Vampire Weekend, ¡®Modern vampires of the city¡¯
"M¨¢s que ense?arnos d¨®nde va la banda, confirma que ha llegado a un sitio nuevo y est¨¢ pensando en construirse la casa ellos mismos. Sin prisas"
Contaba Vladimir Nabokov tras escribir Lolita que la repercusi¨®n del libro le hab¨ªa ense?ado algo realmente fascinante de los EE.UU. Pod¨ªas escribir una historia basada en un pederasta, pero lo que jam¨¢s pod¨ªas escribir era un relato en el que se narrara la vida de un ateo que mor¨ªa feliz. El d¨¦cimo corte del tercer disco de Vampire Weekend se titula ¡®Ya Hey¡¯ (referencia a Hey ya de Outkast y tal) y es una de las mejores (si no la mejor) canci¨®n que el cuarteto neoyorquino ha escrito jam¨¢s. Antes de dar un imprevisible giro argumental en el que se citan obras de Desmond Dekker y Rolling Stones, el tema parece un severo ajuste de cuentas con Dios. Se le recuerda al relojero del universo que, por mucho que lo intente, a estas alturas a poca gente va a convencer de su existencia y mucho menos de que esta deba ser celebrada. Calificar el tema de oda al ate¨ªsmo ser¨ªa sin duda altamente osado, pues Vampire Weekend son tan yankis como cualquier grupo de Nashville que apesta a establo y bourbon.
Pertenecen a ese porcentaje de estadounidenses que se sac¨® el pasaporte y recuerda con orgullo qui¨¦n fue Harvey Milk. De cualquier modo, esta canci¨®n nos confirma que, si existe una banda en EEUU hoy que ser¨ªa capaz de escribir ese tema sobre un ateo feliz y seguir siendo el ¨²nico artista de la colecci¨®n de discos de los modernos que sus madres soportan, es este, el grupo cuyo principal compositor es un iran¨ª homosexual, por cierto.
Pero lo que s¨ª es cierto es que el grupo que una vez estuvo en boca de medio mundo por cosas tan relevantes para el desarrollo del ser humano contempor¨¢neo como tener un miembro emparentado con Steve Buscemi, haber decidido no llevar nunca camisetas o recuperar el sonido de Graceland para la muchachada hipster que empezaba a pensar que esto de eso del etnochic estaba estupendo, pero MIA se ha hecho mayor y ha logrado olvidar lo que se espera de ellos. No quieren tener que decidir si son m¨¢s Gossip girl o m¨¢s Girls.
G¨¦nero: Pop
T¨ªtulo: Modern vampires of the city
Sello :XL/Popstock!
A?o: 2013
Puntuaci¨®n: Cuatro estrellas
En su af¨¢n por retorcer los estereotipos que les persiguen desde que aparecieron en escena, el cuarteto de Nueva York habla hoy orgulloso de la importancia del estilo y en la frase siguiente, sin siquiera coger aire para ensayar un punto y aparte, le recuerda al mundo que le importa un pimiento que siga pensando que son unos pijos, pero que, en realidad, tres de los cuatro miembros de la banda fueron a la Universidad becados. Suena a justificaci¨®n, pero en su caso es orgullo, y no de clase. De eso les sobra, pero la que tienen es solo suya. Simplemente, informan, porque creen que no est¨¢ bien que la gente vaya por el mundo equivocada.
Todo este ejercicio de liberaci¨®n traspira en una docena de canciones que arrancan con la deliciosa Obvious bycicle, que es lo que hubiese sucedido si el blues lo hubiesen inventado chicos blancos montados en bicicletas. Unbelievers nos recupera la versi¨®n m¨¢s trotona del grupo, mientras que Step es un balad¨®n de dimensiones estratosf¨¦ricas. Un tema majestuoso que logra lo que solo lo m¨¢s grandes consiguen: sonar enorme sin parecer pretencioso; aparentar ser importante sin darse importancia. Junto a esta, el otro adelanto de ¨¢lbum fue Diane Young, que es como la otra cara de la moneda y la certificaci¨®n final de que el africanismo va perdiendo cada vez m¨¢s peso en el sonido de la banda, que est¨¢ a un paso de sonar solo a Vampire Weekend. La canci¨®n es una explosi¨®n nuclear que en versi¨®n cool pude recordar a James Chance, pero en realidad parece deberle m¨¢s a Jerry Lee Lewis o al Rock and roll de Led Zeppelin.
A partir de aqu¨ª, el disco no logra mantener el nivel, es cierto, pero jam¨¢s decepciona. Igual Finger back es un poco una tonter¨ªa, pero tras ella llegan Worship you, que es una preciosidad, Hudson, que es casi un tema de The XX utilizado para una banda sonora de un film de Paul Thomas Anderson y las finales y fenomenales Ya hey y Worship you, esta, con su aire gospel de juguete, que m¨¢s que ense?arnos hacia d¨®nde va la banda, nos confirma que esta ha llegado a un sitio nuevo y est¨¢ pensando en construirse la casa ellos mismos. Sin prisas.
Valoraci¨®n: 0 ABERRANTE, el mundo ser¨ªa mejor sin ¨¦l; 1 PRESCINDIBLE, nadie se acordar¨¢ de ¨¦l; 2 PASABLE, para incondicionales; 3 ACONSEJABLE, en su estilo merece la pena; 4 INDISPENSABLE, un ¨¦xito asegurado; 5 OBRA MAESTRA, uno entre un mill¨®n.
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