Cine de pobres
La desaparici¨®n del productor Camilo Vives hace recordar aquella cinematograf¨ªa cubana de los primeros ciclos de la revoluci¨®n triunfante
¡°Han abierto una puerta al cine independiente cubano que nadie va a poder cerrar¡±, dijo muy emocionado el director de Juan de los muertos a los acad¨¦micos espa?oles al recoger el Goya a la mejor pel¨ªcula iberoamericana, mientras que otro miembro de su equipo, excitad¨ªsimo, dedicaba el galard¨®n ¡°a los cubanos que hacen posible que siga habiendo cine en Cuba, donde no hay de nada pero hacemos de todo.¡± Uno de esos hombres que lucharon por el buen cine durante todas las crisis econ¨®micas vividas en la isla, Camilo Vives, acaba de fallecer, como Mauricio Vicent ha recogido en este peri¨®dico. Camilo Vives era un entra?able tipo obeso, un gastr¨®nomo feliz y parsimonioso, de mirada astuta, que arrastraba su cuerpo con bonhom¨ªa, y con el h¨¢lito de haber logrado poner en pie, a veces contra viento y marea, numerosas pel¨ªculas valiosas en un pa¨ªs ¡°donde no hay de nada pero hacemos de todo¡±, desde aquellas militantes de los a?os sesenta y setenta, a las independientes de ahora. Recuerden, por ejemplo, las excelentes Fresa y chocolate, de Tom¨¢s Guti¨¦rrez Alea y Juan Carlos Tab¨ªo, o Suite Habana, de Fernando P¨¦rez.
La desaparici¨®n de Vives hace recordar aquel cine cubano de los primeros ciclos de la revoluci¨®n triunfante, cuando uno de sus ide¨®logos, Julio Garc¨ªa Espinosa, defend¨ªa el llamado ¡°cine imperfecto¡±, es decir, un cine alejado del ¡°artificio¡±, una obra bien hecha y de est¨¦tica irreprochable en un pa¨ªs tan pobre como el suyo. Pero defender un cine de militancia y no tanto de entretenimiento, result¨® ser a la larga, como tantas otras, una batalla perdida. Al mismo tiempo que se hac¨ªan estas pel¨ªculas llenas de coraje, la televisi¨®n cubana tambi¨¦n emit¨ªa, sin pagarlas, grandes producciones de Hollywood que cautivaban al p¨²blico local. El cine aut¨®ctono cubano adquiri¨® presencia en festivales internacionales y fue distribuido en muchos rincones del mundo, dejando para su historia varias pel¨ªculas apasionantes, pero, ay, los pa¨ªses pobres s¨®lo pueden hacer cine pobre. Como ahora est¨¢ ocurriendo en Espa?a, con producciones en cooperativa, rodajes caseros y promociones en la redes sociales, cuando no exclusivamente para ellas. Aqu¨ª no hay dinero para rodajes caros y con frecuencia ni para pagar a los t¨¦cnicos; ni para lo m¨¢s b¨¢sico¡ Comprensiblemente se gan¨® la simpat¨ªa c¨®mplice de gran parte del p¨²blico Silvie Imbert ¨Cdos veces candidata por maquillaje en los ¨²ltimos Goya y ganadora por Blancanieves¨C cuando dedic¨® el premio a don El¨ªas, su casero, ¡°que la aguanta mucho y mucho¡±, se entiende que por esperarla pacientemente en el alquiler de cada mes. Todo un s¨ªmbolo.
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