La vida cubana de Hemingway llega a Boston
Un acuerdo de cooperaci¨®n cultural permite la llegada de 2.000 documentos digitalizados procedentes de la casa del escritor en Cuba a EE UU y la restauraci¨®n de Finca La Vig¨ªa
Aunque ten¨ªa un despacho preparado en la torre suroeste de su casa en el suburbio habanero de San Francisco de Paula, solo trepaba hasta all¨ª cuando los personajes le arrastraban. Ernest Hemingway (1899-1961) prefer¨ªa escribir ?¨Cde pie con zapatillas de andar por casa, primero a mano y luego a m¨¢quina¨C, en su luminoso cuarto de Finca Vig¨ªa; una estancia dividida en dos alcobas que George Plimpton describi¨® con detalle en la entrevista de The Paris Review de 1958. Eso fue cuatro a?os despu¨¦s de que el autor de Par¨ªs era una fiesta recibiera Premio Nobel de Literatura y tres antes de que se volara los sesos. Aquel cuarto, atestado de papeles, libros, panfletos y notas, y el conjunto de material bibliogr¨¢fico que qued¨® en la casa han permanecido fuera del alcance de investigadores y acad¨¦micos estadounidenses durante m¨¢s de cinco d¨¦cadas, algo que cambi¨® este lunes con la llegada de una versi¨®n digitalizada de 2.000 documentos a la Biblioteca JFK de Boston.
Detr¨¢s de este proyecto se encuentran la fundaci¨®n estadounidense Finca La Vig¨ªa, creada en 2004 tras un viaje a la isla cubana por Jenny Phillips ¨Cnieta del editor y gran amigo de Hemingway Maxwell Perkins¨C, y el congresista de Massachusets, James McGovern, defensor de la normalizaci¨®n de las relaciones entre Cuba y EE UU. Esta es la segunda partida de documentos digitalizados de Hemingway que llega a Boston, despu¨¦s de los 3.000 que se incorporaron a la colecci¨®n en 2008, entre los que se encontraban, por ejemplo, una versi¨®n alternativa del final de la novela ¡°Por qui¨¦n doblan las campanas¡±. La iniciativa de la fundaci¨®n La Vig¨ªa incluye la mejora de las condiciones de conservaci¨®n de los materiales que all¨ª se encuentran, la restauraci¨®n de la casa, y la construcci¨®n de un nuevo edificio con controles de temperatura y humedad. Tambi¨¦n la formaci¨®n de personal especializado, en un ambicioso proyecto que ha contado con la ayuda del Departamento de Estado y el Departamento del Tesoro, una acci¨®n de cooperaci¨®n cultural con el gobierno cubano, sin precedentes.
Hemingway estaba en Cuba en noviembre de 1959 cuando Castro lleg¨® a La Habana, pero abandon¨® el pa¨ªs por ¨²ltima vez en julio del a?o siguiente. Traslad¨® a una caja fuerte los manuscritos y papeles que consider¨® m¨¢s valiosos. Su finca y cerca de 6.000 vol¨²menes de su biblioteca fueron nacionalizados por el gobierno cubano tras la fallida invasi¨®n de Bah¨ªa Cochinos. El aventurero escritor y periodista, cuyo trabajo y estilo marcaron un antes y un despu¨¦s en la literatura estadounidense, se suicid¨® en julio de 1961. La administraci¨®n de Kennedy logr¨® entonces negociar un ¨²ltimo viaje de Mary, la viuda del escritor, a la isla. Trajo consigo un barco lleno de papeles y libros que quedaron depositados en la biblioteca de Boston, quem¨® lo que consider¨® oportuno y dej¨® detr¨¢s miles de documentos m¨¢s.
Los que este lunes llegaron a la colecci¨®n de JFK acercan la cara m¨¢s dom¨¦stica y cotidiana del escritor: sus anotaciones sobre las mareas y el clima, las notas que tom¨® cuando navegaba por la bah¨ªa intentando avistar submarinos alemanes en los cuarenta, su pasaporte, una carta a Ingrid Bergman, listas de la compra o recibos de cuentas en bares. Trozos de una vida sobre la que a¨²n se investiga con pasi¨®n. Se va completando el puzle con esta nueva parte de aquel barullo que rode¨® al escritor de El viejo y el mar en esa bella finca cubana donde escribi¨® ¨¦sta y otras muchas novelas, y que, seg¨²n Plimpton, dejaba ¡°el espacio justo, encima de una estanter¨ªa desbordada, para una m¨¢quina de escribir¡±.
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