El gran hermano del arte
Google Art Project permite a 15 millones de usuarios 'visitar' los grandes museos del mundo
Hasta los dioses tienen granos. Aunque, claro, el maquillaje sobrenatural que deben de manejar en los cielos los esconde a la vista de los mortales. Lo que las divinidades no pudieron calcular sin embargo es que alg¨²n d¨ªa los hombres inventar¨ªan im¨¢genes de 7.000 millones de p¨ªxeles de resoluci¨®n, suficientes como para acercarse a la barbilla de la Venus cuyo nacimiento Botticelli pint¨® en 1486 y que se expone en la florentina galer¨ªa de los Uffizi, y descubrir el dichoso punto rojo. Para verlo, no hace falta m¨¢s que conectarse a Internet y acceder a Google Art Project.
?Con este nombre el buscador bautiz¨® en 2011 un proyecto para visitar online algunas de las principales obras maestras del planeta y los museos donde se exponen, adem¨¢s de permitir al usuario crear galer¨ªas con sus cuadros favoritos. Tras el lanzamiento con 17 centros pioneros, entre ellos el Rijksmuseum (?msterdam), el MoMA (Nueva York) y los madrile?os Reina Sof¨ªa y Thyssen Bornemisza, la colecci¨®n de Google ha ido ampli¨¢ndose hasta unas 40.000 obras de arte, m¨¢s de 200 instituciones y 15 millones de usuarios, en 2012, en todo el planeta.
La colecci¨®n de Google ha ido ampli¨¢ndose hasta 40.000 obras de arte, 200 instituciones y 15 millones de usuarios
De hecho, la difusi¨®n mundial es el sue?o del director de Google Art Project, Amit Sood. Originario de India, concibi¨® la idea precisamente gracias a su pa¨ªs: ¡°En Bombay no te despiertas un domingo y vas a la National Gallery. Los europeos y los estadounidenses dais por hechos vuestros museos, hab¨¦is nacido con ellos. Si conseguimos ofrecer el mejor acceso en la Red al arte, habremos cumplido con nuestro objetivo¡±.
De momento incorporan nuevas obras ¡°cada semana¡± y ven c¨®mo crece el n¨²mero de visitas y de galer¨ªas creadas por los usuarios ¡ª360.000 hasta la fecha¡ª. Aunque tener a un van gogh o un rembrandt en el ordenador no parece evitar que la gente acuda a las exposiciones. Porque, por ejemplo, justo en 2011 el Reina Sof¨ªa y el Thyssen batieron sus r¨¦cords de visitas. Para Sood, ambos fen¨®menos van de la mano: ¡°Son complementarios. La visualizaci¨®n online crea el deseo. Puede servir para recordar la experiencia o para prepararla¡±. Jam¨¢s, sin embargo, para suplantarla. ¡°La sensaci¨®n de estar delante de una obra de arte no podr¨¢ ser reproducida nunca, por mucho que avance la tecnolog¨ªa. Cuando lanc¨¦ el proyecto cre¨ªa que s¨ª, pero a medida que visitaba los museos me di cuenta de que es otra historia¡±, relata Sood.
M¨¢s all¨¢ de las diferencias f¨ªsicas, la visita conectada y la real guardan otra distinci¨®n que, para el director, es lo m¨¢s sorprendente del proyecto: ¡°Seg¨²n varios estudios, el tiempo medio que un visitante pasa ante un cuadro es de 11 segundos. En el Art Project, en cambio, es un minuto¡±. La explicaci¨®n, para Sood, se halla en la falta de otros turistas igual de deseosos de plantarse ante la obra, la posibilidad de hacer zoom, los detalles hist¨®ricos y, en algunos casos, los v¨ªdeos sobre la obra que ofrece la p¨¢gina.
Esas son las flechas con las que Art Project busca seducir a m¨¢s museos. ¡°Somos una gota en el oc¨¦ano de Google, pero usamos todo su poder tecnol¨®gico¡±, asegura. Bastante menos, en cambio, emplean su poder econ¨®mico: en los acuerdos, lo establecido es: ¡°Cero dinero. No pagamos nada. No hay beneficios econ¨®micos para ninguna de las dos partes, que es precisamente uno de los motivos por los que los museos aceptan. Una de las condiciones es que Google no puede monetizar ese contenido¡±, defiende Sood.
Unos t¨¦rminos que han seducido a algunos de los principales hogares del arte alrededor del mundo y que hacen que entre un 20% y un 30% de las nuevas incorporaciones procedan de museos y coleccionistas que se ofrecen espont¨¢neamente: ¡°Al principio llam¨¢bamos nosotros. Los centros se mostraban esc¨¦pticos, no sab¨ªan qu¨¦ ¨ªbamos a hacer. Pero ya hemos hablado con muchos museos: depende del sector querer sumarse¡±.
Entre tantos s¨ªes, Sood ha encajado tambi¨¦n varios noes ilustres. De ah¨ª que el Art Project no cuente con los museos Vaticanos, el Louvre (la pinacoteca m¨¢s visitada del planeta, diez millones de personas al a?o) o el Prado. ¡°Estamos trabajando en nuestros propios proyectos, la estrategia del museo va por otro lado y tenemos casi 5.000 obras en alta resoluci¨®n en nuestra web¡±, sostienen desde el Prado, que colabor¨® con Google en un programa de digitalizaci¨®n de 14 obras maestras en 2009, algo que se podr¨ªa entender como el germen de Art Project.
¡°Hablamos la ¨²ltima vez har¨¢ unos ocho meses. Nos encantar¨ªa que se sumaran, pero las condiciones no han cambiado. Hay un contrato, una manera de entrar, todos son iguales y nadie es especial¡±, remata Sood.
Sea como fuere, el director de Art Project mira hacia la ampliaci¨®n del cat¨¢logo y de la presencia del arte moderno, ahora mismo solo un 20% ¡°por razones de copyright¡±. ¡°Queremos contar historias con el arte¡±, deja caer en otra de sus ideas. De momento, no es m¨¢s que un esbozo de futuro. A saber lo que les espera a los dioses.
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