El compromiso y la duda
Este drama segmenta incluso entre los hasta ahora incondicionales de Terrence Malick
En su ensayo El estilo trascendental en el cine, publicado en 1972, un joven Paul Schrader escog¨ªa como objeto de estudio la obra de Dreyer, Bresson y Ozu para aislar aquellas estrategias formales que permit¨ªan a la tr¨ªada de cineastas expresar la revelaci¨®n de lo sagrado. Un territorio delicado, pues, como subrayaba Schrader, ¡°el rechazo de la cr¨ªtica en relaci¨®n al arte trascendental es comprensible, ya que cuanto m¨¢s puro y absoluto pasa a ser un arte menos ¨²til resulta". Frente a la s¨ªntesis y el ascetismo expresivo de Ozu, Bresson y Dreyer, el esquivo y ahora ins¨®litamente prol¨ªfico Terrence Malick parece buscar la trascendencia ¨Cespecialmente en sus dos ¨²ltimos trabajos- a trav¨¦s del desbordamiento, de un barroquismo m¨ªstico que, eso s¨ª, se sostiene sobre un denso tapiz de sutilezas e im¨¢genes fr¨¢giles. Ser¨ªa interesante saber qu¨¦ nota le dar¨ªa Schrader a Malick en un hipot¨¦tico examen de estilo trascendental, pero conviene aducir, en defensa del autor de El ¨¢rbol de la vida, que este emprende su particular tao hacia la revelaci¨®n cuando toda imagen parece haber perdido su pureza, vampirizada por ret¨®ricas publicitarias y otras formas parasitarias de una esencialidad cinematogr¨¢fica que quiz¨¢ sea, ya, un para¨ªso perdido.
TO THE WONDER
Direcci¨®n: Terrence Malick.
Int¨¦rpretes: Ben Affleck, Olga Kurylenko, Javier Bardem, Rachel MacAdams, Romina Modello, Tatiana Chiline.
G¨¦nero: Drama. Estados Unidos, 2012.
Duraci¨®n: 112 minutos.
El ¨¢rbol de la vida dividi¨® a p¨²blico y cr¨ªtica, pero To the wonder parece haber segmentado el mapa de afectos incluso entre los hasta ahora incondicionales de Malick. La pel¨ªcula, a primera vista, parece dar todas las armas a sus detractores: si alguien quiere acusarla de pretenciosa, afectada y falsamente l¨ªrica lo tiene f¨¢cil. Detenerse en To the wonder, dedicarle el tiempo que exige ¨Cno solo el tiempo de su metraje, sino tambi¨¦n el de su sedimentaci¨®n-, puede acabar revelando una imagen muy distinta. La estrategia formal es la misma ¨Csoliloquios sobre una sinfon¨ªa de im¨¢genes trenzada en elaboradas rimas visuales-, pero hay quien solo ha querido ver arbitrariedad y aleatoriedad donde hay minuciosa arquitectura.
Si en?El ¨¢rbol de la vida, Malick asociaba las reminiscencias de una mirada infantil, incapaz de comprender el sentido de lo que est¨¢ viendo ¨Cel dolor y la furia paterna, un ataque epil¨¦ptico en plena calle-, con el asombro del ser humano ante la imponencia de la Creaci¨®n, aqu¨ª, en To the wonder, esas turbulencias indescifrables que uno intuye en una mirada o un silencio de la persona amada se contemplan como eco a escala del inabarcable ¨Ce insoportable- mutismo de Dios. Una pareja, sus alrededores y un sacerdote en plena crisis de fe son los elementos que usa Malick para preguntarse si en una relaci¨®n amorosa se puede manifestar la gracia y para recorrer los claroscuros que conlleva todo compromiso: religioso, afectivo, social y, por qu¨¦ no, pol¨ªtico.
Las estrategias formales y narrativas de Malick liberan un torbellino de im¨¢genes fluidas, que tiene su centro simb¨®lico en la abad¨ªa de Mont Saint-Michel, cuna del romance entre los personajes de Ben Affleck y Olga Kurylenko que, en el ¨²ltimo plano de la pel¨ªcula, parece ya un horizonte inalcanzable. A lo largo del metraje, filtraciones t¨®xicas ¨Cliterales y metaf¨®ricas- hablan de la ca¨ªda en esta pel¨ªcula portentosa, condenada a ser incomprendida en un presente c¨ªnico y celebrada en un futuro con vocaci¨®n de di¨¢logo.
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