¡°Combato contra la rigidez de mi pa¨ªs, EE UU, ante la sexualidad¡±
John Irving habla de su nueva novela: 'Personas como yo', sobre la libertad sexual Una de sus obras de m¨¢xima calidad y m¨¢s pol¨ªticas y comprometidas
Bill es un chico de 13 a?os que descubre al mismo tiempo su pasi¨®n por la lectura, su encaprichamiento por personas que no le convienen y su voluntad de ser escritor. Pronto se dar¨¢ cuenta de que siente el mismo deseo por la se?orita Frost, la bibliotecaria de un pueblo de Vermont (Nueva Inglaterra, EE UU), que por Richard, el atractivo novio de su madre. Le gustan tanto los hombres como las mujeres. Es bisexual, una minor¨ªa a la que miran con desconfianza tanto los heterosexuales como los homosexuales.
Pero Personas como yo (Tusquets, Edicions 62 en catal¨¢n), la nueva novela, la n¨²mero 13, de John Irving, no es solo los recuerdos de Bill, cerca de los 70 a?os, de su complicada adolescencia y vida, sino, sobre todo, un duro y brillante alegato de Irving (Exeter, Estados Unidos, 1942) a favor de la libertad sexual. De la lucha de homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales, travestis porque se les reconozcan sus derechos, durante casi 60 a?os de la historia de Estados Unidos, desde mediados de los cincuenta del siglo XX hasta 2010.
¡°Quer¨ªa cubrir en esta novela toda la trayectoria de los movimientos para la liberaci¨®n sexual bajo el prisma de la plaga del sida y hasta la situaci¨®n posplaga. Desde la edad oscura de los a?os cincuenta, los inicios de la liberaci¨®n en los sesenta, los alegres setenta, hasta que se estrellan con la epidemia en los ochenta y noventa, para resurgir en el nuevo siglo con los movimientos organizados en los campus universitarios y ahora con el debate sobre los matrimonios homosexuales¡±.
Irving dice que es pura casualidad que la publicaci¨®n de Personas como yo haya coincidido en Estados Unidos con el debate sobre los matrimonios homosexuales. ¡°Tardo entre cinco y 15 a?os en pensar una novela y empiezo siempre por el final. Desde ah¨ª hago una hoja de ruta hasta el principio. Cuando las escribo tengo ya toda la arquitectura en la cabeza. Esta me llev¨® nueve o diez y empec¨¦ a escribirla en 2009, cuando no ten¨ªa ni idea de c¨®mo iban a ir las cosas. Cuando la plane¨¦, mi tercer hijo ten¨ªa 10 a?os. A los 19 me dijo con orgullo que era homosexual, lo que considero una suerte. Si no interesa a nadie, pens¨¦, al menos tendr¨¦ un lector¡±, bromea.
Personas como yo es una de las novelas pol¨ªticas y comprometidas de Irving, al nivel excelente de El mundo seg¨²n Garp, Una mujer dif¨ªcil o la fant¨¢stica Pr¨ªncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra, otra historia combativa sobre el derecho al aborto.
Como en otras novelas del escritor estadounidense, aparecen temas autobiogr¨¢ficos y recurrentes: el protagonista y narrador es un escritor, el padre ausente, la lucha grecorromana o Viena como uno de los escenarios europeos. Tambi¨¦n Madrid juega un papel esencial en la vida de Bill.
La iniciaci¨®n de ese muchacho en un internado masculino de un peque?o municipio y su entorno, desde su incre¨ªble familia hasta sus amigos... todo est¨¢ contado en clave de tragicomedia.
Cuando aparece la ¡°enfermedad¡± el tono cambia radicalmente. Los estragos del sida, contados por Irving, resultan dram¨¢ticos, emotivos, dolorosos. El escritor se pone muy serio. ¡°La liberaci¨®n sexual y la homosexual florecieron durante cinco minutos. La larga epidemia fue una injusticia tremenda. Murieron miles y miles de j¨®venes que empezaban a vivir y lo peor fue la visi¨®n de los hom¨®fobos que lo consideraron un castigo divino comprensible y justificado. Por no hablar del silencio del presidente Ronald Reagan que, durante los siete a?os que estuvo en el poder, no mencion¨® ni una sola vez la palabra sida. ?Hab¨ªa sido presidente del sindicato de actores! Murieron muchos de sus examigos y colegas. Es imperdonable. Ese mal actor pasar¨¢ a la Historia como el presidente m¨¢s incompetente y jam¨¢s ser¨¢ perdonado¡±.
¡°Fue tan duro, que por eso describ¨ª el autodescubrimiento sexual de Bill y su inocencia como algo c¨®mico, alegre y divertido y lo cort¨¦ de ra¨ªz, de forma abrupta, al hablar de la epidemia. Los lectores se dan cuenta a medida que avanza el libro de que eso va a ocurrir, que van a morir muchos amigos de Bill, pero quise que ¨¦l fuera un superviviente. Tampoco quise que muriera la se?orita Frost. Ella es asesinada por el odio sexual, es una v¨ªctima de la intolerancia¡±.
Los marginados y la intolerancia aparecen en varias novelas de John Irving, pero Personas como yo es de una contundencia impresionante. ¡°Combato contra la rigidez de mi pa¨ªs, Estados Unidos, ante la sexualidad¡±.
La novela se inicia con el enamoramiento de Bill de la se?orita Frost, la madura bibliotecaria que ten¨ªa los pechos como una chica de 14 a?os. ¡°Ella es transexual, aunque Bill no lo sabe al principio y la historia acaba con otra transexual, George, que asegura que se convertir¨¢ en Georgia y que de momento se hace llamar Gee. Bill, ya mayor, profesor de la escuela adonde acudi¨® de peque?o, la apoya y protege. Las circunstancias han cambiado. Ella, a diferencia de cuando Bill era adolescente, es aceptada en la comunidad¡±.
Tambi¨¦n ha cambiado el lenguaje. La se?orita Frost es transexual; Gee es transg¨¦nero. ¡°En una charla en universidad me refer¨ª a la se?orita Frost como transexual. Un joven estudiante frunci¨® el ce?o y me dijo que el t¨¦rmino exacto es transg¨¦nero. Es m¨¢s correcto pol¨ªticamente, pero a Bill no le gusta lo pol¨ªticamente correcto¡±.
Las cosas han mejorado, pero el fantasma de la intolerancia sigue al acecho. ¡°Tambi¨¦n al final de la novela, surge una voz del pasado, el hijo de Kittredge, que critica las novelas de Bill y le hace responsable de los problemas de su padre. Vuelve la intolerancia y tambi¨¦n el propio padre biol¨®gico de Bill es intolerante¡±.
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