El Rin desemboca en el Liceo para celebrar el bicentenario de Wagner
El teatro barcelon¨¦s se embarca en la ambiciosa tetralog¨ªa de ¡®El anillo del nibelungo¡¯
El Walhalla est¨¢ en obras. Media docena de bloques de hormig¨®n cuelgan suspendidos por gr¨²as sobre la cabeza de los dioses. Wotan, su rey supremo, recupera la lucidez por un instante y entrega a rega?adientes el anillo de oro a los gigantes Fasolt y Fafner. El director musical Josep Pons gesticula ajustando a la orquesta y Robert Carsen, responsable de la escena, toma notas en uno de los ¨²ltimos ensayos antes del estreno del s¨¢bado. Entonces, un impresionante tel¨®n de nieve blanca se precipita al fondo del escenario como s¨ªmbolo de la puerta que atraviesan los dioses hacia su nuevo y fr¨ªo hogar. Es el comienzo de la decadencia en el mito y el final de este sobrio y sutil El oro del Rin del director canadiense. Y as¨ª empieza tambi¨¦n La Valquiria la temporada pr¨®xima, segunda parte de la tetralog¨ªa de El anillo del nibelungo de Wagner que el Liceo ofrecer¨¢ durante cuatro a?os. Broche de oro al bicentenario del compositor germ¨¢nico en uno de sus templos del sur de Europa.
Como se?ala su director art¨ªstico, Joan Matabosch, la celebraci¨®n (con la visita del Festival de Bayreuth en septiembre y la versi¨®n en concierto de Rienzi en junio) rebosa sentido en Barcelona. ¡°Es importante que se conmemore de una forma solemne. El inicio de una tetralog¨ªa es una de las cosas grandes y complicadas que puede hacer un teatro¡±. En este caso ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil se?alar en qu¨¦ a?o no se ha programado una obra de Wagner en el Liceo. Desde hitos como el de 1955, cuando los Festivales de Bayreuth desembarcaron con tres puestas en escena de Wieland Wagner, hasta 2000, cuando Peter Konwitschny desat¨® la furia con su pol¨¦mico Lohengrin. Aquella escuela que serv¨ªa de met¨¢fora de una sociedad gregaria y dividida por los conflictos dom¨¦sticos. La demolici¨®n total en el Liceo de la iconograf¨ªa tradicional de Wagner. Discutida. Pero repuesta con gran ¨¦xito en 2006. En este caso, El oro del Rin es quiz¨¢ la pieza de la tetralog¨ªa menos representada. ¡°Hemos tenido montajes de est¨¦tica muy contrastada. Pero siempre buscamos que respeten el sentido de la obra y de lo que Wagner quiere expresar. Carsen es uno de ellos y su tetralog¨ªa es una de las mejores¡±, sostiene Matabosch.
El montaje invoca al Wagner m¨¢s moderno en un alegato ecologista
Este anillo (con dise?o escenogr¨¢fico de Patrick Kinmonth y las voces del bar¨ªtono Albert Dohmen en el papel de Wotan, o de Ewa Podles como Erda), estrenado en Colonia en 2000, es una producci¨®n simple y austera en lo est¨¦tico. Muy poco intervencionista y profundamente respetuosa con la m¨²sica y el c¨®digo narrativo del compositor. ¡°Quer¨ªamos que fuera muy simple. La m¨²sica es la gran expresi¨®n de Wagner y ning¨²n efecto visual puede describir mejor su obra. No me interesa lo complicado o recargado¡±, se?ala Carsen al t¨¦rmino del ensayo.
El montaje es tambi¨¦n un alegato ecologista que invoca al Wagner m¨¢s moderno, al hombre preocupado por la naturaleza y su destrucci¨®n a manos de la ambici¨®n y avaricia humana. Al final, como todas las grandes tragedias, pinta tambi¨¦n un retrato de esos l¨ªderes y prohombres sin proyecto o con una idea deliberadamente equivocada sobre el camino correcto. Perfectamente, como explicaba Carsen a los cantantes durante el ensayo, reflejo hoy de algunos pol¨ªticos, de trabajadores mal pagados y castas geogr¨¢ficas esclavizadas.
¡°Desde su inicio concebimos este ciclo como una advertencia ecol¨®gica. La naturaleza aqu¨ª es importante por su ausencia. No hay agua, los ¨¢rboles est¨¢n muertos, el p¨¢jaro de Siegfried tambi¨¦n. Es una lecci¨®n que el hombre debe comprender: la naturaleza es una fuerza poderosa que no se puede controlar. Por eso es una obra muy contempor¨¢nea. El ciclo del anillo es siempre fascinante. Wagner quer¨ªa que su trabajo no tuviera l¨ªmites¡±, insiste Carsen. Tan pocos que incluso funcion¨® como inspiraci¨®n para pel¨ªculas como El se?or de los anillos o La Guerra de las Galaxias.
Durante los pr¨®ximos tres a?os se representar¨¢ el resto del ciclo
Quiz¨¢ sea lo que Matabosch define como trascender la an¨¦cdota a trav¨¦s del mito. ¡°Es una obra visionaria que tiene que ver con el capitalismo del XIX. Utiliza un mito porque es una forma de explicar la naturaleza humana sin restringirla a una pura an¨¦cdota. Carsen \[que ya trajo un un Tannh?user en 2008\] evita lo espectacular por lo espectacular. Pero no da ninguna sensaci¨®n de pobreza¡±. Lo vemos en la expresi¨®n de la profundidad del Rin. Una franja roja como representaci¨®n del fondo de un r¨ªo convertido en estercolero. O en un Walhalla en obras repleto de gr¨²as. M¨¢s po¨¦tica que narrativa, la luz azul tambi¨¦n alude al r¨ªo y la amarilla al enloquecedor oro. Pero hay algo que distingue este pr¨®logo (concebido al final del proceso de escritura por Wagner). ¡°Es diferente del resto de la tetralog¨ªa porque es divertida e ir¨®nica. Las otras son m¨¢s filos¨®ficas y meditativas. Esta es todo acci¨®n¡±, analiza Carsen.
Y es tambi¨¦n otra prueba de fuego para la orquesta del Liceo, en pleno proceso de reflotaci¨®n. Dice su nuevo director, Josep Pons, que ¡°se la ha demonizado excesivamente¡±. Procedente de la Orquesta Nacional de Espa?a (ONE), ha aterrizado en Barcelona con la misi¨®n de devolver brillo a la formaci¨®n. Fundada en 1847, es la m¨¢s antigua de Espa?a y la han dirigido Prokofiev, Stravinski, Bruno Walter, Toscanini o Strauss. Hoy se encuentra en un estado un tanto precario (seg¨²n Pons faltan unos 40 m¨²sicos m¨¢s y ¡°no hay otro camino¡±) y en proceso de rearmar su autoestima. ?C¨®mo? Para empezar, se acaba de crear un ciclo sinf¨®nico paralelo que permita a la formaci¨®n salir del foso y afinar la maquinaria. ¡°La atenci¨®n prestada a la orquesta en los ¨²ltimos a?os no ha sido la misma que a las voces o la escena¡±. Hoy, con todo lo que implica, eso est¨¢ cambiando. Y Wagner, dif¨ªcil de maquillar, marcar¨¢ el tono actual de la orquesta.
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