Caperucita, doctora en Manhattan
Carmen Mart¨ªn Gaite se ha convertido en un cl¨¢sico de la literatura espa?ola en Estados Unidos
?Miranf¨²! Carmen Mart¨ªn Gaite dijo la palabra m¨¢gica de su Caperucita en Manhattan, se abri¨® la alcantarilla y una corriente gustosa de aire tibio la ascendi¨® hasta la corona de la estatua de la Libertad. All¨ª sigue, reinando como si no hubiera muerto. En Estados Unidos, donde aman a los reyes con vehemencia republicana, la han entronizado como el gran cl¨¢sico de la literatura espa?ola contempor¨¢nea. El ¨²nico autor de Espa?a presente en 56 universidades al norte del R¨ªo Grande.
Ni Benet, encumbrado entre la ¨¦lite como el m¨¢s singular de su generaci¨®n y amadrinado por la escritora ¡ªcomo evidencia la correspondencia entre ambos editada recientemente por el profesor Jos¨¦ Teruel¡ª, ni S¨¢nchez Ferlosio, su exmarido, han permanecido indemnes al paso del tiempo. ¡°Ella es imprescindible. El cuarto de atr¨¢s es una novela can¨®nica. Nadie puede doctorarse en Estados Unidos sin haberla le¨ªdo, sin embargo ya casi nadie ense?a a Benet ni El Jarama¡±, explica la catedr¨¢tica de la Universidad de Delaware Joan L. Brown.
Y Brown no le dice por admiraci¨®n ¡ªescribi¨® en los setenta la primera tesis sobre Carmi?a de su pa¨ªs¡ª ni nostalgia ¡ªlo anterior, desde 1974, las convirti¨® en grandes amigas¡ª. Esta catedr¨¢tica ha dedicado dos estudios (1998 y 2008) a fijar el canon acad¨¦mico de la literatura espa?ola a partir de la investigaci¨®n del programa de 56 universidades. Despu¨¦s de un complicado proceso de recopilaci¨®n de datos, descubri¨® con placer el lugar que ocupaba su amiga escritora. Ni entre visillos, ni envuelta en nubosidad variable, Carmen Mart¨ªn Gaite (Salamanca, 1925-Madrid, 2000) presid¨ªa el frontispicio, a la cabeza de los programas de estudio.
Tal vez sea la secuencia l¨®gica al fen¨®meno que se hab¨ªa fraguado en vida de aquella autora que en sus ¨²ltimos a?os ten¨ªa aspecto de reina de las nieves. ¡°EE UU le dio antes que Espa?a tres cosas muy importantes: la fama, el dinero y un cuarto propio para escribir¡±, sostiene Joan L. Brown. No solo el mundo acad¨¦mico se rindi¨® a sus pies, tambi¨¦n lo hizo la cr¨ªtica, incluida la del The New York Times, que celebr¨® sin remilgos El cuarto de atr¨¢s. ¡°Los norteamericanos aficionados a lo ib¨¦rico han desarrollado una pasi¨®n excepcional por Carmen Mart¨ªn Gaite y, qui¨¦ralo o no ella, tambi¨¦n se ha convertido en una de las figuras m¨¢s importantes en el terreno de los estudios feministas actuales¡±, escribi¨® John W. Kronik, de la Universidad de Cornell, dos a?os antes de la muerte de la autora de Lo raro es vivir. Los trabajos no cesan. Roberta Johnson, de la Universidad de Kansas, se ha sumado recientemente con un estudio sobre los paralelismos entre dos obras que Mar¨ªa Zambrano y Carmen Mart¨ªn Gaite escribieron enfermas.
En 1980 la novelista hab¨ªa reflexionado: ¡°Los cr¨ªticos y estudiantes norteamericanos repartidos por las m¨¢s distantes universidades le vienen dedicando a mi obra, a pesar de no estar a¨²n traducida al ingl¨¦s, una atenci¨®n mucho m¨¢s seria y rigurosa de la que ha merecido nunca entre mis compatriotas¡±. Tambi¨¦n ella experiment¨® la recurrente historia del profeta contra su tierra. Sin embargo, no cay¨® en el resquemor. Pasaba estancias en los campus americanos sin desarraigarse. ¡°No tuvo el menor inter¨¦s en convertirse en americana, ten¨ªa un gran sentido patri¨®tico¡±, subraya Joan L. Brown.
Brown: "EE UU le dio antes que Espa?a fama, dinero y un cuarto propio"
Lo tuvo pese a que, durante a?os, pag¨® el peaje de tener aspiraciones en una sociedad nada tolerante hacia las mujeres que romp¨ªan lo convencional. ¡°Hab¨ªa mucho machismo y mucho clasismo. Carmi?a era feminista, no estaba bien considerada. Para m¨ª fue un gran est¨ªmulo, yo estaba muy atrasada. El verano que compartimos fue muy importante porque me abri¨® cauces¡±, recuerda Ton Carandell, viuda de Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo, en referencia a unas vacaciones en Catalu?a con la escritora y S¨¢nchez Ferlosio.
