Memoria del ¨²ltimo imperio colonial
La literatura en torno a las guerras de independencia africana vive una edad de oro en Portugal
![Enseres de refugiados portugueses procedentes de Angola y Mozambique, en la plaza de Belem de Lisboa, en noviembre de 1975.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ANOVOKN3LLMAIAQ2UIH7U62MSI.jpg?auth=75ef6bc6b5259f832507f7f8c7f3068fd6609c4e3d915721f13cc5f8823ee38d&width=414)
En un libro recientemente publicado en Portugal, titulado SOS Angola, la periodista Rita Garc¨ªa recoge el sobrecogedor episodio de Fernando Teles, un granjero de origen portugu¨¦s nacido en Angola (como sus padres y sus abuelos) que en octubre de 1975, un mes antes de que el pa¨ªs se independizara, sali¨® de casa para acompa?ar a su mujer Adelaide al aeropuerto de Luanda y acab¨® en Lisboa sin siquiera tener pasaporte, dejando todos sus bienes, su casa, sus muebles, su trabajo y su vida entera en ?frica. El plan era que Adelaide viajara hasta Lisboa ¡ªdonde sus padres, dada la inestabilidad pol¨ªtica, se ocupaban desde agosto de su hija peque?a¡ª mientras Fernando, en Luanda, trataba de comprobar c¨®mo discurr¨ªa todo. Pero un tiroteo imprevisto en los alrededores del aeropuerto hizo que el aterrorizado conductor que guiaba el autocar donde iban alojados los viajeros que iban a embarcar (y algunos acompa?antes) se dirigiera sin detenerse hasta el pie del avi¨®n y dijera, sin dar ninguna otra opci¨®n a nadie: ¡°Salgan ahora mismo todos y m¨¦tanse en el avi¨®n que yo tengo que escapar de ah¨ª¡±. Teles no tuvo alternativa. Horas despu¨¦s desembarcaba en mangas de camisa en una ciudad donde en octubre hace ya fr¨ªo (a diferencia de Angola), con la vida reventada, el pasado hecho a?icos y el destino del rev¨¦s.
La desorganizada, apresurada y ca¨®tica descolonizaci¨®n de los pa¨ªses africanos de lengua portuguesa (Angola, Mozambique, Guinea Bis¨¢u y Santo Tom¨¦) propiciaron muchos casos como el de Fernando Teles. A mediados de 1975 Portugal era un pa¨ªs convulso, desgarrado por sacudidas pol¨ªticas que a punto estuvieron de llevarlo a la guerra civil. Un a?o antes, la Revoluci¨®n de los Claveles, sin un solo tiro, hab¨ªa derribado de un d¨ªa para otro una vieja y astrosa dictadura que duraba casi cincuenta a?os y entre las reivindicaciones de los capitanes que pusieron en marcha el nuevo rumbo del pa¨ªs estaba la descolonizaci¨®n casi inmediata de la ?frica portuguesa a fin de acabar con una guerra que desangraba el pa¨ªs desde hac¨ªa a?os.
Primero surgi¨® el relato de los j¨®venes que combatieron y despu¨¦s el de los colonos que regresaron a la metr¨®poli
El proceso de independencia de estas colonias, hecho a toda velocidad, acarre¨® la ca¨®tica vuelta a Portugal de cerca de medio mill¨®n de personas que viv¨ªan en esas colonias africanas. Muchos, como el granjero Teles, no conoc¨ªan otro pa¨ªs que Angola o Mozambique y para ellos la metr¨®poli no pasaba de ser una vaga referencia de abuelos, un pa¨ªs pintado de colores en los mapas de las escuelas donde se hablaba la misma lengua que en sus ciudades africanas.
