco de Zurbar¨¢n, es una de las obras m¨¢s deslumbrantes de un espacio en el que ocupan un lugar especial seis dibujos realizados por Murillo. En su calidad de haberse formado en la escuela sevillana, se incluyen aqu¨ª tambi¨¦n obras de Francisco Pacheco, Antonio del Castillo y Vel¨¢zquez, si bien, el autor de Las Meninas, ha sido incluido con un triple estudio de un caballo que se atribuye sin que conste su autor¨ªa definitiva. ¡°Se cree que se conservan menos de cinco dibujos de Vel¨¢zquez,¡± asegura el coordinador de la exposici¨®n. ¡°No sabemos bien las causas. Se perdieron, no los guardaron....Lo cierto es que apenas existen¡±.
El dibujo en Valencia incluye los trabajos napolitanos de Ribera, uno de los artistas que se entreg¨® al dibujo como una actividad independiente de su pintura. Como caracter¨ªstica de la regi¨®n, se muestran trabajos en los que se hace un alarde del dominio de la aguada realizados por Francisco Ribalta o Pedro de Orrente.
El siglo XVIII se adentra en maestros como Luis Paret y su Baile de m¨¢scaras en el Teatro del Pr¨ªncipe o Jos¨¦ Camar¨®n y su Mujer oriental bajo un toldo, pero, inevitablemente, el protagonismo lo alcanza Francisco de Goya con toda una sala en la que demuestra el poder¨ªo que le convirti¨® en un referente mundial en la historia del arte. El dibujo preparatorio para la estampa de El agarrotado, una imagen alusiva a los abusos del poder judicial, o Locos, una de sus ¨²ltimas obras firmadas en Burdeos, son dos piezas que por si solas justificar¨ªan la visita a esta exposici¨®n.
Babelia
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