Para¨ªsos
Esta semana hemos asistido a otro esfuerzo de los reguladores europeos por afrontar el insulto
Esta semana hemos asistido a otro esfuerzo de los reguladores europeos por afrontar el insulto de los para¨ªsos fiscales, verdadera zancadilla a la legalidad financiera en Europa. Si como dicen los expertos, en estos caladeros europeos se mueve el 10% del PIB mundial, estamos ante una de las grandes amenazas para la ecolog¨ªa econ¨®mica. La incapacidad para enfrentarse al secreto bancario y la captaci¨®n de dinero negro por pa¨ªses que ofrecen condiciones ventajosas exhibe una imagen de Europa lamentable. La lucha por la igualdad y la recuperaci¨®n de una cierta salud econ¨®mica pasa por eliminar este agravio comparativo que padecen las clases trabajadoras, sometidas a una presi¨®n fiscal extenuante, mientras observan c¨®mo los fuertes escapan de la regulaci¨®n.
Lo m¨¢s lamentable es que grandes empresas son las campeonas del fraude. Bancos, grandes multinacionales, transatl¨¢nticos tecnol¨®gicos, se burlan cada jornada de las fiscalidades nacionales. Es una de las estampas m¨¢s grotescas de nuestra pol¨ªtica com¨²n, maniatada por los pa¨ªses que explotan sus ventajas bancarias para crecer y humillar a las econom¨ªas m¨¢s d¨¦biles de la Uni¨®n. Pero no terminan ah¨ª los para¨ªsos invencibles. En Europa esta misma semana hemos asistido con estupor al voto en contra del PP contra la independencia profesional de los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos. Evitar los comit¨¦s de control period¨ªstico formados por voces independientes es otra evidencia de que Espa?a quiere seguir disponiendo de un para¨ªso medi¨¢tico donde a costa del erario p¨²blico los partidos que gobiernan la naci¨®n y las comunidades aut¨®nomas se pagan canales de propaganda y control pol¨ªtico.
El cierre pat¨¦tico del juicio sobre dopaje que involucraba a Eufemiano Fuentes nos coloca como capital del para¨ªso para el deportista dopado. Muchas veces dopado desde los medios de comunicaci¨®n, que conceden a estas disciplinas un trato privilegiado, la decisi¨®n de impedir utilizar las bolsas de sangre como prueba concluyente env¨ªa un mensaje sospechoso al mundo, que empieza a perdernos el respeto. El estupor porque en 24 horas hayamos tenido noticia de tres mujeres asesinadas por sus parejas en Espa?a nos obliga a pensar que la tarea m¨¢s necesaria en nuestro entorno es combatir los para¨ªsos de impunidad que nos cercan.
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