Disidentes
Ai Weiwei no oculta su furia contra la dictadura que no se atreve a acabar con ¨¦l. La vieja represi¨®n no cierra la boca a los contestatarios de la era digital
Fotograf¨ªa su dedo ¨ªndice haciendo la peineta a la plaza de Tiananmen. Rompe una vasija del neol¨ªtico para demostrar qu¨¦ f¨¢cil es. Filma a una galer¨ªa de personajes pronunciando "que te jodan, madre patria", ¨¦l mismo el ¨²ltimo. Persigue por la calle, c¨¢mara en ristre, a los polic¨ªas que le maltrataron durante su arresto. Recopila nombres de ni?os muertos en una tragedia que el r¨¦gimen quiso tapar. Monta una fiesta durante la demolici¨®n de su estudio por el mosqueado poder.
Toda la provocaci¨®n de que es capaz el artista chino Ai Weiwei, toda la furia que expresa contra una dictadura que le acosa pero no se atreve a acabar con ¨¦l, se muestran en la pel¨ªcula Never Sorry, de Alison Klayman (en Canal+). Weiwei es una figura excesiva en casi todo, que cuida lo medi¨¢tico. Normal: el impacto global de todo lo que hace le protege de que la persecuci¨®n vaya a m¨¢s.
Tambi¨¦n es la fama, a otra escala, la coraza de Yoani S¨¢nchez, la bloguera cubana decidida a abrir paso al periodismo independiente en su tierra, y que ahora concluye un viaje de casi tres meses tras abrirse la mano de los pasaportes. En Cuba es criminalizada a diario en los medios p¨²blicos, pero no tiene cuentas pendientes con los tribunales. Su discurso, que no suena a resentimiento sino a ilusi¨®n, recorri¨® el planeta entre alg¨²n escrache (en Cuba lo llaman repudio) que quisieron hacerle amigos del castrismo en pa¨ªses donde la opini¨®n s¨ª es libre. No sabe c¨®mo la recibir¨¢n a su vuelta. Con su licencia de mecan¨®grafa va a poner a prueba la apertura del raulismo dirigiendo un diario digital libre de la propaganda oficial.
Las dictaduras no son lo que eran. Tanto Ai Weiwei como Yoani S¨¢nchez estar¨ªan entre rejas, o algo peor, en tiempos no muy pasados. Pero son disidentes del siglo XXI: no conspiran para derrocar al tirano sino que act¨²an como si ya fueran libres. Y agitan ese clamor por la transparencia que recorre la sociedad digital tambi¨¦n all¨ª. La nueva bandera.
Los d¨¦spotas, que sab¨ªan c¨®mo reprimir a la cl¨¢sica disidencia clandestina, vacilan ante el poder de las redes ciudadanas. Les asusta lo que dicen los opositores; ahora ser¨ªa peor tratar de silenciarlos. Al menos alivia verles entrar y salir, que ya no se tengan que exiliar. Se?al de que algo se mueve, pero ?tan despacio!
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