¡°La literatura est¨¢ siendo arrinconada¡±
Francisco Rodr¨ªguez Adrados, ¨²ltimo Premio Nacional de las Letras, rastrea en su nuevo ensayo las fuentes comunes de la ficci¨®n europea lejos de nacionalismos
Francisco Rodr¨ªguez Adrados tiene 90 a?os y la energ¨ªa de un becario. En noviembre recibi¨® el Premio Nacional de las Letras y en marzo viaj¨® a Grecia para dictar la conferencia inaugural del congreso de historia de la lengua griega; los jueves acude a la Real Academia Espa?ola y los viernes a la de la Historia, de las que es miembro. Honores aparte, en una mesa de su casa madrile?a tiene las galeradas de una nueva edici¨®n de la Il¨ªada ¨Cobra de un colega- que corrige estos d¨ªas y junto al televisor, un ejemplar de El r¨ªo de la literatura (Ariel), el libro de 600 p¨¢ginas que acaba de publicar y que ¨¦l describe como ¡°de pensamiento, no de erudici¨®n¡± pero cuya ambici¨®n est¨¢ bien reflejada en su subt¨ªtulo: De Sumeria y Homero a Shakespeare y Cervantes.
Si se piensa que Adrados ha escrito en la ¨²ltima d¨¦cada libros como El reloj de la historia (Homo sapiens, Grecia Antigua y Mundo Moderno), Nueva historia de la democracia o Historias de las lenguas de Europa se entiende la amplitud de intereses de este sabio nacido en Salamanca en 1922. En su opini¨®n, el ¡°n¨²cleo central¡± de la literatura universal est¨¢ en el ¡°corredor¡± que forman Egipto, Oriente pr¨®ximo, Grecia, Roma, la Edad Media europea y las literaturas europeas y americanas modernas. Pero matiza: ¡°Ese ¡®r¨ªo¡¯ no es el ¨²nico en el mundo, pero es el que m¨¢s ha influido, el m¨¢s globalizado¡±. Catedr¨¢tico em¨¦rito de Filolog¨ªa Griega de la Universidad Complutense, Adrados es consciente de que su manera de estudiar la literatura contrasta con la tendencia a hacerlo embalsando las aguas de ese ¡®r¨ªo¡¯ en los pantanos del nacionalismo decimon¨®nico: ¡°Es imposible dominarlo todo, pero est¨¢ claro que la literatura occidental tiene una fuente com¨²n: la oralidad¡±.
La ¨¦pica, la l¨ªrica y la literatura sapiencial son los tres g¨¦neros esenciales desde Sumeria, un ¡°agregado de ciudades¡± cuyo idioma fue la lengua culta del Pr¨®ximo Oriente -¡°como el lat¨ªn en la Edad Media¡±- y cuya literatura ¨Ccon el Poema de Gilgames como cumbre- contiene ya muchos temas a¨²n vigentes: del origen del mundo al amor pasando por las f¨¢bulas (campo en el que Adrados es una autoridad mundial). Hace 40 a?os se public¨® su pionero estudio Fiesta, comedia y tragedia ¨Censeguida traducido al ingl¨¦s-, y algunas de sus ideas vuelven a recorrer ahora El r¨ªo de la literatura. Sobre todo la central: si el origen de la literatura es oral, el origen de la oralidad es la fiesta: ¡°En ella se mezclaban imitaciones, ritos y deporte¡±. La palabra, insiste, iba acompa?ada de m¨²sica y danza. ¡°Lo del autor encerrado en su despacho destilando sus sentimientos es muy posterior, aunque hubiera un Ahikar asirio, un Ptahhotel egipcio o un Homero griego (si es un nombre real). En la fiesta el sentimiento es de todos. Es dif¨ªcil de entender con la sacralizaci¨®n actual de la autor¨ªa y de la originalidad, pero es as¨ª¡±. Seg¨²n su autor, El r¨ªo de la literatura trata de contextualizar piezas que hemos conocido aisladas: ¡°Cuando hablamos de literatura oral con poemas, f¨¢bulas o representaciones dram¨¢ticas, desgajamos esa pieza del entorno en que naci¨®. Es inevitable pero empobrecedor, como si arranc¨¢semos una escultura de la fachada de una catedral y la vi¨¦ramos aislada en un museo¡±.
