Los viejos reporteros nunca mueren
Manuel Chaves Nogales es un fil¨®n inagotable: ahora se presentan un documental y reediciones de nuevo material narrativo y period¨ªstico
Cada vez se saben m¨¢s cosas de Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897-Londres, 1944). Que escrib¨ªa en una Underwood. Que fumaba cigarrillos sin filtro. Que los domingos llevaba a su hija Pilar al Retiro. Que siempre estaba all¨ª, donde hab¨ªa que estar: la Rusia comunista, el desierto africano, la sombra de Belmonte, la Francia ocupada o el Londres bombardeado por los alemanes. Desde que Mar¨ªa Isabel Cintas se sumergi¨® en la investigaci¨®n de la biograf¨ªa de este hombre como si su propia vida dependiese de ello se ha ido descorriendo un velo tras otro. Se han reeditado sus obras. Se han rastreado sus pasos. Se le han rendido honores. Escritores y periodistas contempor¨¢neos como Andr¨¦s Trapiello, Antonio Mu?oz Molina, Ana R. Ca?il, Arcadi Espada, F¨¦lix de Az¨²a o Elvira Lindo han ca¨ªdo a sus pies y ¡ªlo que es m¨¢s importante¡ª lo han pregonado a los cuatro vientos. En las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, el chavesnogalismo se ha convertido en una corriente que recorre el espinazo cultural espa?ol, aunque resultar¨ªa fr¨ªvolo tildarlo de moda. Demasiados t¨ªtulos notables har¨ªan dif¨ªcil ahora un giro hist¨®rico que lo barriese otros cincuenta a?os. Hasta donde podemos leer, ha llegado para quedarse.
Chaves, que muri¨® lejos, enfermo e incomprendido por sus compatriotas ¡ªestuvieran en el exilio o en Espa?a¡ª, ha revivido gracias a una cohorte de entusiastas que piensan que le deben algo. Como si de alguna manera ajustaran las cuentas con todos aquellos que le vilipendiaron o, peor a¨²n, le enterraron en amnesia. A la cabeza de ellos est¨¢ Mar¨ªa Isabel Cintas, su bi¨®grafa, que lleva dos d¨¦cadas reconstruyendo su trazo, pero la lista se ensancha cada a?o. Dos incorporaciones recientes son Daniel Suberviola (Madrid, 1975) y Luis Felipe Torrente (Albany, Estados Unidos, 1967), que han producido, escrito y dirigido El hombre que estaba all¨ª, su tercer documental cultural tras los dedicados a Gonzalo Torrente Ballester (GTB¡ÁGTB) y la Biblioteca Nacional (La memoria del ma?ana).
En las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, el chavesnogalismo se ha convertido en una corriente que recorre el espinazo cultural espa?ol
Por amor al arte. A excepci¨®n de un patrocinio de 3.000 euros de la Junta de Andaluc¨ªa, su cinta sobre la vida del periodista sevillano ha salido por arte de birlibirloque. Sin dinero. Con horas gratis y devoci¨®n sincera. El documental, de 29 minutos (aspira a participar en festivales en la categor¨ªa de cortometrajes), intercala la narraci¨®n biogr¨¢fica del personaje con las intervenciones de quienes le conocieron (su hija, Pilar Chaves Jones), quienes, sin conocerle, le admiran (Mu?oz Molina, Trapiello, Mart¨ªnez Reverte) y quienes le conocen m¨¢s que si le hubiesen conocido (Mar¨ªa Isabel Cintas). El origen es, como acostumbra, una pasi¨®n. Hace 15 a?os, cuando Suberviola concluy¨® El maestro Juan Mart¨ªnez que estaba all¨ª pens¨® que hab¨ªa le¨ªdo una obra genial. As¨ª comenz¨® a seguir al autor all¨¢ por donde pod¨ªa y, dado su perfil audiovisual, especular con una pel¨ªcula era natural. ¡°Quer¨ªa saldar una deuda. Chaves es un personaje magn¨¦tico. Su vida parece casi de ficci¨®n. Si te subes a un avi¨®n en 1920, como hizo ¨¦l, dejas de ser un periodista para convertirte en un aventurero. Aunque no lo fuera¡±, se?ala Suberviola.