El recuerdo de los soldados que combatieron en aquella guerra perdida de antemano y su regreso a Portugal con la memoria estragada ha sido materia de muchas novelas portuguesas. Sin ir m¨¢s lejos, el primer escritor del pa¨ªs, Ant¨®nio Lobo Antunes, quien particip¨® como teniente m¨¦dico durante dos a?os en la guerra de Angola, lo ha reflejado en muchas de sus narraciones, sobre todo en sus primeros a?os de producci¨®n. Fado Alejandrino (Mondadori, 2006), una de las obras maestras de Lobo Antunes, adem¨¢s de ser un retrato implacable de la sociedad portuguesa pre y pos revolucionaria es, sobre todo, la sucesi¨®n de las vidas y las desgracias de un pu?ado de militares arrancados a las colonias.
Las conocidas como las guerras de Ultramar (1961 a 1974) supusieron la movilizaci¨®n de un gran n¨²mero de j¨®venes, muchos de ellos universitarios, que a su regreso se convirtieron en la voz de la fractura social y pol¨ªtica que supuso para Portugal cerrar la puerta del ¨²ltimo imperio colonial de Occidente. Aunque las primeras novelas sobre estos conflictos ensalzan el hero¨ªsmo del soldado portugu¨¦s, la derrota, el amargo regreso y la apertura pol¨ªtica permiten aflorar una literatura que refleja el horror y el des¨¢nimo de esos j¨®venes. Estas obras, que van surgiendo poco a poco en los ochenta, han tenido tiempo de madurar en el coraz¨®n de sus autores, muchos de ellos testigos directos de los combates. Narran muchos m¨¢s hechos que simple fabulaci¨®n, pero al mismo tiempo son reflexivas y de gran calidad art¨ªstica. M¨¢s de 800.000 j¨®venes lucharon en estos conflictos, casi 9.000 perecieron y 15.000 volvieron mutilados.
La literatura y el periodismo, sin embargo, no se ha ocupado tanto de la vuelta (o viaje) a Portugal de estos colonos despojados de todo, residentes en ?frica hasta el ¨²ltimo momento, de su intento de integraci¨®n en una sociedad convulsa y cambiante que no solo les era ajena sino abiertamente hostil. Es ahora, casi cuarenta a?os despu¨¦s de todo aquello, cuando comienzan a aparecer en Portugal novelas y libros de reportajes apelando a esa memoria arrinconada durante mucho tiempo, escritos por nuevas generaciones de autores que vivieron aquellos a?os de ni?os o que ni siquiera hab¨ªan nacido por entonces. Hasta hay series de televisi¨®n emitidas en horario de primetime que tienen como protagonistas a familias de retornados.
La novelista Dulce Maria Cardoso, nacida en Luanda, abandon¨® ?frica junto a su familia con lo puesto cuando ten¨ªa 11 a?os. En 2011, con 46, public¨® O retorno, una emocionante novela convertida desde el principio en un ¨¦xito editorial portugu¨¦s, con m¨¢s de 20.000 ejemplares vendidos y un aluvi¨®n de cr¨ªticas elogiosas. El libro cuenta, en la voz transparente de un adolescente llamado Rui, la huida atropellada de casa de una familia de origen portugu¨¦s atrapada por la guerra colonial y el secuestro del padre, su llegada al atestado aeropuerto de Luanda, su desembarco en una Lisboa fr¨ªa y desconocida, su absurda estancia durante casi un a?o en un cuarto de hotel de lujo de Estoril abarrotado de refugiados sin nada, socorridos por unas autoridades m¨¢s ocupadas en su propio proceso pol¨ªtico democr¨¢tico que en atender a unos ciudadanos repentinamente pobres, nada esperados, y, adem¨¢s, no muy bien vistos por una sociedad que les acogi¨® a rega?adientes porque les considera unos advenedizos menesterosos medio extranjeros explotadores de esclavos.
