Aquellos cr¨ªos llenos de anhelos
Walter Salles adapta ¡®En el camino¡¯, de Jack Kerouac La pel¨ªcula reivindica el esp¨ªritu ind¨®mito de la generaci¨®n ¡®beat¡¯, con mala suerte en el cine
Fue una llamarada espl¨¦ndida, brillante, vibrante, pero fugaz. A finales de los cuarenta iniciaron sus aventuras. A mediados de los cincuenta empezaron a publicar sus obras y diez a?os despu¨¦s la guerra de Vietnam, la generaci¨®n jipi y un cambio social radical hab¨ªan transformado radicalmente Estados Unidos: de la generaci¨®n beat, vilipendiada y mancillada por la prensa y el cine, pero idolatrada y respetada en medios literarios, solo quedaron sus integrantes, diluidos en ese nuevo mundo. ¡°Buscaron la libertad, incorporaron el ritmo del jazz y el bebop a la literatura porque era su m¨²sica, comprendieron que experimentar en ti mismo es un m¨¦todo de explorar el mundo. Y sobre todo, anhelaron¡±, dice el director brasile?o Walter Salles, convertido en portavoz de un movimiento, los beat, y de un autor, Jack Kerouac, que falleci¨® cuando el cineasta ten¨ªa 13 a?os, y que nunca conoci¨®. Pero es que Salles es el director de la primera versi¨®n ¨ªntegra en el cine de En el camino,y puede que de la primera pel¨ªcula que haga justicia a un grupo de creadores mitificados por unos y reducidos a depredadores sexuales y drogadictos por quienes solo se fijaron en los t¨®picos.
Hasta el pasado Cannes, donde se proyect¨® En el camino, que se estrena en Espa?a el viernes, solo El almuerzo desnudo, de Cronenberg, basada en la novela hom¨®nima de William Burroughs, hab¨ªa acertado en la traslaci¨®n de ese universo tan singular. Curiosamente los beats hab¨ªan llegado muy r¨¢pidamente al cine, pero como drogadictos asesinos o pandilleros descarriados en malos thrillers de finales de los cincuenta, vilipendiados en la gran pantalla y los peri¨®dicos: el t¨¦rmino beatnik, que ellos odiaban,?lo cre¨® el periodista Herb Caen fusionando beat y Sputnik para otorgarles un car¨¢cter comunista y de no estadounidense. Eran los tiempos del mccarthysmo.
A lo largo del siguiente medio siglo, las apariciones de Kerouac, Neal Cassady, John Clellon Holmes, Burroughs, Allen Ginsberg o Gregory Corso en la pantalla se han debido m¨¢s a su vida que a su obra (aunque es cierto que en ellos todo estaba entremezclado), como la desastrosa Los subterr¨¢neos (1960) ¡ªque intentaba adaptar la novela de Kerouac¡ª, las mediocres Generaci¨®n perdida: los primeros beatnik (1980); Kerouac, the movie (1985); Beat (2000)¡ Y habr¨¢ que ver la in¨¦dita Big Sur (2013). Que algunos de ellos hayan vivido hasta hace poco ¡ªGinsberg y Burroughs murieron en 1997¡ª y el temor reverencial que provoca una obra t¨®tem como En el camino puede que coartaran a los cineastas a encarar el reto. Francis Ford Coppola compr¨® los derechos hace d¨¦cadas y, a pesar de haber adaptado en su dilatada carrera otras novelas, nunca se atrevi¨®. Hasta que en 2004, un miembro de su productora vio en el festival de Sundance Diarios de motocicleta, de Walter Salles, atisb¨® el posible paralelismo y le ofreci¨® al brasile?o el proyecto. ¡°Lo que no sab¨ªan¡±, cuenta Salles por tel¨¦fono, ¡°es que En el camino es mi obsesi¨®n, porque yo era un joven universitario en mitad de la dictadura militar, cuando el libro estaba prohibido. Lo le¨ª a escondidas en ingl¨¦s, y descubr¨ª que su b¨²squeda de libertad era la m¨ªa, que como a ellos me faltaba ox¨ªgeno. Lo viv¨ª a trav¨¦s de la realidad brasile?a, me sent¨ª como esos personajes que se transformaban internamente ante la asfixia externa¡±.
El libro era una obsesi¨®n del realizador brasile?o desde su juventud
Salles ha estado seis a?os madurando En el camino (el mismo tiempo que Kerouac en lograr publicarlo): ¡°Acumul¨¦ informaci¨®n, habl¨¦ con supervivientes, visit¨¦ los lugares que recorrieron, hice un documental y encerr¨¦ semanas al reparto en un campamento para que se empaparan del ambiente. Descubr¨ª que el talento de Kerouac era su capacidad para hacernos pasar por ciertas vivencias en las que mezcl¨® realidad y ficci¨®n. Cambi¨® lugares, edulcor¨® situaciones, manipul¨® personajes¡ y todo es verdad. Godard, que tiene estupendas frases para todo, asegura que los buenos documentales devienen en direcci¨®n de ficci¨®n. As¨ª es la obra de Kerouac¡±. Como demuestran el inicio y el final del filme, Salles ha adaptado la versi¨®n sin censura de la novela, la que se edit¨® en 2007, que Kerouac escribi¨® en un rollo de papel de 35 metros sin separaci¨®n de p¨¢rrafos. ?La generaci¨®n beat mantiene su fuerza literaria? ¡°Y tanto. ¡°Son escritores interesados en los m¨¢rgenes de la sociedad. A su lenguaje lo definen las incorporaciones de la jerga popular y de la musicalidad del jazz. Por eso en el filme hemos a?adido en off fragmentos de la novela¡±. ?Qu¨¦ legado dejan? ¡°Hay ecos en la m¨²sica de David Byrne y el cine de Wim Wenders. Todo joven que sepa las preguntas, intuya que no encontrar¨¢ las respuestas y a pesar de todo salga a buscarlas es un beat. Han sido los octogenarios m¨¢s j¨®venes de la historia, manteniendo su integridad. En un momento, el actual, en que todo se vive a distancia, mediatizado, En el camino, por defender lo contrario, tiene una nueva raz¨®n de ser¡±.
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