El documental, que se estren¨® ayer en la Feria del Libro de Sevilla, despu¨¦s de la presentaci¨®n de la reedici¨®n de la Obra period¨ªstica, publicada por la Diputaci¨®n de Sevilla, descubrir¨¢ algo nuevo. A Luis Felipe Torrente le obsesionaba ver a Chaves en movimiento. Vision¨® cintas y cintas hasta dar con una grabaci¨®n inesperada realizada por una cadena estadounidense el d¨ªa de la toma de posesi¨®n de Niceto Alcal¨¢ Zamora como presidente de la Segunda Rep¨²blica en 1931. En ella, tal vez en una rara ocasi¨®n en su vida, Chaves se hace una concesi¨®n a s¨ª mismo. Durante unos segundos, aplaude entusiasmado al nuevo jefe del Estado. El ciudadano se impone al periodista. Un aliado de la Rep¨²blica, de principio a fin. Como ¨¦l mismo confes¨® en el pr¨®logo que escribi¨® a comienzos de 1937 para A sangre y fuego: ¡°Cuando el Gobierno de la Rep¨²blica abandon¨® su puesto y se march¨® a Valencia, abandon¨¦ yo el m¨ªo. Ni una hora antes, ni una hora despu¨¦s. Mi condici¨®n de ciudadano de la Rep¨²blica espa?ola no me obligaba a m¨¢s ni a menos¡±.
El cl¨¢sico libro de cuentos sobre la Guerra Civil acaba de ser reeditado por Renacimiento con dos nuevos relatos, Hospital de sangre y El refugio, localizados en dos publicaciones de M¨¦xico e Inglaterra por Mar¨ªa Isabel Cintas, responsable de la edici¨®n, que incluye un pr¨®logo de Trapiello. Simult¨¢neamente sale a la calle la nueva versi¨®n de la Obra period¨ªstica ¡ªla primera es de 2001¡ª en tres tomos, que incluye numeroso material desconocido. ¡°Hay art¨ªculos publicados en peri¨®dicos ingleses, franceses, estadounidenses y latinoamericanos. En la revista cubana Bohemia, para la que trabajaba de corresponsal, se publican sus cr¨®nicas de la II Guerra Mundial, que llegan hasta 1944, el a?o de su muerte. Era una visi¨®n del periodista internacional que nos faltaba¡±, observa su bi¨®grafa.
Su bi¨®grafa rescata las ¨²ltimas cr¨®nicas sobre la Segunda Guerra Mundial, publicadas en Cuba el a?o que falleci¨®
Porque Chaves Nogales, en su destierro tras la Guerra Civil, se convirti¨® en un cronista global. ¡°Aunque estaba exiliado, se sent¨ªa orgulloso de trabajar en el centro neur¨¢lgico de la informaci¨®n mundial. Desde Londres enviaba cr¨®nicas sobre el conflicto para medios de numerosos pa¨ªses¡±, afirma Cintas. Desde que ella comenz¨® su tesis, la presencia editorial de Chaves ha pasado de un escu¨¢lido t¨ªtulo (Juan Belmonte) a una galer¨ªa de escritos narrativos y period¨ªsticos, comercializados por distintos sellos (Renacimiento, Espasa, Libros del Asteroide, Almuzara¡) y una instituci¨®n, la Diputaci¨®n de Sevilla, la primera que le dio tratamiento de hombre de Estado con la difusi¨®n en 1993 de su Obra narrativa. ?Habr¨¢ nuevas entregas en el futuro? Su bi¨®grafa da ¡°casi por concluida¡± su investigaci¨®n, aunque admite que ¡°es dif¨ªcil dejarlo porque he establecido muchas conexiones y es un personaje apasionante¡±. El proceso de recuperaci¨®n incluso ha desbordado el cauce editorial: su ciudad natal, Sevilla, le ha dedicado una calle. Chaves Nogales es al fin el maestro que est¨¢ aqu¨ª.
El hombre que estaba all¨ª. Documental de Daniel Suberviola y Luis Felipe Torrente. Obra period¨ªstica. Diputaci¨®n de Sevilla. A sangre y fuego. Editorial Renacimiento.
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