La elogiada novela 'O retorno' cuenta la huida atropellada de una familia de Angola hacia una Lisboa fr¨ªa y desconocida
El hotel de lujo de Estoril poblado por refugiados existi¨® (¡°la avalancha de retornados era tal que hizo falta habilitar todas las habitaciones posibles¡±). Y aunque Dulce Mar¨ªa Cardoso se acuerda de la paradoja de habitar esas habitaciones de cinco estrellas cuando viv¨ªan casi sin nada se apresura a precisar que la historia de Rui no es su historia. ¡°Pero la novela tiene el aire de todo lo que yo viv¨ª, claro¡±. Que supo siempre que ten¨ªa que escribir esa historia, pero que necesit¨® de muchos a?os para poder llevarla a cabo. ¡°Necesit¨¦ sobre todo elaborar una ¨¦tica sobre la p¨¦rdida, ya que la novela es una radiograf¨ªa sobre la p¨¦rdida¡±. No solo, claro, la p¨¦rdida de los bienes que quedaron en ?frica, sino de la propia identidad abandonada a toda prisa. La escritora es consciente del inter¨¦s nuevo que despierta este episodio de la reciente historia portuguesa. ¡°Tal vez sea porque hay similitudes en las dos ¨¦pocas. Entonces se viv¨ªa el fin del sue?o del imperio portugu¨¦s. Ahora, con la crisis, se vive el final del sue?o europeo¡±.
En los ¨²ltimos tiempos, paralelamente a la novela de Cardoso, Rita Garc¨ªa ha publicado dos grandes reportajes en forma de libro. El primero, el antes mencionado SOS Angola, relata la organizaci¨®n del mayor puente a¨¦reo jam¨¢s llevado a cabo: el que, ayudado por Estados Unidos, gest¨®, organiz¨® y puso en marcha Portugal para repatriar, entre mayo y noviembre de 1975, a m¨¢s de 170.000 personas, entre los que se contaban Fernando Teles y su mujer Adelaide y Dulce Mar¨ªa Cardoso y su familia. Fueron casi mil vuelos, llevados a cabo por varias compa?¨ªas a¨¦reas. La periodista, de 33 a?os, desconoc¨ªa la historia de los retornados cuando, dos a?os atr¨¢s, comenz¨® un reportaje para el semanario S¨¢bado sobre la compa?¨ªa TAP. ¡°Todos, los pilotos, las azafatas, los gestores, me hablaban tanto de aquellos tiempos del puente a¨¦reo que decid¨ª indagar¡±, explica la periodista. As¨ª, sin ning¨²n nexo familiar ni sentimental con la historia, Garc¨ªa comenz¨® a investigar y se enamor¨® de la historia. Tanto que en junio de 2012 sac¨® otro libro, titulado Os que vieram de ?frica (los que vinieron de ?frica). ¡°Ha sido necesario que pasaran muchos a?os para hablar de esto. Porque hubo mucha desconfianza y mucho enfrentamiento entre los de all¨¢ que ven¨ªan y los de ac¨¢ que recib¨ªan. Los de all¨¢ hab¨ªan vivido muy bien, ten¨ªan m¨¢s educaci¨®n, eran m¨¢s emprendedores, m¨¢s modernos, hasta vest¨ªan ropas con m¨¢s colores, m¨¢s bonitas. Y lo hab¨ªan perdido todo. Y sent¨ªan que aqu¨ª no los quer¨ªan. Se sintieron traicionados por el Gobierno, que no les apoy¨® para quedarse en ?frica y que no les apoy¨® tampoco en Portugal¡±. Y a?ade: ¡°Y era cierto que no les quer¨ªan. Aqu¨ª hab¨ªa crisis econ¨®mica, un paro creciente, una crisis pol¨ªtica, muchos problemas de todo tipo y los portugueses de la metr¨®poli vieron que deb¨ªan repartir lo poco que ten¨ªan con 500.000 personas a quien nadie hab¨ªa llamado y que, encima, se permit¨ªan el lujo de juzgarles¡±. En opini¨®n de Garc¨ªa, las d¨¦cadas pasadas han jugado el papel de b¨¢lsamo social. ¡°A¨²n hay comentarios despectivos de unos sobre otros pero, en general, los a?os han servido para que unos y otros se comprendan¡±.
