El tesoro ¡®porno¡¯ de Jorge Oteiza
Una exposici¨®n saca a la luz la serie de dibujos pornogr¨¢ficos y pol¨ªticos del artista Franco, las instituciones vascas y la bandera espa?ola figuran entre sus ¡®v¨ªctimas¡¯
En 1958, Jorge Oteiza se despidi¨® de la escultura. Desde su punto de vista, el proceso creativo en el que hab¨ªa puesto el empe?o de toda una vida ¡ªla desocupaci¨®n del espacio¡ª hab¨ªa concluido. Para qu¨¦ seguir.
Dej¨® al mundo un colosal legado en obras de arte de madera, hierro y piedra que beb¨ªa por igual de las fuentes constructivistas que de las profundas ra¨ªces de la cultura vasca. El legado de uno de los grandes de la escultura mundial del siglo XX. Tambi¨¦n manifiestos seminales de teor¨ªa art¨ªstica-filos¨®fico-matem¨¢tica, como Quosque tandem!, Ley de cambios o su c¨¦lebre Prop¨®sito experimental, un texto ins¨®lito por su lucidez, su inabarcable complejidad formal y su innegable sabidur¨ªa: Oteiza lo escribi¨® entre 1956 y 1957 y con ¨¦l gan¨® el Premio de Escultura en la Bienal de S?o Paulo de 1957. Un texto que el fallecido Santiago Am¨®n, uno de los nombres m¨¢s grandes de la cr¨ªtica de arte en Espa?a, situ¨® en su d¨ªa como base del ensayo de Martin Heidegger El arte y el espacio. Pero, como queda dicho, el vac¨ªo espacial se resolvi¨®, Oteiza dijo agur a sus maclas, a sus totems, a sus tizas, a sus hierros y a sus vol¨²menes y, refunfu?ando por en¨¦sima vez contra casi todo y contra casi todos recogi¨® los b¨¢rtulos y se apart¨® un poco del mundo. Sin embargo, otro proceso de vaciado, esta vez personal y limitado a los infinitos territorios de la min¨²scula intimidad, sigui¨® adelante, trazo a trazo, pu?etazo a pu?etazo, confesi¨®n a confesi¨®n, en lo que elegantemente podr¨ªa llamarse un proceso de onanismo intelectual y de modo un poco m¨¢s abrupto Masturbaciones, eyaculaciones y orgasmos del genio. Un vaciado ¡ªmental y art¨ªstico¡ª materializado en decenas de dibujos que algunos han llamado er¨®tico-pol¨ªticos pero que de er¨®ticos tienen poco o nada. As¨ª pues, pornopol¨ªticos, habr¨ªa que decir.
Crudeza, sinceridad, honestidad, acracia, egolatr¨ªa¡ son los ingredientes que Jorge Oteiza (Orio, Guipuzkoa, 1908 - San Sebasti¨¢n, 2003) fue introduciendo durante a?os en la marmita de sus pulsiones sexuales, aderezadas con la irremediable fijaci¨®n/aversi¨®n marca de la casa para con los pol¨ªticos y directamente inspirada en los fetiches sexuales grecorromanos y en el car¨¢cter tribal del falo como ariete de defensa o ataque. Producto de todo ello es la fascinante colecci¨®n de arte pornogr¨¢fico que, a partir del pr¨®ximo 13 de junio, podr¨¢ contemplarse en las salas del Instituto Valenciano de Arte Moderno, dentro de la exposici¨®n Oteiza ¨ªntimo y secreto. La muestra incluir¨¢ tambi¨¦n otros segmentos mal conocidos de la obra del artista, como las obras en papel de la Serie Euskara o la denominada Suite Faraldo, del nombre de Ram¨®n Descalzo Faraldo, cr¨ªtico de arte ligado a la Escuela de Madrid y con quien Oteiza se las tuvo tiesas.
