El cerebro de un mercenario, diseccionado ante la c¨¢mara
El asesino a sueldo Paulo Figueiredo estuvo 15 a?os en prisi¨®n por formar parte de los GAL Un documental descubre su leyenda
Paulo Figueiredo espera encaramado a un ¨¢rbol la llegada de su objetivo. Cuando lo hace, aparece con su mujer y su hijo, por lo que decide abortar su misi¨®n. Pocos minutos despu¨¦s, el hombre regresa solo a su coche. ¡°Y se qued¨® all¨ª para siempre¡±. As¨ª recuerda el propio asesino este d¨ªa de navidad en Lille en 1979. Acababa de ser contratado para liquidar a un miembro del GRAPO, y poco tiempo despu¨¦s este portugu¨¦s forjado en la guerra de guerrillas de las colonias africanas trabajaba para los GAL. Cobraba, seg¨²n dice, 60.000 euros por cada etarra liquidado. La cineasta portuguesa Salom¨¦ Lamas consigui¨® dar con ¨¦l y que contara ¨¦l mismo, sin artificios, sus motivaciones y su pasado cruento en el documental En tierra de nadie.
Una silla, un fondo negro en una casa aparentemente deshabitada, una c¨¢mara y un hombre que asegura ser un mercenario. Son los ¨²nicos elementos de una pel¨ªcula que se nutre de casi un centenar de reflexiones de Figueiredo, en forma de r¨¢fagas, sobre sus trabajos en Angola (usaban los ¨®rganos y extremidades de los asesinados como adornos, ¡°ya no les hac¨ªan falta los dedos ni las orejas¡±, dice a la c¨¢mara), su forma de operar cuando era contratado (¡°comet¨ªamos atrocidades: pero no s¨¦ si es importante¡±) o su regreso a Portugal tras vivir durante d¨¦cadas en las colonias (cuando regres¨® a la metr¨®poli tuvo que refugiarse en las urgencias de un hospital para saciar su sed de sangre, ¡°ese olor dulz¨®n¡±).
La pel¨ªcula es un juego entre la realidad y el enga?o. Tambi¨¦n es un juego para el espectador
El filme no es, insiste su creadora, una pel¨ªcula sobre hechos hist¨®ricos, sobre los a?os en que Angola era a¨²n parte de Portugal. Tampoco es una sesuda investigaci¨®n sobre el papel del gobierno espa?ol durante los oscuros a?os del GAL. ¡°La pel¨ªcula no es sobre eso¡±, insiste la directora Salom¨¦ Lamas. ¡°Tiene que ver m¨¢s con la est¨¦tica, con la ¨¦tica, pero no es una pel¨ªcula pol¨ªtica. De otra manera, no lo habr¨ªa filmado as¨ª, quiz¨¢ hubiera sido un documental para televisi¨®n¡±.
En tierra de nadie profundiza en la mente de un hombre que narra su oficio fr¨ªamente, casi sin darle importancia. Un hombre que Lamas conoci¨® a trav¨¦s de un amigo en com¨²n, un soci¨®logo que trabajaba con indigentes de Lisboa. Paulo Figueiredo result¨® ser uno de ellos. ¡°Me dijo que no ten¨ªa nada que perder¡±, relata la directora sobre sus primeros contactos con el mendigo que dec¨ªa haber acabado por encargo con la vida de nueve terroristas en Francia y Espa?a. ¡°Me dijo que viv¨ªa en la calle porque quer¨ªa huir de la sociedad. Ten¨ªa cierta ayuda como indigente, sobre todo del ayuntamiento, pero siempre la rechazaba¡±. Figuerido, dicen los peri¨®dicos, pas¨® 15 a?os en prisi¨®n por su vinculaci¨®n con los GAL.
A Salom¨¦ Lamas le interesa m¨¢s qu¨¦ se le pasaba por la cabeza del sicario y, sobre todo, jugar con las posibilidades de la narraci¨®n para mostrar la vida de un hombre que a menudo se presentaba ante la c¨¢mara de forma err¨¢tica. ¡°Estaba ansioso por hablar, pero pod¨ªas ver que la pel¨ªcula no era importante para ¨¦l¡±, rememora la cineasta. ¡°A veces me daba cuenta de que no estaba contando todo¡±. ?C¨®mo si estuviese jugando con la directora? ¡°Y con su mente, tambi¨¦n. Sabe que lo que cuenta est¨¢ impactando, as¨ª que en algunas partes parece que intenta forzar su discurso. Y a veces dec¨ªa algo y luego algo totalmente diferente¡±.
Ah¨ª reside, para Lamas, el inter¨¦s de su historia. ?Estaba entrevistando a un impostor? ¡°Lo que intento mostrar en la pel¨ªcula son esos asuntos controvertidos, esas paradojas. Segu¨ª esas pistas, como si fuese un juego entre la realidad y el enga?o. Es tambi¨¦n un juego para el espectador¡±. Un juego en el que lo de menos es el hecho al que se refiere sino las pistas que deja a la audiencia. ¡°Creo que Paulo dice la verdad, aunque no soy periodista, ni detective, ni miembro de un jurado. Ese trabajo lo tiene que hacer otro, no yo¡±.
Paulo Figueiredo, el que viv¨ªa en la calle, el que se puso ante la c¨¢mara, tal vez el sicario del que habla el documental, ten¨ªa previsto reunirse con Salom¨¦ Lamas cuando la producci¨®n estuviese lista. Ese encuentro nunca lleg¨® a producirse. La polic¨ªa lo encontr¨® muerto, pero la directora nunca pudo identificarlo. Se fue de la misma manera que vivi¨® su vida, dice, al margen de cualquier convencionalismo.
La cineasta cree que realmente lleg¨® a conocerlo. Piensa que la historia que cuenta es verdadera. Pero aun as¨ª, sigue dudando, igual que lo hace en la pel¨ªcula. ?Qui¨¦n es, realmente, Paulo Figueiredo? ¡°No lo s¨¦, es un nombre. Y es el que aparece en los informes del caso GAL, y es lo que Paulo dice ser. Pero mi pregunta sigue sin responderse¡±. Su intenci¨®n nunca fue contestarla del todo, al fin y al cabo. ¡°Es una especie de paraficci¨®n, una idea literaria que se refiere a lo real. ?Cu¨¢ndo lo viste cre¨ªste al personaje? Es sobre ello¡±.
Babelia
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