Lo que no hicieron los que llegaron a Portugal fue regresar a ?frica, ni siquiera de visita. ¡°Saben que todo cambi¨®, por fotos recibidas, que su casa se destruy¨®, o se hundi¨®, que nada es como era. La mayor¨ªa, sobre todo los m¨¢s viejos, se ha negado siempre a volver. No quieren traicionar la memoria¡±.
Libros de un tiempo arrinconado
Esplendor de Portugal, Ant¨®nio Lobo Antunes (Siruela, 2002). A trav¨¦s de mon¨®logos que se remontan en el tiempo y que ponen voz a los sentimientos, las man¨ªas y las obsesiones de los personajes, Lobo Antunes nos cuenta la historia y el declive de una familia acaudalada de origen portugu¨¦s residente en Angola. Nos habla de la dictatorial madre, perteneciente a la clase m¨¢s pudiente de la minoritaria burgues¨ªa blanca, del padre alcoholizado y acomplejado, de los tres hijos reducidos y destruidos por el tormentoso ambiente familiar. Este es un libro sobre la huida de ?frica y la imposible integraci¨®n en Europa de tres hermanos tan blancos como africanos. Pero tambi¨¦n es una soberbia novela sobre las termitas que corroen y estragan las relaciones familiares desde la infancia hasta la muerte.
N¨® Cego, Carlos Vale Ferraz (Casa das Letras, 2008). "Puta compa?¨ªa¡ maricones, chulos, seminaristas, ni?os de pap¨¢, vagabundos¡", as¨ª describe el Capit¨¢n a su grupo de comandos destinado en Mozambique. La novela relata con extrema crudeza las operaciones del grupo e indaga en las vidas de sus miembros. La historia de un joven campesino alentejano que se fue a buscar la vida a Lisboa, pero que en la capital solo encontr¨® dolor y miseria, y que acab¨® enrolado en el Ej¨¦rcito, es el ejemplo de muchas vidas de j¨®venes portugueses que acabaron implicados en las guerras africanas. Carlos Vale Ferraz, cuyo nombre es Carlos Matos Gomes, fue oficial del Ej¨¦rcito portugu¨¦s y particip¨® en operaciones especiales en Angola, Mozambique y Guinea Bis¨¢u.
Autopsia de un mar de ruinas, Jo?o de Melo (Ediciones Linteo, 2011). Esta novela est¨¢ en la cima de la literatura de la guerra colonial. Tiene una particularidad que permite al lector involucrarse en la historia hasta sentirla como propia. En los cap¨ªtulos pares hablan los soldados portugueses y en los impares lo hacen los milicianos angole?os, con su propio lenguaje y hasta la jerga africana. Jo?o de Melo sirvi¨® como enfermero en Angola.
La costa de los murmullos, L¨ªdia Jorge (Alfaguara, 2001). Ambientada en Mozambique, la novela aporta la visi¨®n femenina de la etapa colonial. Es un texto bello y profundo que permite meterse en la mentalidad de quienes vivieron en la opulencia de los territorios de ultramar. Al mismo tiempo, aflora en las voces y las historias de Helena y Evita, sus protagonistas, el declive del ¨²ltimo imperio occidental y los abusos contra los africanos que se acent¨²a a medida que la p¨¦rdida se hace m¨¢s evidente.
At¨¦ Hoje (Memorias de C?o), ?lamo Oliveira (Ulmeiro, 1986). La novela se centra en el amor que se profesan Fernando y Jo?o, dos militares que conviven en un mugriento cuartel en Guinea Bis¨¢u. La vida de Jo?o sirve, a su vez, para evocar el ambiente en la metr¨®poli antes de llegar a ?frica y dar testimonio del paso de muchos j¨®venes portugueses de la inocencia a las atrocidades de la guerra y la soledad.
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