Salvaci¨®n aqu¨ª y ahora
'Esperando a Godot' siempre vuelve y siempre parece reci¨¦n escrito Alfredo Sanzol lo sirve, a¨¦reo y luminoso, con cuatro actores eminentes
Har¨¢ unos a?os escrib¨ª: ¡°De gesto en gesto, de palabra en palabra, los protagonistas de Esperando a Godot trazan un nombre secreto en la arena: salvaci¨®n. Salvaci¨®n aqu¨ª y ahora, ese podr¨ªa ser el tema de la obra. Beckett habla de necesidades esenciales: comer, dormir, buscar compa?¨ªa, buscar la manera de pasar la noche¡±. Si fuera una canci¨®n, Godot ser¨ªa Help me Make it Through the Night, de Kris Kristofferson (cruzada con Stuck Inside of Mobile, de Dylan). Se ha dicho que hay mucha soledad en el teatro de Beckett, pero caigo en la cuenta de que abundan las parejas. En Godot tenemos a Gogo y Didi, a Pozzo y Lucky, a Gogo y Didi jugando a ser Pozzo y Lucky. Hamm y Clov y Nagg y Nell en Fin de partida. Winnie y Willie en D¨ªas felices. Parejas, parejas, como viejos matrimonios. Incluso Krapp, que est¨¢ solo, escucha a su yo antiguo, grabado en La ¨²ltima cinta. Gogo: ¡°Siempre encontramos alguna cosa que nos produce la sensaci¨®n de existir ?no es cierto, Didi?¡±. Didi (impaciente): ¡°Claro que s¨ª, claro que s¨ª, somos magos¡±. Didi se lo toma a co?a, pero Gogo no anda desencaminado. Magos o dioses, porque se inventan un dios. Y quiz¨¢s si pueden inventarse un dios es porque otro dios les ha inventado.
Esperando a Godot es una obra agotadora para los actores: no dejan de hablar, hacer, empujar hacia delante. Si aflojan, si se dejan caer por un momento, la obra se cae. Tampoco han de correr demasiado, porque el juego resultar¨ªa mec¨¢nico y nos desinteresar¨ªamos. Todo el rato han de estar a caballo entre la entrada de clowns y la especulaci¨®n filos¨®fica, entre lo concreto y la fantasmagor¨ªa. Tambi¨¦n se ha dicho que es la m¨¢s shakespeariana de las obras de Beckett. Ah¨ª estoy plenamente de acuerdo: Gogo y Didi son dos fools, y Pozzo y Lucky parecen escapados de un Lear pos-apocal¨ªptico. O tal vez sean una versi¨®n esencializada de Pr¨®spero y Calib¨¢n, aunque no estoy seguro de qui¨¦n es qui¨¦n. Lo que s¨ª parece claro es que el teatro de Beckett nace de la escena de Gloucester y el pobre Tom en el despe?adero inventado.
Alfredo Sanzol ha montado Godot en el Valle-Incl¨¢n, en estupenda versi¨®n castellana de Ana Mar¨ªa Moix, con c¨®micos de su familia. Didi es el ang¨¦lico Juan Antonio Lumbreras. Siempre que le veo pienso en un ni?o grande de la estirpe de Danny Kaye. Gracios¨ªsimo, con un ritmo verbal enfebrecido y a la vez a¨¦reo: es el alegre motor del espect¨¢culo. Didi parece el m¨¢s desvalido, pero no, creo que el m¨¢s desvalido es Gogo, y por eso est¨¢ muy bien que lo interprete, por contraste, un grand¨®n como Paco D¨¦niz: sufre m¨¢s, est¨¢ m¨¢s perdido. Dentro y fuera, en el desierto y en sus propios sue?os. Y es al que siempre apalean cuando no est¨¢ con Didi. Pozzo es Pablo V¨¢zquez, que parece Agust¨ªn Gonz¨¢lez interpretando a Groucho (y a ratos a Margaret Dumont) con embestidas de Gurruchaga. Da miedo y da risa y luego nos conmueve, y as¨ª debe ser. Lucky es Juan Antonio Quintana. Fragil¨ªsimo, lleno de encanto y con los inusitados ramalazos de ferocidad que pide el texto. En un universo paralelo ser¨ªa el novio perfecto de Asunci¨®n Balaguer (ya me los imagino como Nagg y Nell), y en su mon¨®logo calza en los coturnos de Rafael Alonso. Hay que verle y o¨ªrle en ese fragmento, y ver las caras con que los otros tres lo reciben en silencio. Hay que ver y o¨ªr a los cinco (no me olvido de Miguel ?ngel Amor en el breve rol del muchacho mensajero) porque est¨¢n eminentes. Este Godot es primo hermano, en mi recuerdo, del que mont¨® Pasqual en el Lliure en 1999, con Anna Lizar¨¢n, Eduard Fern¨¢ndez, Francesc Orella y Marc Mart¨ªnez: comparten la visi¨®n luminosa, apayasada y rauda, pero con todas las piedras afiladas y en su sitio. Lo ¨²nico que no me convence del montaje de Sanzol son las paredes forradas de gasa azul que ha dise?ado Alejandro And¨²jar: parece que est¨¦n prisioneros en un colegio mayor donde acaba de realizarse un congreso. Quiz¨¢s sean man¨ªas m¨ªas. Quiz¨¢s sea un azul lunar, trat¨¢ndose de Sanzol. El vestuario, que tambi¨¦n firma And¨²jar, me parece adecuad¨ªsimo.
