Ha nacido la ¡®tuiteratura¡¯
El director de cine Steven Soderbergh es el ¨²ltimo en iniciar una aventura literaria en la red social
En enero de este mismo a?o, un profesor de Historia afirmaba en la facultad de Cambridge, en Reino Unido, que el uso de las redes sociales estaba aniquilando el lenguaje escrito. Para este ense?ante, David Abulafia, el uso de la escritura que se da en Twitter o Facebook era la causa de que ¡°la gram¨¢tica y la puntuaci¨®n sean atroces¡±. Sus comentarios levantaron una controversia notable, especialmente porque muchos de sus estudiantes negaron que el ¡ªobvio¡ª baj¨®n del nivel intelectual relativo al adecuado uso de las palabras tenga que ver con la aparici¨®n de las redes sociales, siendo m¨¢s un fen¨®meno sist¨¦mico que coyuntural.
Sea como fuere, la reflexi¨®n de Abulafia llega en un momento en que Twitter se ha convertido en la gran red social, desbancando a Facebook, y dejando por el camino la sensaci¨®n de que el potencial de esta herramienta de comunicaci¨®n est¨¢ a¨²n por descubrir. Por el mismo atajo se ha colado el estudio de la Universidad Carnegie Mellon, la Universidad de Stanford y el Instituto Tecnol¨®gico de Georgia en el que los autores analizaron a m¨¢s de 14.000 usuarios de Twitter y centenares de miles de mensajes en busca de patrones de uso, evoluci¨®n del lenguaje (teniendo en cuenta que en esta red social, y si se prescinde de aplicaciones para extender los tuits, el usuario solo dispone de 140 caracteres) y diferencias entre sexos a la hora de tuitear. Sus conclusiones, muy comentadas en Estados Unidos, hac¨ªan hincapi¨¦ en la influencia femenina a la hora de escribir tuits y especialmente en la creaci¨®n de nuevos c¨®digos de comunicaci¨®n, con la utilizaci¨®n de los emoticonos, los acr¨®nimos y los signos de puntuaci¨®n, que se extiende ahora a la totalidad de la red social sin distinci¨®n de sexo.
El realizador ha difundido 14 cap¨ªtulos de ¡®Glue¡¯ desde su cuenta
El hecho de que Twitter se haya convertido en objeto de estudio (a veces sesudo, en otras ocasiones anecd¨®tico) es una prueba m¨¢s del calibre de la red social, utilizado ahora por m¨¢s de 100 millones de usuarios en todo el mundo, de los que un 40%, seg¨²n los mandamases de la compa?¨ªa, se limitan a ejercer el rol de mir¨®n, mientras unos 400 millones de personas ¡ªno necesariamente usuarios¡ª se conectan a la red mensualmente para saber lo que se cuece. Este potencial sin techo aparente (Twitter anunci¨® en abril que a partir de ahora permitir¨¢ que los anunciantes puedan ponerse en contacto con sus usuarios para ofrecerles sus productos dependiendo de las palabras que estos ¡ªlos tuiteros¡ª usen en sus mensajes, lo que abre una nueva v¨ªa de ingresos para la controvertida red social) no ha pasado desapercibido en ning¨²n ¨¢mbito, y el arte, uno de los sectores que mejor ha sabido aprovechar la tecnolog¨ªa y especialmente los monstruos como Facebook, Tumblr o la propia Twitter, no es una excepci¨®n. Hace unos d¨ªas fue noticia la aventura que Steven Soderbergh, director de cine y polemista profesional (ha anunciado su retirada del s¨¦ptimo arte en diversas ocasiones para a continuaci¨®n rodar una nueva pel¨ªcula), ha iniciado utilizando la red de los 140 caracteres. ¡°Voy a intentar escribir una novela en Twitter¡±, anunci¨® a los participantes de una conferencia privada (palabra algo arrojada en una ¨¦poca en que un rumor puede hundir la bolsa en cuesti¨®n de segundos). Dicho y hecho, a trav¨¦s de su usuario @bitchuation (que hasta hace pocos d¨ªas era solo un tuitero m¨¢s hasta que Soderbergh decidi¨® desvelar que era su cuenta) ha publicado 14 cap¨ªtulos de Glue, una extra?a novela que se acompa?a de im¨¢genes tomadas por el propio realizador y que algunos medios han calificado de twitterature (o lo que es lo mismo, tuiteratura, en espa?ol, un h¨ªbrido entre Twitter y literatura). La tuiteratura no es nueva, si puede decirse as¨ª. Jennifer Egan, a trav¨¦s de The New York Times, all¨¢ por 2012, ya public¨® un relato corto sobre una esp¨ªa del futuro que despu¨¦s pudo leerse en la revista The New Yorker. Varias editoriales underground estadounidenses publican avances de sus libros a 140 caracteres la entrega.
En EE UU, varias editoriales publican los avances de libros en tuits
Twitter no es ajena a estos intentos de implementar su red y hace un mes lanz¨® Twitter Music, un servicio para peque?os artistas que servir¨¢ de plataforma a m¨²sicos independientes, que llega apadrinada por Jason Mraz y Moby y que servir¨¢ para potenciar un aspecto sonoro (y mel¨®mano) que parec¨ªa olvidado, adem¨¢s de servir de banco de pruebas para la atormentada industria discogr¨¢fica. La ¨²ltima locura en la red social ha sido convertir el lenguaje pictogr¨¢fico japon¨¦s emoji en una tendencia despu¨¦s de que el artista Man Barlett hiciera un tuit al que se han sumado instituciones como los museos Paul Getty y el de Arte del condado de Los ?ngeles o la Tate Gallery de Londres. Barlett parece seguir la estela de Takashi Fujita o Karen Eliot, que han sido capaces de convertir los 140 caracteres en aut¨¦nticos cuadros. De hecho, si uno se pone a seguir el hashtag #twitterart en la red social se dar¨¢ de narices con un mont¨®n de locos tratando de convertir cada tuit en un galimat¨ªas gr¨¢fico. Finalmente, artistas contempor¨¢neos como Ai Wei Wei han empezado a usar la red que cre¨® Jack Dorsey en 2006 para contar sus performances en tiempo real, convirtiendo lo que deb¨ªa ser una herramienta de contacto en una aut¨¦ntica plataforma medi¨¢tica. Wei Wei, como Soderbergh o Barlett, ha encontrado en Twitter el martillo necesario para golpear la mesa sin ni siquiera tener que moverse de casa, dejando claro que las aparentes limitaciones de la red ¡ªlos 140 caracteres¡ª disparan la creatividad con m¨¢s fuerza que la de cualquier espacio ilimitado que Internet pueda ofrecer. Si el arte buscaba un amigo, Twitter acaba de tenderle la mano.
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