Con el tiempo, Mart¨ªn Gaite se convertir¨ªa en una de las m¨¢s populares de la generaci¨®n de los 50, como evidenciaban las colas que desfilaban ante ella en la Feria del Libro, y reconocidas (Nacional de Literatura y Pr¨ªncipe de Asturias, entre otros). Y, a diferencia del olvido editorial que ha engullido a escritores fallecidos como Ignacio Aldecoa, ella sigue viva. ¡°Acab¨® dando el salto de novelista buena a novelista popular, que la gente lee en el metro¡±, afirm¨® el catedr¨¢tico de la Universidad de Zaragoza Jos¨¦-Carlos Mainer, en la conferencia que inaugur¨® el congreso internacional Un lugar llamado Carmen Mart¨ªn Gaite, organizado por la Universidad Aut¨®noma. ¡°No la considero una escritora olvidada, se me escapan las tesis que hay sobre ella. Lo que s¨ª observo son ciertos prejuicios, como si fuera una autora para mujeres, y son err¨®neos, machistas y revelan el profundo desconocimiento de su obra¡±, observa el profesor de la Universidad Aut¨®noma y codirector del congreso, Jos¨¦ Teruel.
Tanto ¨¦l como la italiana Maria Vittoria Calvi, editora de Cuadernos de todo, consideran que est¨¢ pendiente el reconocimiento de su labor ensay¨ªstica, que incluye m¨¢s de una decena de t¨ªtulos, algunos tan exitosos como Usos amorosos de la postguerra espa?ola (y su precedente sobre el XVIII) y otros tan documentados como El proceso de Macanaz. Historia de un empapelamiento. La publicaci¨®n p¨®stuma de Cuadernos de todo ha abierto un nuevo mundo a sus investigadores para indagar en la personalidad de Mart¨ªn Gaite, alguien que se ve¨ªa cabalgando perpetuamente entre el caos y el equilibrio. Se lo recordaba a s¨ª misma con dos grandes fotograf¨ªas de James Dean y Greta Garbo en su dormitorio. Queda la inc¨®gnita de si viajaban con ella a Estados Unidos, el pa¨ªs que antes la quiso. Un amor sorpresa. Algo diferente. ?Miranf¨²!
El Boalo, coraz¨®n literario de los 50
Desde su casa de la sierra, Carmen Mart¨ªn Gaite pod¨ªa ver que las nieves daban un ¨²ltimo suspiro sobre la cima de La Maliciosa, uno de los picos de la sierra que bordea El Boalo (Madrid), la localidad de 7.100 habitantes que su padre, un notario culto y feminista, eligi¨® para jubilarse. Con el mismo granito de la finca que compr¨®, se construy¨® una casa amplia, s¨®lida y luminosa rodeada de fresnos. Las dos hermanas Mart¨ªn Gaite, Ana Mar¨ªa y Carmen, tambi¨¦n se retiraron por temporadas a El Boalo, donde se ha ido concentrando el legado familiar. Tras el fallecimiento de la escritora en 2000, Ana Mar¨ªa ofreci¨® su archivo a la Universidad de Salamanca, donde Carmen estudi¨® Filosof¨ªa y Letras. Pero no suscit¨® inter¨¦s (¡°No lo quiso, no ten¨ªa sitio, ellos ya tienen a Unamuno¡±, ironiza Ana Mar¨ªa), as¨ª que los documentos descansan hoy en el Archivo de Valladolid.
Antes de morir, Carmi?a ¡ªsu ¨²nica hija, Marta, falleci¨® joven¡ª le encarg¨® a su hermana que preservase la memoria. Ana Mar¨ªa, de 88 a?os, tiene una voluntad tan gran¨ªtica como su casa. Ha concentrado en El Boalo la biblioteca y los objetos que la autora de Irse de casa ten¨ªa en otros domicilios. Ahora conf¨ªa en que alguna instituci¨®n ¡ªla Universidad Aut¨®noma ha mostrado inter¨¦s¡ª asuma su proyecto para transformar la residencia en un centro de estudios sobre la generaci¨®n de los cincuenta, en la que se agrup¨® a autores dispares cuya infancia coincidi¨® con la posguerra (Ferlosio, Laforet, Aldecoa, Benet, Garc¨ªa Hortelano, Caballero Bonald, Goytisolo, Matute...). Nada mejor en un lugar consagrado a la esencia de una autora que explor¨® narrativa, novela y ensayo y que un d¨ªa se pregunt¨®: "?Qu¨¦ har¨¦ para escribir, para estrellar todo lo que me bulle? ?Contra qu¨¦ muro? ?D¨®nde dejar la marca?".
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