La Frick Collection de Nueva York embauca a John Banville

De todas las galer¨ªas que he visto en el mundo, la Frick Collection en Nueva York es mi favorita. Tiene exactamente el tama?o perfecto para que uno no se sienta ni intimidado ni agotado por el n¨²mero de t¨¦soros que expone; tambi¨¦n, est¨¢ situado en uno de los edificios m¨¢s adorables de Manhattan. Por supuesto, uno debe ignorar que la colecci¨®n fue reunida por Henry Clay Frick, un gran ladr¨®n y bar¨®n del apogeo estadounidense. El precio del arte es alto.

En una visita reciente a Nueva York coincid¨ª felizmente con una exhibici¨®n especial de un pu?ado de obras de arte del incomparable Piero della Francesca, incluyendo La virgen con Ni?o y cuatro ¨¢ngeles, una pieza transcendental que muestra al artista en su esplendorosa tranquilidad y misterio.

Lo que no sab¨ªa es que hab¨ªa otra exhibici¨®n en Frick de dibujos de la colecci¨®n Clark en Williamstown (Massachusetts). Lo m¨¢s destacable de este espect¨¢culo, para m¨ª, fue la peque?a sala que conten¨ªa una docena de litograf¨ªas de Toulouse-Lautrec. Estas im¨¢genes resultan familiares por la incontable cantidad de veces que uno ha visto una reproducci¨®n de estas, pero ninguna le puede hacer justicia a lo que uno puede llamar la delicadez muscular de Lautrec, su maestr¨ªa de la l¨ªnea y el volumen, y su genialidad como colorista. Este es uno de los pl¨¢ceres de los museos, que en cada visita uno tropieza con algo nuevo, sorprendente y encantador.