Muti y su ¡®dramma giocoso¡¯
El maestro napolitano regresa al Teatro Real de Madrid para presentar la ¨®pera ¡®Don Pasquale¡¯, de Gaetano Donizetti
Riccardo Muti domina a la perfecci¨®n el dramma giocoso. Cree que es algo dif¨ªcil de entender fuera de la ¨®rbita mediterr¨¢nea, pero ¨¦l sabe aplic¨¢rselo como pocos a la vida. Drammas giocosos eran la mayor parte de ¨®peras que Mozart cre¨®, parte del teatro de Goldoni y tambi¨¦n lo es Don Pasquale, de Gaetano Donizetti, la historia de ese viejo ¨C¡°bueno, no tanto, porque el personaje tiene exactamente la misma edad que yo ahora mismo¡±, asegura el m¨²sico de 71 a?os¨C, desbordado ante la idea de casarse con una joven ¨Cno es el caso de Muti¨C; dramma giocoso es la manera en que algunos directores de escena se enfrentan a ¨®peras del repertorio y de dramma giocoso es la actitud que el maestro adopta cuando comenta esa traici¨®n al esp¨ªritu de la m¨²sica con grandes dotes teatrales.
El caso es que desde que Muti se alej¨® de las intrigas de la Scala de Mil¨¢n ¨Cteatro que ¨¦l dirigi¨® poderosamente durante 18 a?os¨C el m¨²sico pas¨® de la tragedia a la comedia. Y as¨ª encara la vida este artista profundo, sabio y fascinante en su nueva etapa. Lo hace descubriendo joyas enterradas del repertorio, como las ¨®peras desconocidas de Mercadante, tal como hizo el a?o pasado en Madrid con I due figaro, o traspasando su sabidur¨ªa y su talento a la joven orquesta Luigi Cherubini, con la que vuelve a presentar esta ¨®pera en el Real.
Muti cree que precisamente la naturaleza de dramma giocoso de Don Pasquale la que convierte en un peligro. ¡°Es muy dif¨ªcil porque como director debes hallar el equilibrio entre el drama y la comedia. Quien concibe Don Pasquale como una ¨®pera bufa y menor es sencillamente un cretino¡±.
Ese tono, esa atm¨®sfera puede quedar mal modulada o, si le apuran, por los suelos, con una burda direcci¨®n de escena. Ocurre a menudo. Y a Muti le escandaliza especialmente que se d¨¦ en Verdi. ¡°Era un compositor que se?alaba con la m¨²sica la acci¨®n, un aut¨¦ntico hombre de teatro¡±. Pero existen creadores que no saben leer en la partitura las indicaciones verdianas. ¡°Hay momentos en Rigoletto, que Verdi concibe como de m¨¢xima introspecci¨®n, y que algunos bar¨ªtonos cantan hasta el punto de que se estiran tanto que acaban con la joroba del personaje¡±, comenta con toda un acompa?amiento de gestos. ¡°Es una traici¨®n, eso es lo que me molesta¡±.
Quien la concibe como una ¨®pera bufa y menor es un cretino
Cuando se dan estos casos, Muti prefiere no dirigir. ¡°Yo soy de la vieja escuela, seguidor de Toscanini. Algunos me echan en cara que no me gustan las concepciones de escena modernas. No es cierto. Colabor¨¦ con Luca Ronconi, con Giorgio Strehler y el Piccolo Teatro de Mil¨¢n. Lo que diferencio es entre trabajos inteligentes y est¨²pidos¡±. Sin llegar tampoco al surrealismo de tener a veces que aguantar sopranos haciendo de Violeta Valery en La traviata con 65 a?os¡ Aunque en la escena, dice Muti, ¡°no existe la edad¡±, hay cosas que pesan.
Este Don Pasquale sustituye a la intenci¨®n primera del m¨²sico en su regreso al Real. ¡°Quer¨ªa haber hecho La represalia, de Mercadante, pero tuve que apartarme un mes del trabajo por una peque?a operaci¨®n y quien me conoce sabe que no contaba con tiempo suficiente para ensayar¡±.
El proyecto Mercadante quiere recuperar ¨®peras enterradas y de paso establecer un nexo N¨¢poles-Espa?a. La represalia es una partitura que el m¨²sico descubri¨® en Madrid ya que fue compuesta bajo el manto de la presencia espa?ola en la ciudad natal de Muti. La validez de la ¨®pera napolitana a lo largo de la historia es crucial. Influy¨® en Mozart de manera decisiva y como tal en la deriva posterior de este arte centenario. La obsesi¨®n de Muti es demostrar su vigencia y de paso hermanar un repertorio tan espa?ol como napolitano para que no siga su curso en el caj¨®n del olvido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.