Lapido esgrime la espada de la poes¨ªa y el rock

Para esta ¡°sociedad decepcionada, perpleja y herida por una renuente crisis de valores¡±, ped¨ªa Caballero Bonald en su reciente discurso por la concesi¨®n del Premio Cervantes ¡°esgrimir la poes¨ªa contra los desahucios de la raz¨®n¡±. Para aquellos que encuentran en una canci¨®n la misma fuerza evocadora que en un poema, Jos¨¦ Ignacio Lapido sigue siendo una de las armas m¨¢s precisas. Porque si ha habido alg¨²n m¨²sico capaz de anticiparse al actual estado de indignaci¨®n y desencanto de nuestra sociedad, acribillada por des¨¢nimos y aver¨ªas, ha sido ¨¦l, gracias a ¨¢lbumes tan desgarradores como En otro tiempo, en otro lugar, Cartograf¨ªa o De sombras y sue?os. Ahora, publica Formas de matar el tiempo (Pentatonia Records) y vuelve a esgrimir la espada del mejor rock.

¡°No pretendo ser gu¨ªa de nada, bastante confusi¨®n tengo encima como para guiar a nadie¡±, asegura el compositor granadino. ¡°En mis canciones hay m¨¢s dudas que respuestas, m¨¢s contradicciones que afirmaciones. Una demostraci¨®n de lucidez en este sentido ser¨ªa hacerle caso a los cl¨¢sicos: ¡®No sig¨¢is a los l¨ªderes ?y vigilad los parqu¨ªmetros!¡±, a?ade.

Nunca he dado volantazos de estilo. Soy as¨ª de aburrido¡±, admite

Lejos de ser un l¨ªder, Lapido es realmente un superviviente, a modo de forajido con su semblante serio y sus mil batallas libradas desde que empez¨® en los ochenta con la banda 091. Formas de matar el tiempo, que presenta estos d¨ªas en una gira por varias ciudades espa?olas, es el cuarto disco que se autoedita de los siete que tiene en solitario. ¡°Esto se est¨¢ convirtiendo en el tr¨¢nsito por una gran cordillera¡±, dice en referencia a la costosa labor de publicar un ¨¢lbum desde la autoedici¨®n. ¡°Te crees que ya has escalado suficiente y de pronto se te aparece el Everest¡±.

Su nueva cumbre est¨¢ formada por 10 canciones, que sintetizan su rock cl¨¢sico, con toques de blues o folk, marca de la casa Lapido. ¡°Nunca he dado volantazos estil¨ªsticos. Soy as¨ª de aburrido. He ido conduciendo a mi propio estilo, que proviene de una tradici¨®n musical muy antigua¡±, apunta. Canciones que ofrecen un paisaje rebosante de reflexiones hirientes y dudas existenciales, entre ciudades que nunca existieron donde ¡°se agot¨® el fil¨®n de oro, se bebieron el ron, se largaron todos y se oxidaron las leyes¡± y lugares ¡°fuera del mapa, fuera del tiempo¡± donde esperan ¡°viejos trenes abandonados en v¨ªa muerta¡±. Poderosas im¨¢genes para retratar una sociedad a medio camino entre la tristeza y el delirio, entre la huida y el suicidio. ¡°Unos versos nacen de forma natural y otros por ces¨¢rea, pero en mi escritura no hay parto sin dolor¡±, explica sobre su proceso de composici¨®n.

Este ¨¢lbum se antoja como su primera propuesta discogr¨¢fica que en su conjunto deja una puerta abierta a la esperanza, tal y como canta en Cuando por fin o Cosas por hacer. ¡°En realidad no tiene sentido encerrarse en una habitaci¨®n a oscuras a perpetuidad. Siempre queda la esperanza de que alguien entre y encienda la luz, aunque sea una bombilla de 30 vatios¡±, afirma.

Es una se?al m¨¢s que rese?able dentro del particular universo de Lapido, donde las ruinas sentimentales de Kafka, Ch¨¦jov o Baudelaire conviven con los desvar¨ªos l¨ªricos de Bob Dylan, Leonard Cohen, Ian Hunter o Ray Davies. ¡°En mis discos anteriores hab¨ªa un sentido del humor subyaciendo en determinados versos que en una primera escucha pod¨ªan parecer apocal¨ªpticos o demasiado derrotistas¡±. Pero no ahora, en Formas de matar el tiempo. Como reza el estribillo de 40 d¨ªas en el desierto. ¡°Mi cuerpo pide tierra / mi alma pide cielo / sigo sin respuestas pero tengo sed¡±. Poes¨ªa, a?ad¨ªa Caballero Bonald aquel d¨ªa, para corregir las erratas de la historia, para inmunizarnos contra la decepci¨®n. Y m¨²sica, en voz de Lapido, para ¡°declarar nuestro amor al arte y cantar a la insatisfacci¨®n¡±.