Hay que decir que el IVAM se apunta un gran tanto con esta noticia: este medio centenar de obras constituyen no solo un peque?o tesoro art¨ªstico capaz de dar explicaci¨®n a algunas de las muchas neuras y explosiones de su autor, uno de los personajes m¨¢s volc¨¢nicos que ha producido la historia del arte en el siglo XX. Se trata, adem¨¢s, de un tesoro in¨¦dito, ya que jam¨¢s ha sido expuesto al p¨²blico en su conjunto (tan solo dos de estos dibujos estuvieron expuestos por espacio de unos d¨ªas en el museo Esteban Vicente de Segovia, y otros dos de ellos en Arco). Y realmente son muy pocas las personas que han tenido acceso a estas carpetas salvajes repletas de penes gigantes, vaginas como templos, atributos inconmensurables y muy alto voltaje en lo que se refiere a la masacre de dictadores, pol¨ªticos y asesinos: Franco, el Gobierno Vasco, ETA, todo cabe en las dianas de Jorge Oteiza, incluido ¨¦l mismo, que lo mismo se autorretrata con cuernecillos de s¨¢tiro exhibiendo un falo del tama?o de un ¨¢rbol que eyaculando sin complejos sobre la bandera de Espa?a o penetrando a Franco bajo la frase ¡°Ha sido un placer, excelencia¡±. Y de ah¨ª en adelante.
La serie podr¨¢ visitarse a partir del pr¨®ximo 13 de junio en el IVAM, dentro de la exposici¨®n Oteiza ¨ªntimo y secreto
¡°Todos los artistas dejan, a su muerte, un material que por lo que sea no han querido mostrar; y en ocasiones, los investigadores dan con ¨¦l, lo analizan y ven que es de inter¨¦s p¨²blico, porque encierra cosas que explican mucho de la personalidad del autor¡±, explica Francisco Calvo Serraller, comisario de esta exposici¨®n que sin duda dar¨¢ que hablar, para justificar la exhibici¨®n p¨²blica de unas obras que su autor jam¨¢s quiso mostrar, puros ejercicios de estilo en el mejor de los casos o ¡°puro exabrupto¡± en el peor de ellos, como explica Calvo Serraller: ¡°S¨ª, son exabruptos con los que Oteiza va exorcizando algunas de sus agitadas cuitas biogr¨¢ficas, una especie de diario dibujado de sus filias y sus fobias, y claro, esto, en un artista de la relevancia hist¨®rica de Jorge Oteiza, pues lo tiene, claro, tiene ese inter¨¦s p¨²blico¡±.
El comisario de la muestra, que es adem¨¢s presidente del Patronato de la Fundaci¨®n-Museo Jorge Oteiza de Alzuza (Navarra), no elude el car¨¢cter explosivo de este conjunto de carboncillos, grafitos, aguadas y tintas: ¡°Est¨¢ claro que, dependiendo de las creencias religiosas o morales, del pudor o de la ideolog¨ªa, puede haber gente que se sienta aludida u ofendida cuando vea este material. Pero es que Oteiza nunca fue una persona recatada, nunca ocult¨® sus sentimientos ni sus ideas¡ en el fondo, yo creo que esto solo puede escandalizar a quien no conozca bien a Jorge Oteiza¡±.
En su texto para el cat¨¢logo de la exposici¨®n (La armada sexual de Oteiza), Calvo Serraller evoca la figura de Francisco de Goya y la sit¨²a como una posible inspiraci¨®n para estos dibujos sexuales: ¡°S¨ª, recuerdan a veces el trazo de alg¨²n maestro que indudablemente el autor admiraba, como es el caso de Goya; bueno, el propio Goya era tambi¨¦n muy escatol¨®gico, como Oteiza, y hac¨ªa dibujos porno, o por lo menos dibujos con cochinadas¡±, explica el comisario de la exposici¨®n.
El cerca de medio centenar de dibujos que ahora sale a la luz p¨²blica es propiedad del coleccionista y galerista madrile?o Ernesto Guti¨¦rrez, que empez¨® a compr¨¢rselos hace cosa de 25 a?os al escritor, pedagogo y editor bilba¨ªno Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªn de Retana, fundador de La gran enciclopedia vasca y gran amigo de Jorge Oteiza. El valor de este conjunto de obras sobre papel ¡ªcuya autenticidad ha sido avalada por expertos como Pablo Jim¨¦nez, Edorta Kortadi o el propio Calvo Serraller¡ª no ha hecho sino incrementar su valor, y probablemente lo har¨¢ a¨²n m¨¢s tras su exposici¨®n p¨²blica. Cada uno de estos dibujos puede alcanzar hoy en el mercado un precio de hasta 60.000 euros. En diciembre de 2005 el entonces director del Museo Oteiza de Alzuza (Navarra) ya mostr¨® su inter¨¦s por la colecci¨®n y transmiti¨® por carta a Ernesto Guti¨¦rrez su deseo de que los dibujos pasaran a formar parte de los fondos del museo. No hubo acuerdo econ¨®mico.
