Chapurquiar
A estas alturas ya no se pueden hacer m¨¢s chistes a costa de la decisi¨®n de las Cortes regionales de Arag¨®n, que aprobaron una nueva ley por la cual el catal¨¢n pasa a llamarse Lapao y el aragon¨¦s pasa a ser Lapapyp
A estas alturas ya no se pueden hacer m¨¢s chistes a costa de la decisi¨®n de las Cortes regionales de Arag¨®n, que aprobaron una nueva ley por la cual el catal¨¢n pasa a llamarse Lapao, iniciales de Lengua Aragonesa Propia de las ?reas Pirenaicas, y el aragon¨¦s pasa a ser Lapapyp, Lengua Aragonesa Propia de las ?reas Pirenaica y Prepirenaica. Las bromas desahogan las tensiones, pero las tensiones territoriales son la sal de la vida de la pol¨ªtica. As¨ª que cuando la pol¨ªtica pasa a ser una broma alguien ha fracasado en su estrategia de generar conflicto. El sentido del humor tiene la capacidad de revelar de una manera cruda la ausencia de sentido com¨²n en actitudes, declaraciones, personalidades. Es de chiste, decimos de algo que supera nuestro nivel de aceptaci¨®n.
Todo el mundo entiende que los aragoneses no pondr¨¢n en pr¨¢ctica estas denominaciones, porque aman el surrealismo pero no hasta esos l¨ªmites. Entiende, como es evidente, que todo responde a nuestro eterno conflicto de lenguas. Y que lo aparatoso de la designaci¨®n tiene m¨¢s que ver con las prioridades de los partidos pol¨ªticos que con los ciudadanos. Existe una extra?¨ªsima tendencia a la rivalidad y lo competitivo que lastra las discusiones sobre las lenguas que se hablan en el Estado.
En Espa?a las lenguas son arrojadizas. Se usan unas contra otras, casi nadie celebra la condici¨®n pluriling¨¹e de nuestro pa¨ªs y mucho menos la fomenta. Las televisiones regionales se limitan a su lugar de influencia pol¨ªtica, sin competencia verdadera ni pugna por la calidad. Cada cual en su taifa, engordando los agravios y promoviendo la rivalidad. Aqu¨ª la lengua es belicosa. Y los partidos pol¨ªticos se ganan a sus votantes m¨¢s cr¨¦dulos a leng¨¹etazos. En fabla aragonesa se dice chapurquiar para referirse a revolver en agua salpicando alrededor. Buena definici¨®n de la acci¨®n de los pol¨ªticos con respecto a la lengua. Los aragoneses sobrevivir¨¢n con su tino habitual a los absurdos pol¨ªticos. Los catalanes hace tiempo que asisten a la utilizaci¨®n indiscriminada de la lengua propia para descalificarlos o seducirlos ideol¨®gicamente. Para el resto es otra muestra m¨¢s de que, en el cerril debate nuestro de cada d¨ªa, cada vez que nos sacan la lengua no solo pretenden burlarse, tambi¨¦n taparnos los ojos.
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