Los refugios sagrados de Dal¨ª
Una exposici¨®n fotogr¨¢fica en el castillo de P¨²bol recorre los talleres donde el pintor cre¨®, desde Portlligat, Cadaqu¨¦s a Par¨ªs pasando por Estados Unidos
El taller ideal para Salvador Dal¨ª era una enorme estructura de cristal y acero dorado en forma de icosaedro con sus 20 caras formadas por tri¨¢ngulos equil¨¢teros. Basado en las proporciones humanas de Leonardo, el pintor pens¨® construirlo en el exterior de su casa de Portlligat, Girona, con ayuda del arquitecto mallorqu¨ªn Gabriel Alomar Esteve, porque solo un edificio as¨ª ¡°producir¨ªa la m¨¢s completa sensaci¨®n de calma¡±.
Te¨®rico, conceptual, reflexivo y obsesivo, muchos de los proyectos de Dal¨ª no se materializaron. Su taller ideal tampoco, pero su idea, conocida por dos dibujos realizados en 1949 publicados al a?o siguiente en House & Garden y Revista Nacional de Arquitectura, pone de relieve la importancia que el genio concedi¨® a sus espacios de creaci¨®n. Dal¨ª y sus talleres, una exposici¨®n formada por 42 fotograf¨ªas, libros y revistas (hasta finales de a?o en el castillo de P¨²bol), muestra al artista en m¨¢s de una docena de estos santuarios, y permite sumergirnos en su microcosmo ¨ªntimo y personal, as¨ª como ver de primera mano el proceso de creaci¨®n de algunas de sus famosas obras.
El Centro de Estudios Dalinianos de la Fundaci¨®n Gala-Salvador Dal¨ª ha reunido estas im¨¢genes, la mayor¨ªa firmadas por fot¨®grafos destacados como Francesc Catal¨¤ Roca, Julian P. Graham, Juan Gyenes, Oriol Maspons, Xavier Miserachs, Bradley Smith o Philippe Halsman, entre otros.
Desde los primeros talleres del llamado tri¨¢ngulo daliniano, como el primigenio que cre¨® en el lavadero de la azotea de la casa familiar en Figueres o el peque?o estudio que alquil¨® en Cadaqu¨¦s, pasando por el traslado en 1930 a Portlligat, tras cruzarse en su vida Gala, donde crean su ¨²nica residencia estable tras comprar una barraca de pescador y que ampliaron con nuevas compras a lo largo del tiempo, ¡°como una estructura biol¨®gica¡±, escribi¨® el pintor en La vida secreta de Salvador Dal¨ª.
¡°Dal¨ª era un n¨®mada, tenemos constancia de una gran variedad de talleres, fijos o ef¨ªmeros a lo largo de su vida¡±, asegura Montse Aguer, directora del Centro de Estudios Dalinianos. ¡°Pero el taller por antonomasia es el de Portlligat; un lugar austero, ¨ªntimo, rodeado de naturaleza y el mar, orientado al norte, para obtener la mejor luz, como indicaba Leonardo¡±, explica la experta.
Sin embargo, la geograf¨ªa daliniana es muy amplia, y la de sus estudios tambi¨¦n. Desde 1933 viaja a Par¨ªs y trabaja en Montparnasse, rodeado de pocos lujos, tambi¨¦n en el hotel Le Meurice o, durante la Guerra Civil espa?ola, en la casa de Coco Chanel, en La Pausa, en la Costa Azul. En su larga estancia en Estados Unidos, entre 1940 y 1948, cre¨® en Hamptor Manor (Virginia), en Nueva York, en el Hotel St. Regis, en la octava planta del Ziegfled Theatre o en el estudio del fot¨®grafo Philippe Halsman; aunque tambi¨¦n en los Estudios Disney de Hollywood, donde prepar¨® la pel¨ªcula Destino en 1945. Tambi¨¦n en diferentes habitaciones que alquil¨® entre 1941 y 1943 en el hotel Del Monte Lodge, en Monterrey (California), y despu¨¦s en el exclusivo club Pebble Beach, cerca de Carmel.
Su estudio ideal era, en 1949, un icosaedro de cristal y acero dorado
En la mayor¨ªa de las fotograf¨ªas, Dal¨ª, solo o acompa?ado de Gala, posa para el objetivo del fot¨®grafo, mirando directamente a la c¨¢mara, como en la fotograf¨ªa de Catal¨¤ Roca de 1954 en Portlligat y la de Eric Schaal de 1939 durante la creaci¨®n del Sue?o de Venus; en estudiadas composiciones como las que realiz¨® Halsman en el St. Regis, o absorto en la creaci¨®n. ¡°El Dal¨ª p¨²blico y social ha hecho desaparecer a veces al creador, trabajador, obsesivo y meticuloso¡±, defiende Aguer.
La exposici¨®n ha permitido comprobar ¡°algo de lo que no ¨¦ramos conscientes¡±, asegura: Dal¨ª repiti¨® como un ritual la alternancia de lugares de trabajo que hizo en el Empord¨¤, entre Figueres y Portlligat, durante su estancia en Estados Unidos, yendo de Nueva York y Pebble Beach, ¡°donde el paisaje le recordaba Portlligat¡±.
Viendo las im¨¢genes se comprueba que los estudios de Dal¨ª no son tan an¨¢rquicos como se pod¨ªa pensar, sino que exist¨ªa un cierto orden. Tambi¨¦n, que el artista trabaj¨® tanto en el interior como en el exterior, donde protagoniz¨® y fue pionero de happenings como la cena surrealista en el hotel Del Monte en 1941 y las perfomances de 1948 en los jardines de Bomarzo, cerca de Roma, o las del Parque G¨¹ell de Barcelona de los a?os 1956 y 1966, donde pint¨® una silueta de la Sagrada Familia en una enorme tela o en el interior de una c¨²pula de pl¨¢stico transparente.
El a?o pasado visitaron P¨²bol 132.000 personas, siendo el segundo centro del Empord¨¤ relacionado con Dal¨ª que m¨¢s entradas vendi¨®, tras el museo de Figueres (1,2 millones) y por delante de Portlligat (109.000). Y es que Dal¨ª sigue levantando tanta expectaci¨®n como cuando viv¨ªa y obsequiaba a sus seguidores con alguna de sus excentricidades. El ¨²ltimo ¨¦xito de p¨²blico ha sido la retrospectiva del Pompidou de Par¨ªs por la que han pasado 750.000 personas. La muestra se podr¨¢ ver en Madrid a partir del 27 de abril en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sof¨ªa. ¡°No se podr¨¢ ver en Barcelona o Figueres, porque es una exposici¨®n muy larga en el tiempo y los prestadores no aceptar¨ªan m¨¢s recorrido. Tampoco hubo petici¨®n¡±, concluye Aguer.
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