Las obras se inspiran en la tradici¨®n grecorromana y la visi¨®n tribal del falo
Ya enmarcado y dispuesto para su viaje a Valencia, el universo sexual de Jorge Oteiza descansa entre embalajes, cartones y cajas sobre el suelo de su galer¨ªa, situada en el centro de Madrid. Entre pinturas de Millares, Sorolla, Regoyos, Clav¨¦ o Torres Garc¨ªa y bajo una cartulina negra de dos metros y medio con escritura en tiza blanca en el que el propio Oteiza plasm¨® su Ley de los cambios ¡ªuna de las verdaderas profesiones de fe te¨®rico-filos¨®fico-matem¨¢ticas de su arte¡ª los dibujos, de 32 x 22 cent¨ªmetros, recorren el mundo escondido y menos confesable del artista, y lo desempolvan.
El desfile de esta diatriba en papel deja sin respiraci¨®n. En uno de los dibujos, un pe¨®n de ajedrez se ha convertido en un pene vertical; en otro, un falo-ariete trata de derribar lo que parece la puerta de un castillo. Otro representa tres culos vistos desde atr¨¢s. Sobre cada uno de los culos puede verse una flecha clav¨¢ndose en ¨¦l. Sobre cada flecha pone ¡°ETA¡±. Sobre el culo situado en el centro del dibujo pone ¡°Ojete del lehendakari¡±. Y debajo, a modo de t¨ªtulo general, pone El Gobierno vasco. En otro, un glande enorme parte en dos y rasga un cartel en el que tambi¨¦n puede leerse ¡°ETA¡±. Debajo, una frase: ¡°No hay cojones en Euskadi¡±. Otro dibujo es un boceto de la escultura de Oteiza Espa?a va de culo, una figura masculina con los atributos sexuales al aire y el pu?o cerrado y levantado. En una de las obras m¨¢s crudas, el sexo abierto de una mujer de pelo largo tumbada en una cama da paso al t¨ªtulo del dibujo: La gran puta vasca. Uno de los trabajos m¨¢s llamativos de todo el conjunto es el titulado H¨¦rcules televisivo fascista. Se trata de una figura en color que, realizada sobre la base de estructuras circulares, recuerda sobremanera al universo art¨ªstico de Giorgio de Chirico. Todos estos dibujos fueron ejecutados por Jorge Oteiza a lo largo de los a?os 80 y 90.
Se trata de un tesoro in¨¦dito, ya que jam¨¢s ha sido expuesto al p¨²blico en su conjunto
En otro de los textos anal¨ªticos para la exposici¨®n de Valencia, Francisco Javier Rodr¨ªguez Chaparro enmarca con claridad el valor de estos dibujos y su encaje en la obra oteiziana. ¡°Oteiza era, ciertamente, antes que un artista en sentido tradicional, un pensador sist¨¦mico, totalitario incluso en sus planteamientos est¨¦ticos, que deseaba forjados en la necesidad l¨®gica. Estos dibujos abren una v¨ªa al Oteiza in progress, no al realizado y finiquitado; no al resultado, en definitiva, meta primera de su arte como tantas veces manifest¨®, sino al proceso¡±. Dicho de otra forma: el dibujo, estos dibujos, con todo lo que conllevan de reflejo y de pulsi¨®n, poco tienen que ver con la sistematizaci¨®n y el orden casi cartesiano a partir de los cuales el artista de Orio entend¨ªa el proceso art¨ªstico. Y de ah¨ª su valor.
?Meros ejercicios de estilo? ?Confesiones a tumba abierta sobre oscuras neurosis sexuales? ?Ajustes de cuentas consigo mismo y con aquellos que ¨¦l tanto execr¨® ¡ªlos pol¨ªticos y las instituciones, y en concreto las instituciones culturales vascas (Oteiza acab¨® legando su obra al pueblo navarro, y no al pueblo vasco, por desavenencias con el Gobierno aut¨®nomo)? ?Espejo imp¨²dico de pensamientos y anhelos dif¨ªcilmente admisibles por el com¨²n de los mortales? Los dibujos pornogr¨¢fico-pol¨ªticos de Jorge Oteiza vuelven a la vida como un incandescente tesoro art¨ªstico en forma de volcanes sexuales. Tomen nota los pudibundos. Apri¨¦tense los machos los militantes de la correcci¨®n pol¨ªtica. Revu¨¦lvase, quiz¨¢, en su tumba, Jorge Oteiza. Regoc¨ªjese el p¨²blico. Puro orgasmo.
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