Tal vez vivamos una decadencia, pero puede nacer algo grande
Para este helenista que recuerda su primer viaje a Grecia en 1953, la cultura griega es el gran hito por lo que tiene de resumen de lo anterior ¨CEgipto, Sumeria- y de vanguardia: ¡°La literatura occidental es como una carrera ciclista. Avanza en grupo pero a veces alguno salta del pelot¨®n: esos que saltan son los griegos. Ellos inventaron el individuo humano. En el comienzo de la Il¨ªada se ve c¨®mo a Agamen¨®n le dicen todas las verdades en asamblea, como si fuera el parlamento de aqu¨ª. Aquello asustaba a la gente. Tanto que la palabra democracia estaba prohibida en la Edad Media¡±.
Seg¨²n el profesor Adrados, no solo los argumentos y los g¨¦neros de la literatura son constantes, tambi¨¦n lo son sus ciclos. Por eso subraya el paralelismo entre la Antig¨¹edad y el Medievo: al origen oral le sigui¨® un esplendor de la escritura que termin¨® en decadencia (¡°cae el imperio romano, se rompen las comunicaciones, las lenguas vern¨¢culas se imponen al lat¨ªn, desaparece la gran tragedia, los cristianos vetan los g¨¦neros er¨®ticos¡¡±). La Edad Media empez¨® con la oralidad popular y rehizo el mismo camino. ¡°Parec¨ªa que de tanto avanzar se hab¨ªa llegado al comienzo¡±, resume Adrados. ¡°Se dio una terrible estratificaci¨®n social. La alta literatura se refugi¨® en las bibliotecas. La gente com¨²n no le¨ªa, le bastaba con la Historia Sagrada esculpida en los templos¡±.
La tecnolog¨ªa ha acostumbrado a la gente a mensajes peque?os
Vista la actualidad de un resumen as¨ª, ?vivimos una nueva Edad Media? ¡°No quiero ponerme f¨²nebre¡±, responde Rodr¨ªguez Adrados. ¡°Se siguen haciendo grandes librotes, pero el influjo de los medios electr¨®nicos ha acostumbrado a la gente a mensajes peque?os, m¨¢s concentrados, tal vez m¨¢s fr¨ªvolos. La literatura nace de la fiesta, pero ahora siempre es fiesta. En la fiesta usted se viste de otra manera, come y bebe de otra manera, puede hacer bromas sobre el vecino.... La fiesta era un descanso y una liberaci¨®n. Ahora, como dec¨ªa Larra, todos los d¨ªas son carnaval. Ese chisme [dice se?alando al televisor] es pura fiesta. La literatura era fiesta y ayudaba a vivir; ahora la literatura est¨¢ siendo arrinconada¡±.
Adrados asume que el libro ¡°se enfrenta hoy a la competencia de medios que requieren menos esfuerzo¡±, pero su conocimiento del pasado le impide ser lapidario respecto al futuro: ¡°Tal vez vivamos una decadencia desde el punto de vista de la literatura antigua, pero puede nacer otra gran literatura. Antes la literatura popular era para las masas y la culta, para gente con cierta formaci¨®n. Hoy la culta podr¨ªa llegar a todos pero los niveles de ense?anza han bajado. Eso es lo preocupante¡±. La escritura no acab¨® con la oralidad ni la imagen con la escritura, recuerda. ¡°La Iglesia se carga el teatro pero renace al cabo de los siglos; la ¨¦pica hab¨ªa desaparecido y en el XIX resucita en cierta novel¨ªstica, en Gogol, por ejemplo. La naturaleza humana es muy fuerte. Todo lo que prohibieron los cristianos ¨Clas instituciones pol¨ªticas libres, los ba?os, el desnudo, el deporte- volvi¨® al cabo de mil a?os. Ah¨ª est¨¢n¡±.
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