Nunca pasa nada
El t¨ªtulo de la pel¨ªcula de J. A. Bardem, 'Nunca pasa nada', rodada en 1963 con m¨²sica de Georges Delerue conviene perfectamente a cierta situaci¨®n emocional de los espa?oles.
El t¨ªtulo de la pel¨ªcula de J. A. Bardem, Nunca pasa nada, rodada en 1963 con m¨²sica de Georges Delerue conviene perfectamente a cierta situaci¨®n emocional de los espa?oles. Enfrascadas como est¨¢n las principales instituciones del Estado en una urgente campa?a de imagen, no resulta lo m¨¢s recomendable utilizar las puertas falsas para abandonar el teatro. O peor a¨²n, permitir que haya demarcaciones protegidas sobre el escenario, donde a unos les llegan los ara?azos y otros cuentan con un amparo indestructible. Tiene esto que ver con las labores del juez Castro y la desimputaci¨®n de la infanta Cristina, expresi¨®n transparente del juicio interruptus. Decisi¨®n que nos deja todo el ruido, pero impide que suene la m¨²sica.
La m¨²sica que los espa?oles quieren o¨ªr es otra. Tambi¨¦n sucede en muchos pa¨ªses europeos. No se deja de hablar de un solo d¨ªa del ascenso de la antipol¨ªtica, pero apenas reflexionamos sobre la anticiudadan¨ªa. Consiste en someter a las personas de la calle al agravio comparativo. Condenarlos al desamparo mientras se dicta la doctrina desde la guarida. Espa?a era un pa¨ªs que presum¨ªa de acoger refugiados pol¨ªticos y humanitarios, pero hoy los desahucia de sus casas con un expediente veloz. Un pa¨ªs en el que hasta la ley del aborto regresa para establecer dos categor¨ªas, la del que tiene recursos para viajar a pa¨ªses vecinos con una legislaci¨®n menos intervencionista y la del que tiene que asumir que la ideolog¨ªa del pol¨ªtico de turno gobierne su vida ¨ªntima.
Sentencias que se quedan al filo de la c¨¢rcel, procesos que se dilatan, o mejor ser¨ªa decir que se diluyen, amnist¨ªas escogidas, tecnicismos oportunistas. El mismo juez Ruz tiene que enfrentarse ahora con la posibilidad de anular las grabaciones que un antiguo concejal popular de Majadahonda puso en marcha ante la escandalosa forma de actuar con dinero p¨²blico de su entorno. De ah¨ª naci¨® el hilo de la G¨¹rtel, otra madeja que pasa por casi todas las capitales espa?olas y salpica convenciones, congresos, consultor¨ªas, megafon¨ªas, estudios de mercado y concursos de gesti¨®n p¨²blica. A una regeneraci¨®n necesaria y exigida abrumadoramente, no conviene ponerle palos en las ruedas y hacerla caminar entre zancadillas. Porque si nunca pasa nada, un d¨ªa termina por pasar todo.
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