Se ha dicho que ¡®Esperando a Godot¡¯ es la m¨¢s shakespeariana de las obras de Beckett. Estoy plenamente de acuerdo
Llega la segunda parte y todo parece s¨²bitamente irremediable. O como si fuera un mal sue?o brotado de la primera. Pozzo se ha quedado ciego, Lucky es ahora mudo, Didi y Gogo est¨¢n acompa?ados por el murmullo incesante de las voces de los muertos (¡°?de d¨®nde salen todos esos cad¨¢veres, esos esqueletos?¡±). Hay una pegajosa sensaci¨®n de circularidad, desde la misma canci¨®n que canta Didi sobre un perro muerto a palos, una canci¨®n que se muerde la cola, que acaba y recomienza eternamente. En anteriores montajes pens¨¦ que estaban todos en el infierno. Ahora pienso que est¨¢n de hoz y coz en la realidad: la segunda parte es un desvelamiento y una fijaci¨®n en lo real. Pozzo aborda uno de los pasajes clave de la obra: ¡°Un d¨ªa como cualquier otro se volvi¨® mudo, un d¨ªa me volv¨ª ciego, un d¨ªa nos volveremos sordos, un d¨ªa nacimos, un d¨ªa moriremos, el mismo d¨ªa, el mismo instante ?no le basta? Dan a luz a caballo sobre una tumba, el d¨ªa brillante por un instante, y, despu¨¦s, de nuevo la noche (tira de la cuerda). ?En marcha!¡±. S¨ª, ese ¡°?en marcha!¡±, como un latigazo contra el vac¨ªo, es fundamental. En el c¨¦lebre final, Didi y Gogo se disponen a partir, pero se quedan quietos. No por mucho rato: tambi¨¦n dec¨ªan lo mismo al acabar el primer acto y m¨ªrales. Estos no paran, mientras el cuerpo aguante.
Anot¨¦ algunas frases m¨¢s. ¡°Ya no estamos solos para esperar la noche¡±. ¡°?Nos iremos a Saint-Tropez?¡±. ¡°Querer es poder¡±. ¡°?Alguien se ha tirado un pedo?¡±. Y el pasaje m¨¢s shakespeariano de todos, cuando Didi se pone el ¡°sombrero de pensar¡± de Lucky: ¡°Ma?ana, cuando despierte o crea que despierto ?qu¨¦ dir¨¦ de hoy? Tenemos tiempo para envejecer. El aire est¨¢ lleno de nuestros gritos, pero el h¨¢bito es un gran calmante¡±. Sanzol y su familia hacen que todo eso vuelva a escucharse de nuevo, y dance, y relumbre. Tambi¨¦n me ha gustado mucho L¡¯estranger, la versi¨®n del texto de Camus que, en adaptaci¨®n de Rodolf Sirera, ha montado Carles Alfaro en el Lliure de Gr¨¤cia. Francesc Orella y Ferran Carvajal se reparten el rol de Meursault; Orella interpreta a los restantes personajes, y Carvajal a Marie. Me pareci¨® estar viendo (por claridad, por intensidad) un Ch¨¦reau. Con ecos de C¨¦line y de Kolt¨¨s: la luz negra de Zucco. Gran trabajo.
Esperando a Godot. Samuel Beckett. Direcci¨®n de Alfredo Sanzol. Int¨¦rpretes: Juan Antonio Lumbreras, Miguel ?ngel Amor, Paco D¨¦niz, Pablo V¨¢zquez. Teatro Valle-Incl¨¢n. Madrid. Hasta el 19 de mayo.
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